El polvo, ese apasionado momento en el que somos capaces de aguantar media hora de ejercicio físico intenso, con posturas imposibles de imitar por un mono y una elasticidad que ya quisiera Nadia Comaneci, hasta ese fugaz instante en el que se escucha un espeluznante chasquido y el tiempo se detiene. “-¿Qué ha sido, doctor? -Un ataque de ciática/calambre en el gemelo/tirón muscular/lipotimia/desgarro anal.”
Lo mejor que te puede pasar es que no sea todo a la vez.
Es cierto que durante el sexo el cuerpo experimenta una serie de cambios que lo preparan para la batalla amatoria: la vasocongestión, que supone un aumento del volumen de la sangre que riega el cuerpo; la miotonía o aumento de la tensión muscular y el subidón hormonal que nos hace sentir que podemos con todo como aquel famoso caso de la madre que salvó a su hijo de morir arrollado por un tren corriendo a una velocidad muy superior a la marca mundial. Puede que un día podamos correr una maratón sexual y corrernos eufóricos sin morir en el intento pero, hay que reconocerlo, estamos en baja forma y ya tenemos una edad.
Y claro, luego nos pasa lo que con tanto acierto describe Richard Smith en su libro Cómo adelgazar follando: “Además de problemas de ligamentos, esta falta de preparación puede provocar agotamiento prematuro, cuyos primeros síntomas son la falta de aliento, sensación de vértigo al tenderse con excesiva brusquedad y un acuciante deseo de no hacer más que quedarse plantado ante el televisor. Y todo ello tras tan sólo cuatro minutos de juego preliminar. Como consecuencia se experimentará una sensación de inadaptación y letargo profundo, estado que puede durar entre dos horas y varios días, período durante el cual puede resultarle difícil caminar, servirse un zumo y mascar carne barata.”
Por no hablar de los fumadores que además experimentan ahogos, taquicardias y ganas de fumar en medio del polvo.
Tampoco es cuestión de que hagas calentamientos durante media hora al lado de la cama mientras tu nuevo ligue te mira con cara de desconcierto, pero si eres de los que vas al servicio para empolvarse la nariz y lavarse las partes pudendas, ¿por qué no estirarte?
En forma para el sexo según Richard Smith
Smith propone , medio en broma medio en serio, realizar una serie de ejercicios básicos una hora antes de la actividad sexual. Aunque su libro sea humorístico no está de más tomar nota:
Cinco Flexiones: Aumentan la capacidad para mantenerse firme cuando se está encima de la pareja. Facilitan la tarea de apartar a una pareja que se ha dormido encima tuyo.
Cinco Abdominales: Facilitan la tarea de saltar a toda prisa de la cama si algo va mal así como la tarea de incorporarse en caso de que se sientan deseos de mirar la televisión o comprobar qué hora es.
Cinco flexiones de Brazo:De ejecución obligada para los que deseen levantar en volandas a su pareja en el momento decisivo y llevarla al dormitorio sin riesgo de caer al suelo con ella gimiendo colmado de patetismo ( (y para poder mantener una masturbación enérgica y continuada a un hombre difícil de pelar sin que se te monte el tendón del bíceps, añado)
Tres abdominales invertidos:Para obtener una fuerza inhumana (y quitarse a una pareja entradita en carnes que se ha quedado dormida encima nuestro)
Tocarse los dedos de los pies (diez repeticiones):Permite adoptar posturas que bajo circunstancias ordinarias dañarían la columna.
Oprimir veinte veces una pelota de goma: Imprescindible para aferrarse a la pareja en el caso de que la cosa se ponga a tope.
Jogging: Incrementa la capacidad pulmonar y la eficacia del oxígeno, lo cual permite contener el aliento durante períodos de tiempo muy prolongados (practicantes de buceo a pulmón libre, razón aquí)
En forma para la vida, en forma para el sexo
Aunque en clave humorística, los consejos de Richard Smith tienen un poso de verdad: si no estamos en forma en el día a día cómo vamos a estarlo para practicar sexo. Mens sana in corpore sano debería ser una de nuestras máximas inquebrantables, pero nos cuesta mucho adquirir un hábito que mejoraría nuestra calidad de vida.
