
En el Estudio Teatro Madrid se está representando la obra de teatro Cómo ser Woody Allen, una comedia coral inspirada en algunas de las geniales películas del director neoyorquino en la que ocho personajes comparten sus dichas vitales y sus desventuras amorosas. Las historias entrecruzadas de cada uno de ellos acabarán conformando una red de relaciones tan disparatada como posible.
La historia de amor entre el maduro Jack y la joven Denise marcará el camino de la depresiva Samantha, amiga a su vez de la intrépida Lucy, quien ante el desengaño romántico no duda en acudir a clases de técnica sexual impartidas por la despampanante Brenda, esposa de Victor, el terapeuta de Jack… y de todas sus parejas. A su vez, el camino de redención iniciado por Kenny se cruzará con el de Samantha, mientras que el atildado Sr. Larsson, también paciente de Victor, se dará de bruces, literalmente, contra las curvas de Brenda.
Esta picante comedia apunta a convertirse en una de las sensaciones del circuito teatral madrileño como ya lo fueron, otras obras anteriores de la misma compañía. Divertida, erótica, transgresora, con un humor fresco aunque inteligente, Cómo ser Woody Allen pretende arrancar carcajadas sinceras a la vez que profundas reflexiones sobre el sexo, las relaciones amorosas y los límites que nos impiden disfrutar de nuestra sexualidad. Hemos entrevistado a su director, Diego Bergier, para que nos hable de ella y de parte de su trayectoria profesional como Profesor de Arte Dramático, Director de Escena y Actor.
Sexológicos
Las obras que diriges se caracterizan por su humor mordaz, el trasfondo crítico contra la sociedad, y una evidente transgresión contra lo establecido.
Es el estilo que me caracteriza, una suerte de bandera o sello y debo confesar que me siento atrapado en este género, pero no lo sufro, lo disfruto, y siempre me invita a creer en una nueva utopía, mi leitmotiv. ¿El motivo? principalmente porque disfruto de ese estilo, tanto en la previa (lectura, adaptación, proceso de montaje), como durante las representaciones. Incluso me deja un sabor muy dulce cuando me distancio de esa obra y la puedo recordar con placer. Siempre he creído que la misión del artista es hallar una metáfora contundente capaz de desestructurar la pasiva mirada del espectador acostumbrado al horror de lo cotidiano, llamar la atención sobre el escabroso destino al que se haya sometido, provocarlo, hacerlo participe… No es tarea fácil… pero eso es otro tema.
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También las que escribes; como tu ópera prima Cobardes (desnudos)
Diego Bergier
Hace mucho de aquello. Yo era un joven iluso con ganas desesperadas de mostrar mi teatro, y con tanta desesperación la obra acabó por devorarse al proyecto y a su gente. Pensad en ésto: la trama de la obra era un grupo de jóvenes que estaba decidido a generar una acción concreta para cambiar el destino de sus vidas; ¡guau de cojones!. En el desarrollo de la obra mostrábamos simbólicamente el recorrido de esas esperanzas que se frustraban una y otra vez. Final trágico, como era de esperar. Pues bien, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Era demasiado realista como para que pueda esbozar un suspiro de catarsis. Ensayo-error. ¡Chin pum! Aun así guardo un hermoso recuerdo de aquel montaje.
La crítica social y el deseo de sacudir conciencias cala en el público. Con la obra Museo de Indignadores, el público se indignó realmente.
Diego Bergier
Una obra que generó múltiples reacciones. Espectadores maravillados por lo mordaz del texto, espectadores que la tildaron de “panfleto” y otros pocos que acabaron ofendidos e indignados; estos últimos, espectadores más proclives al actual poder político. Me hubiera gustado seguir adelante con esta obra, me parece que era una buena propuesta burlesca del actual escenario del poder. Yo imaginaba que generaría más sorpresa e impacto en el público, pero lejos de eso resultó ser una obra más, no sé, será que cada vez cuesta más sorprender al actual espectador. Es cierto que no contamos nada nuevo con Museo de Indignadores, tampoco cuentan nada nuevo las obras Miller, Lorca, Shakespeare, ni siquiera las de Yasmina Reza o Mayorga y, sin embargo, me encanta ver en escena las obras de estos dramaturgos. Con Museo solo intentamos reflejar, una vez más, el lado oscuro de la impunidad del poder vigente. Casi nada. La receta es simple, como no podemos cambiar la realidad, pues buscamos una catarsis de humor para que al menos sea más llevadera.
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Tu modo de abordar la sexualidad en el escenario también es transgresora. Como una de las últimas obras que representasteis, la aclamada Una historia de azotes.
Diego Bergier
No sé si tan aclamada, pero sí una propuesta tan extraordinaria como intensa. Una historia de azotes es un magnifico texto de mi amigo y compañero de compañía Alejandro Feijóo que se caracteriza por ser una propuesta inquietante, sugerente, cautivante y provocadora. Sin duda que el erotismo y la sensualidad tienen un lugar destacado en esta obra. La trama muestra el juego de una pareja sadomasoquista como metáfora del mundo de las relaciones con uno mismo, con el otro, con el goce, con el dolor, con el sistema, con lo desconocido, con el miedo, con el deseo…
Podríamos decir que fue transgresora sencillamente porque no es cómodo ni ameno para el espectador una propuesta de dos personajes en plena faena sadomasoquista durante 45 minutos donde la tensión se apodera del espacio casi constantemente. Quizás esto mismo no ha distanciado de un público masivo. Sin duda que es una obra para quienes buscan en el teatro algo más que pasar un buen momento.
Fue fascinante el proceso de preparación del montaje donde podíamos ver como el juego de la sexualidad y el erotismo resolvía de modo tan natural los intrincados recorridos por los que nos invita a transitar esta obra. Teatro, poesía, música y erotismo. Para mí, Una historia de azotes es un vuelo seductor, intenso y reflexivo.
Qué se encontrará el espectador que vaya a ver Cómo ser Woody Allen.
Diego Bergier
Que decirte de esta otra gran joya guionada por Alejandro Feijóo. El espectador se encontrará con 90 minutos de teatro en estado puro en una atmósfera Woody Allen al 100%. A saber, conflictos de pareja, enredos masivos, crisis múltiples, alto nivel de neurosis, vacío existencial, necesidad de amar, situaciones de lo más absurdas, amores imposibles, infidelidad, celos, venganza, traiciones, mentiras, ninfómanas, narcisismos, hipocondría, angustias, psicólogos, reflexiones y por supuesto la supremacía del sexo y la búsqueda del sentido de la vida.
Es probable que a lo largo de esta comedia, donde 4 mujeres y 4 hombres buscan desesperadamente su destino, podamos vernos reflejados más de una vez en las trágicas pero cotidianas desventuras de los personajes.
Es una obra que invita a pensar que no vale la pena invertir tanto en neurosis, la vida son dos ratitos…
Sexológicos
¿Hasta cuándo estará en cartel?
Diego Bergier
Hasta el sábado 5 de julio, pero no es una programación continua, sino fechas puntuales que se pueden consultar en la página del Estudio de Teatro. Espero verte por allí.
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No me la perdería por nada del mundo. Una de las protagonistas se llama Brenda.
Brenda B. Lennox
www.estudioteatromadrid.com
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