Históricamente eran habituales los enlaces concertados, los matrimonios de conveniencia en los que las mujeres contraían matrimonio con hombres 15, 20 y hasta 30 años mayores que ellas. Los motivos eran claros: la familia de la mujer buscaba un hombre que pudiera cuidar de ella y mantenerla ya que a las mujeres no se les permitía independencia ni trabajar en los mismos lugares que los hombres. Ella era una boca más que alimentar en los hogares pobres, una carga de la que había que desprenderse.
El hombre mayor ganaba una esposa joven con todas las ventajas que eso implicaba: joven, sana y fuerte para las relaciones sexuales, los hijos y las labores tanto domésticas como del campo; y con el tiempo, sería ella la que le cuidase al llegar a la vejez, siendo más madre que esposa. ¿El amor?, ya vendría luego si es que venía.
Salvo excepciones, el hombre fallecería antes que la esposa quien, tras su muerte, heredaría todos los bienes junto con los hijos si es que no había nacido en lugares en los que se la despojaba de toda posesión. En la India, el Código de Manu, una de las escrituras sagradas más antiguas, afirma que una mujer al enviudar tiene tres opciones: casarse con el hermano más joven del marido, quemarse con el marido muerto o llevar una vida de abnegación. Si no hace las dos primeras cosas deberá sufrir en vida para ser pura en cuerpo, pensamiento y alma.
Por desgracia, las cosas no han cambiado tanto en muchos países en los que siguen practicándose los matrimonios concertados con menores y en los que una niña bonita puede sentirse afortunada ya que podrá optar a un hombre de mejor posición económica que una menos agraciada a la que le espera un destino todavía más duro.
El caso más sangrante es el que viven las viudas en la India a las que no se les obliga a practicar satí pero algunas lo preferirían ya que tal y como expone Diana Ros, fundadora de «SOS Mujer» a abc.es «Una vez ha muerto su marido, pasan a vestir de blanco – el color del luto en India- y ven cómo su feminidad queda anulada ya que llevan la cabeza rapada, envuelta en una tela sin coser, la marca de la ceniza en su frente y se las despoja de todo estatus social».
Relaciones con hombres mayores hoy en día
Afortunadamente el feminismo y la lucha por la igualdad y el respeto hacia la mujer ha conseguido que los matrimonios concertados se practiquen cada vez en menos países y los convencionalismos sociales que hacían ver que casarse sin amor con un hombre mayor con cierto estatus social era sinónimo de inteligencia, han caído por su propio peso, aunque por desgracia se estén dando todavía muchos casos de mujeres que se casan con hombres mayores que ellas por una cuestión meramente económica.
Quizá el hombre finja no saber que ha comprado amor y ella finja amar, pero en el fondo ambos saben la realidad: es una transacción comercial.
Dejando a un lado estos casos en los que prima la necesidad, hoy en día siguen habiendo mujeres que escogen hombres 15, 20, 25 años mayores que ellas para mantener una relación afectiva.
¿Cuáles son los motivos por los que una mujer escoge a un hombre mucho mayor y un hombre a una mujer mucho menor? Cada caso es único, pero si debemos generalizar para trazar un perfil común, según los psicólogos, los motivos son los siguientes.
¿Qué buscan las mujeres?
Seguridad emocional
Hay mujeres que necesitan sentirse seguras, arropadas, protegidas y un hombre mayor que ellas puede ofrecerles, en teoría, un refugio. La necesidad de protección proviene en muchas ocasiones de la ausencia de un padre en la infancia, o de la necesidad de redimir a un padre ausente o poco entregado. En los casos de hogares en los que se ha vivido violencia de género, algunas hijas buscan un hombre mayor con un carácter similar al padre para intentar “salvarle” ya que se sienten culpables al no haber podido cambiar al suyo.
Seguridad económica
Un hombre maduro suele tener la vida resuelta a nivel económico. Un estatus social, una posición relativamente firme. Esa posición económica sirve como una red de seguridad a la mujer mientras estudia o trabaja construyendo su propia vida.
Experiencia y madurez
Un hombre maduro tiene un bagaje vital y por ello se le presupone además de experiencia, conocimientos y amplia cultura. Un hombre maduro es mejor amante, mejor conversador, más culto, más profundo espiritualmente.