El deporte tiene innumerables ventajas tanto físicas como psicológicas. A nivel físico: mejora nuestra forma física y resistencia, aumenta el tono y la fuerza muscular, regula la presión arterial, incrementa y mantiene la densidad ósea, mejora la flexibilidad y movilidad de las articulaciones, elimina la grasa y sustancias tóxicas que envenenan nuestro organismo, mejora la resistencia a la insulina, mantiene sano nuestro sistema circulatorio y aumenta la oxigenación de las células. A nivel psicológico: reduce la sensación de fatiga, aumenta la autoestima, rebaja la tensión, la ansiedad, el estrés y la depresión, aumenta la concentración, la memoria, la agilidad mental y el buen estado del cerebro en general.
El ejercicio también es beneficioso para los órganos directamente relacionados con la sexualidad. Un estudio reveló que los hombres de 50 años que hacían ejercicio tenían un 30% menos de probabilidades de padecer una disfunción eréctil que los sedentarios.
Ejercicios para los órganos sexuales
Hay determinados ejercicios que mejorarán tanto nuestro estado de salud general como nuestra vida sexual ya que inciden directamente en los órganos sexuales y fortalecen determinados músculos aumentando su resistencia y elasticidad.
Fortalece tu vagina y tu pelvis con el Pompoarismo
En el artículo Técnicas para aprender a contraer la vagina os dimos consejos generales para aprender a fortalecer y controlar los músculos vaginales durante el coito; no ahondaremos en ellos sino que los ampliaremos con otros que forman parte de un conjunto de técnicas conocidas como Pompoarismo, cuya finalidad es enseñar a la mujer a contraer los músculos vaginales para intensificar su placer y el de la pareja. Repite cada una de estas técnicas diez veces.
1. Siéntate en una silla con la espalda recta, las plantas de los pies firmemente apoyadas en el suelo a unos 20 centímetros la una de la otra y las manos apoyadas en las rodillas. Contrae durante tres segundos los músculos vaginales como te hemos enseñado y relaja. Respira normalmente durante todo el ejercicio. Diez veces.
2. En la misma posición contrae y relaja los músculos vaginales con un ritmo rápido como la respiración que enseñan para controlar las contracciones pre-parto.
3. Tumbada boca arriba con las piernas separadas y arqueadas introduce un dedo en la vagina y apriétalo con fuerza. Relaja.
4. En la misma posición, introduce los dedos e intenta aspirarlos como si fuera una aspiradora durante tres segundos .Relaja.
5. En la misma posición, apoya la parte superior de la espalda firmemente en el suelo, los brazos relajados a ambos lados del cuerpo, eleva lentamente la pelvis mientras contraes los glúteos y el ano durante unos segundos. Relaja.
6. De pie, piernas flexionadas, pies separados unos 20 centímetros, manos en jarra sobre la cintura. Contrae la vagina mientras mueves la pelvis hacia adelante y hacia atrás durante tres segundos. Relaja.
7. En la misma posición y con los músculos vaginales contraídos: a. Mueve la pelvis hacia arriba y adelante; b. Mueve la cadera hacia la izquierda; c. Mueve la cadera para atrás; d. Mueve la cadera hacia la derecha. Relaja.
8. De pie, brazos colgando a los lados del cuerpo, pies separados unos 20 centímetros, contrae los glúteos durante tres segundos. Relaja.
9. En la misma posición, contrae y relaja los músculos de manera rítmica y rápida.
Estiramiento mariposa: Indicado para fortalecer y estirar los músculos pélvicos. Siéntate en el suelo, une las plantas de los pies, acércalas todo lo que puedas a tu pelvis y baja muy lentamente las rodillas hacia el suelo mientras respiras hondo y relajada. No fuerces el estiramiento ni tampoco “aletees las alas” como recomiendan algunos, es decir, sacudir las rodillas arriba y abajo ya que puedes provocarte un desgarro muscular.
Fortalece el suelo pélvico
El suelo pélvico o músculo pubocoxígeo rodea el esfinter anal y es imprescindible para mantener la erección, controlar la eyaculación precoz y evitar la incontinencia urinaria. Lo primero que debes hacer es localizarlo: imagina que estás orinando y luego intenta contener la orina contrayendo un músculo: ese es.
