

La sala se va llenando, una amalgama de murmullos en crescendo acompaña el sonido de múltiples pisadas sobre el largo pasillo del patio de butacas. Leves crujidos de madera, pisadas firmes y tacones de aguja que parecen clavarse en el suelo. Con sus entradas en la mano, la gente espera la llegada del acomodador que les indique la butaca correspondiente, mientras los menos pacientes buscan las suyas por su cuenta y riesgo. El aroma de ambientador cutre enmascara una gran diversidad de fragancias femeninas y masculinas, palomitas de maíz y goma de mascar. El inconfundible olor a tarde de domingo.
Las luces se apagan lentamente mientras los cortinajes dejan ver la blanca palidez de la pantalla, que por arte de magia comienza a exhibir imágenes. Suena una música tranquila. Tengo calor. Súbitamente algo comienza a serpentear en mi interior, algo salvaje que me hace estremecer. Intento acomodarme de nuevo en la butaca. Sin querer, toco con la pierna levemente la del hombre que está a mi derecha, no sé porqué, pero siento un escalofrío.. No parece haberle dado mayor importancia, sin embargo, me ha gustado ése contacto. Me está excitando muchísimo la idea de “ser mala” durante un ratito en mi vida, en la que siempre flotó en mi mente el fantaseo de llevar a cabo alguna travesura prohibida. Sé que ésta es la ocasión, la oscuridad es mi motivación y mayor aliada. Me asombra mi osadía, pero quiero hacerlo de nuevo, necesito provocarlo, ver hasta donde es capaz de aguantar, Me está mirando de reojo, puedo sentirlo, está pendiente de mí. Dejo caer el bolso y al recogerlo finjo perder algo de equilibrio y dejo que mi mano se pose delicadamente sobre su muslo. Cuánto me gustaría seguir hasta la entrepierna, adivinar lo que oculta, pero me contengo, no quiero asustarle ni atosigarle, no todavía.
Nos miramos, pero el velo de las sombras nos borra el semblante. Poco importa, las tinieblas alimentan la pasión y nublan el entendimiento.
Me acomodo, busco el reposabrazos y dejo que la mano descanse unos segundos sobre la suya. Es cálida y suave. Acalorada, retiro mi bolso de las rodillas, lo dejo a un lado. Ahora siento las piernas libres y vulnerables. Con la sutileza de una bailarina árabe, me recoloco las medias, las estiro con sumo cuidado hasta las ingles. La falda parece volverse invisible, no la necesito, desearía en éste momento estar desnuda, porque así nos sentimos yo y mi vergüenza. De repente comienzo a notar un dedo tímido que medio disimulando me recorre la pierna de arriba abajo, desde la rodilla. Se me eriza la piel. Ha recogido el testigo, lo cual me satisface y calienta tremendamente. El índice juguetón se oculta bajo la falda sin pausa pero con prisa; hasta que a éste se unen dos más, luego tres y finalmente la palma de la mano en su totalidad. Con total confianza al comprobar que descaradamente me dejo hacer, toma posesión del interior de los muslos, zona para mi especialmente erógena y sensitiva. El calor de su mano empieza a nublarme la vista. Creo que incluso tiembla algo dentro de mí junto a los latidos cardíacos.. ¡Vamos, así, no pares, continúa!, le digo sin proferir palabra, como si quisiera expresarle telepáticamente la gran cantidad de barbaridades y palabras soeces que acuden a mi imaginación. Nunca hubiera pensado que podría llegar a hacer y pensar semejantes cosas y la verdad es que me gusta dar rienda suelta a mis instintos primarios, salvajes. Encantada de sentirme sucia, no mirar atrás y abstraerme del mundanal ruido para caer en las dulces garras del placer absoluto.