Como decíamos, estas explicaciones son generalidades basadas en tópicos que no tienen por qué cumplirse. Ni todas las mujeres que mantienen una relación con un hombre mayor buscan estabilidad, ni ellos pueden ofrecerla puesto que haber cumplido años no confiere madurez, depende de lo que el hombre haya hecho durante esos años. Puede ser torpe en la cama, dilapidador con sus bienes, sin la menor cultura y con la profundidad de un plato llano en cuestiones espirituales y filosóficas.
Ya lo decía Rita Rudner (resumiendo un pensamiento de la célebre Agatha Christie): “La antigua teoría era : Cásate con un hombre mayor, porque son maduros. Pero la nueva teoría es: Los hombres no maduran; cásate con un hombre joven”.
¿Qué buscan los hombres?
Exhibir un trofeo
Salir con una mujer más joven (y más bonita) es símbolo de poder y status en determinados círculos sociales. La mujer es un objeto más a exhibir como el coche, el reloj o la mansión.
Proteger
Al igual que hay mujeres que necesitan ser protegidas, hay hombres que necesitan proteger. En muchas ocasiones las personas que mantienen este tipo de relaciones (ya sea el hombre como la mujer) sufren co-dependencia, es decir, necesitan cuidar, salvar y redimir al otro tanto como, en el fondo, necesitan ser cuidados, salvados y redimidos. Por lo tanto, se mantiene una relación con una persona a la que se desea proteger y salvar: de una familia, de una situación o de sí mismos. Es el héroe, el príncipe azul, el caballero a lomos del caballo blanco.
Enseñar y aprender
Es halagador tener un discípulo que desea aprender de nosotros, que nos admira, idolatra, al que nuestro pasado resulta interesante y no las batallitas que nadie quiere oír. El discípulo desea ser enseñado y a la vez enseña o, por lo menos, recuerda lo que habíamos olvidado. Ella vive experiencias novedosas a las que no accedería con personas de su edad y él siente rejuvenecer de nuevo al redescubrir sus experiencias, revivir sus vivencias y retomar aficiones que no vivía desde la adolescencia.
Una mujer joven tiene otra manera de vivir la vida, (a fin de cuentas está pasando por las fase adolescente por la que ya pasó la madura): quiere divertirse, disfrutar cada instante, los problemas son (relativamente) más nimios, los dramas intensos pero no serios, se asombra ante la novedad y cada nuevo descubrimiento. Es un excelente conductor para el regreso a la infancia, a la ilusión por la vida, a la espontaneidad, la aventura, todo aquello que uno olvida cuando le vence la vida y la rutina, las obligaciones y la experiencia vital pesa y amarga.
Comodidad
Una mujer más joven es relativamente más sencilla de manejar, incluso de manipular. El hombre es más experto, tiene un bagaje emocional más amplio, alguna relación previa larga (incluso un matrimonio), una mentalidad más curtida. El hombre juega con ventaja a la hora de enfrentarse a las discusiones y a las emociones; conoce el siguiente paso antes de que el otro lo haya dado y sabe cómo esquivar las armas que se emplean contra él porque ya le han atacado con ellas. Con esto no queremos decir que siempre sea un manipulador, sino que la manera de solucionar los conflictos será menos compleja que con una mujer de su edad.
La fascinación de la Lolita
Hay una fascinación sexual hacia las chicas más jóvenes que no podemos obviar. Muchos hombres se sienten atraídos sexualmente por las adolescentes. Un ejemplo claro de eso es el triunfo del Hentai y el material pornográfico con mujeres reales en el que chicas que rozan peligrosamente la minoría de edad visten falditas de colegialas, chupan piruletas y se sonrojan ante una insinuación sexual aunque luego demuestran ser fieras en la cama.
Las mujeres son más precoces en el descubrimiento de su sexualidad como han demostrado numerosos estudios y algunos hombres desean ser maestros que las inicien en ese arte: sumisión y dominación entremezcladas, dominante y dominado que intercambian sus papeles constantemente. Peligrosa frontera que se debería vigilar en todo momento para no caer en la pederastia.
Visión psicológica de la relación
Según la psicóloga Lina María Toro Velasquez, el hombre puede estar experimentando el síndrome de Peter Pan. Al igual que el personaje sufre una crisis de madurez y no desea crecer ni envejecer.