Una vez que lo tengas localizado puedes comenzar a practicar ejercicios suaves hasta que aprendas a controlarlo. Con el tiempo podrás ir incrementando la duración de cada tensión y las repeticiones diarias.
1. Ejercicio básico. Flexiona el músculo PC veinte veces. Flexiónalo, sostenlo un segundo y relájalo mientras respiras normalmente sin contraer la respiración. Repite estos ejercicios tres veces al día, tres o cuatro veces por semana. Puedes hacerlo tanto de pie como sentado o tumbado, y como es imperceptible para los demás, podrás practicarlo en cualquier sitio. Una manera muy efectiva de practicar este ejercicio es tumbado boca arriba con los hombros pegados al suelo, los brazos semi-extendidos a ambos lados del cuerpo y las piernas flexionadas apoyadas en los talones como explicamos para las mujeres.
2. Añadir contracciones lentas a cada ejercicio básico. Contrae lentamente los músculos PC tan fuerte como te sea posible, mantén la contracción otros cinco segundos y relaja gradualmente. Añade diez contracciones lentas a cada repetición.
Ejercicios para tu cuerpo
Todo tu cuerpo debe estar en forma puesto que es un sistema interconectado. Es un error desarrollar una parte descuidando otra. También lo es realizar ejercicios de manera incorrecta porque puedes lesionarte.
Los que te proponemos a continuación son muy suaves pero sería conveniente que le pidieses consejo a un preparador físico sobre tu estado de salud, los ejercicios más beneficiosos para ti y el modo exacto de realizarlos, incluyendo la respiración. Recuerda calentar antes de iniciarlos.
Fortalece tus brazos
Sentado/a o de pie, los brazos colgando a los costados con las muñecas hacia adelante, cierra el puño con fuerza, súbelo muy despacio como si estuvieras haciendo pesas. Repite diez veces.
Sentado/a o de pie, los brazos estirados por encima de la cabeza como si quisieras tocar el cielo con los dedos, entrelaza los dedos con fuerza formando un solo puño, bájalo muy despacio hasta que toque tu nuca. Estíralo hacia el cielo. Repite diez veces.
Fortalece tus piernas
Ponte de pie frente a un escalón, con la espalda y la cabeza rectas. Coloca un pie sobre éste, elévate hasta que esa pierna esté totalmente recta y la contraria esté en el aire. Regresa a la posición inicial. Repite con la otra pierna. Hazlo diez veces con cada una.
Fortalece la espalda
Este ejercicio es muy suave pero eficaz para fortalecer y relajar la espalda. Siéntate bien derecho/a con los brazos doblados. Cierra los ojos y respira regularmente. Echa los hombros hacia atrás presionando los omoplatos hasta que casi se toquen mientras bajas la cabeza muy suavemente hacia adelante. Si sientes un leve dolor, respira profundamente y afloja. Relaja los brazos a los lados de tu cuerpo. Sujeta una rodilla con las dos manos entrelazadas y presiona tirando de brazos y hombros.
Fortalece tu estómago
Con estos sencillos ejercicios mantendrás tus abdominales fuertes sin tener que realizar un esfuerzo excesivo, la clave radica en contraer los abdominales rítmicamente como cuando realizas los ejercicios para fortalecer el suelo pélvico y las paredes vaginales.
1. De pie, contrae los abdominales (contraer no es meter la tripa, sino hacer fuerza como si fueras a orinar), aguanta 30 segundos, relaja
2. Tumbado/a boca arriba, coloca las manos justo debajo del ombligo. Exhala expandiendo el estómago, inhala empujando el ombligo hacia dentro todo lo que puedas, Resiste diez segundos. Exhala. Repite la serie cuatro veces.
Recuerda calentar antes de realizar cada ejercicio y estirar al terminarlo para prevenir lesiones y agarrotamiento muscular.
Ánimo, si eres constante en poco tiempo podrás hacer el salto de la gacela en celo con gracia y talento: ni la Nadia.
“Can’t Remember To Forget You” – Shakira & Rihanna
2 comentarios
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