El apetecido manoseo prosigue su camino, cada vez más cerca de su objetivo ( y del mío). Me muero de ganas por que la mano atrevida alcance su meta final y cuando lo consiga, que quede empapada y perfumada con el olor de mi sexo Ya está aquí, se introduce por debajo de mi braga como una culebra buscando su escondite. Presiona con suavidad primero y determinación después mi clítoris, que se va derritiendo como mantequilla en la sartén. Pasan los segundos, necesito gemir, suspirar, pero me contengo. No estamos solos, pero también esa circunstancia aporta su plus de excitación al acercarme más a los límites de lo prohibido, de lo correcto. No puedo aguantar tanto placer, soy toda agua, si continúa con el mismo ritmo, no podré contenerme mucho más. El muy cabrón juguetea con mis labios vaginales. Introduce sus dedos una y otra vez. El orgasmo es inminente, me preparo a recibir su explosión. Muero de gusto, no puedo reprimirme. Fruto del espasmo, aferrada a la butaca incluso levanto ligeramente el trasero del asiento clavando los pies en el suelo. Intento taparme la boca, pero aún así, creo que la señora de la fila delante de la nuestra se ha percatado de algo. Ha estado unos segundos mirando hacia atrás… pero no pasa nada, sigue atenta a la pantalla. Quiero agradecer a mi improvisado amante todo el placer obtenido; por eso, libre ya de todo pudor y todavía muy caliente, acaricio con mimo su entrepierna y paso a bajarle despacito la cremallera del pantalón. Rebusco cuidadosamente por el interior hasta que consigo extraer su miembro. de durísima textura y candente como el hierro del herrero. Tenía un enorme deseo de tenerlo en mi mano. Lo disfruto y exploro a ciegas. La punta del glande se nota húmeda. Unas gotitas de líquido preseminal demuestran lo excitado que está, lo mucho que me desea. No será muy complicado conseguir que eyacule. Su apetecible falo erguido está a punto de ebullición. Lo masajeo delicadamente y procedo a masturbarle mientras él no deja de acariciarme hasta donde le alcanza la mano.
Voy aumentando el ritmo con celo, agitándolo lo más discretamente posible, pero no puedo parar. Quiero exprimirlo, ordeñarlo, sentir el calor de su esperma en la palma de la mano. Un par de toques más. ¡Dame esa leche, es mía, me pertenece, la merezco!. ¡Eso es! Mmmm me gusta su placer. Ahora ha sido él quién se ha visto obligado a taparse la boca. La señora de delante nuevamente gira su cabeza con un sonido de desaprobación, para volver a sumirse inmediatamente en el celuloide. Juntamos nuestras manos durante varios minutos, apretándolas, mezclando los olores y fluidos que permanecen en ellas. Sin intentar mirarle a la cara, recoloco mi falda, tomo mi bolso y mi chaqueta, me levanto y encamino hacia la salida plena de gozo, con una gran sonrisa de satisfacción.
No me siento una depravada, ni disminuida en absoluto en la moral, todo lo contrario, me veo más mujer, liberada de muchos complejos absurdos y frustraciones enquistadas hace mucho tiempo. El que sea una mujer casada y con hijos carece de importancia. Debía haber dado un paso así mucho antes. He renacido.
Por cierto, la película que se proyectaba ha gozado de grandes críticas, y está considerada como gran favorita para los Oscar. Creo que merecerá mucho la pena verla de nuevo. ¿No creen?
Max Piquer ©
“Y ¿Si fuera Ella?” – Pablo Alboran – David Bisbal – Antonio Camona – Manuel Carrasco – Jesse & Joy – Juanes – Pablo López – Malú – Vanesa Martín – India Martínez – Antonio Orozco – Niña Pastori – Laura Pausini – Abel Pintos – Rozalen – Shakira -Tommy Torres performing
MAX PIQUER
Nació en Valladolid aunque se crío a orillas de la Gran Vía madrileña. Atraído desde pequeño por el arte, proviene del mundo del teatro al que ha dedicado gran parte de su vida, sumido en la interpretación, dirección y docencia escénica. Sus primeros pasos en la literatura los daría como articulista, crítico musical y cinematográfico en diversas revistas y fanzines durante los años ochenta; en plena efervescencia de la celebrada “movida madrileña”. Asimismo escribió y adaptó varias obras teatrales y algunos musicales foráneos como Hair o Little shop of horrors. Años más tarde; en los albores de Internet creó los blogs Old TV series de corte nostálgico, Este perro mundo dedicado a la música pop y rock y Vestido para amar donde empezó a cultivar el género literario erótico – romántico.
MUJER es su primer libro autopublicado en formato digital y formato impreso, y que se encuentra a la venta en Amazon. Sesión de tarde es uno de los relatos contenidos en este libro. Un “Cocktail” de relatos cortos y prosa poética compuesto con los siguientes ingredientes: amor, erotismo, seducción, romanticismo, sensualidad, ternura, lujuria, vicio y fantasía. Con el objetivo de transmitir la magia de esos momentos inolvidables en los que sentimientos y sensaciones se desbordan hasta desembocar en los océanos del placer. Básicamente, un tributo a la esencia femenina, la libido y el arte de amar.
BOOKTRAILER: http://youtu.be/LR9ZzAXC5fE
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