Para evitarlo, cambia su apariencia vistiendo más juvenil, sus aficiones, su comportamiento y se sumerge en el mundo de los adolescentes o jóvenes adultos creyendo que retoma esa parte de su pasado, que no es un adulto, que hay una manera de revitalizar el adolescente que hay en su interior.
Al relacionarse con jóvenes siente rejuvenecer y cree proyectar una imagen juvenil a la vez que interesante dada su madurez.
Esta necesidad puede venir en un momento de crisis existencial o ser una parte intrínseca de su personalidad. El hombre cumple años pero no madura sino que su personalidad tiene las mismas características que Peter Pan: Irresponsabilidad, rebeldía, cólera, narcisismo, dependencia, negación del envejecimiento, manipulación, y la creencia de que está más allá de las leyes de la sociedad y las normas en ella establecidas.
En la relación con una chica más joven, el hombre siente que regresa a su juventud, vive otra nueva y distinta (al tener que adaptarse a los cambios que ha experimentado el ocio para los jóvenes desde que él lo fue) y tanto con ella como son sus amigos adopta un rol de líder de la manada.
A su vez, ella comparte sus vivencias con un hombre maduro y responsable pero que parece ser un joven todavía, y eso le hace creer que siempre estará a la vanguardia de sus deseos, intereses, gustos y evolución personal.
Visión sexo-afectiva
Continuando con la psicóloga Lina María Toro Velasquez, en este tipo de relaciones hay, como no podía ser de otro modo, un componente sexual.
La mujer vive una experiencia sexual enriquecedora con un hombre conocedor del cuerpo femenino y que le enseña a vivir el sexo de un modo distinto al que ha experimentado con adolescentes con los que se ha acostado. Para él es motivo de vanidad así como de reafirmación de su autoestima, rejuvenece y se siente más atractivo y seductor. y añadimos nosotros, también disfruta de una experiencia sexual satisfactoria.
Según la psicóloga, estas relaciones están abocadas al fracaso porque para que una relación funcione las dos personas deberían encontrar en el otro un complemento, una afinidad, una posibilidad de crecimiento mutuo y si hay una amplia diferencia de edad es “complejo encontrar complemento y afinidad con tantas diferencias de por medio, ya que los momentos evolutivos de cada persona, sus intereses, el enriquecimiento mutuo, se caracterizan por la disparidad, donde uno aporta el otro recibe; para el caso: El hombre aporta y la joven recibe, casi que es un papa educando a su hija, un maestro con una de sus estudiantes, un tutor con su aprendiz”.
Personalmente creo que sería interesante que la especialista aclarase qué entiende por fracaso ya que por el hecho de que una pareja termine no tiene por qué haber fracasado. En la vida, encontramos personas con las que compartimos una parte del camino, puede ser larga o puede ser corta, pero lo importante es haber aprendido algo con la experiencia, algo que nos enriquezca.
Si basamos nuestras relaciones sólo con base al matrimonio o a la duración vital, olvidamos que la muerte acecha en cada instante y que terminar hoy con algo que nos enriquece porque quizá mañana acabe es pre-ocuparse en vez de ocuparse.
Como diría Edward James Olmos en Blade Runner: “Lástima que ella no pueda vivir, pero ¿quién vive?”
“Je t´aime…moi non plus” – Sege Gainsbourg & Jane Birkin
5 comentarios
Al principio puede prevalecer una química mutua, fascinante, que te lleva a vislumbrar un futuro prometedor.
Pero llega un momento en la vida que la diferencia de edades causa estragos, mostrando cada quien sus intereses propios de la edad, haciendo a un lado la facinacion que había al principio.
Hay jovencitas, que ven en el hombre maduro, solo deseo sexual por la experiencia que tienen y seguridad economica; nada de amor y/o cariño, solo SEXO, peros sexo seguro y sano, y punto, sin vueltas que dar, es parte de la biologia humana, instintivo y natural
Como en cualquier tipo de relación sexual, si es de mutuo acuerdo todo esta en su sitio, pero es verdad que la fascinación de las lolitas tiene un morbo añadido para muchos hombres, sobre todo ronda la ” pitopausia “
La verdad es que las tias somo un poco complicaditas. Pero la experiencia es un grado
Si Victor, Pero también es cierto que las mujeres sentimos atracción por los hombres mayores y desde jovencitas.