La Felación: placer, dominación y sumisión
La palabra fellatio o felación viene del latín fellare, que traduce chupar; aunque es una descripción muy sencilla ya que una buena felación incluye muchas más caricias que la simple succión o, como se dice coloquialmente, mamada, porque dentro de todo lo que se le puede hacer al pene con la boca, es lo que más placer les proporciona.
A los hombres les apasionan las mamadas tanto como a las mujeres los cunnilingus, de hecho son las dos fantasías sexuales favoritas, por encima de otras como los tríos o las dobles penetraciones.
Muchos dirán que probablemente sea por el placer físico que experimentan, pero reducirlo a eso sería simplista. Una felación es un acto de sumisión y dominio sin roles marcados: el hombre siente un fuerte placer psicológico al sentir que domina al otro, por eso una de las posturas que más les gusta para disfrutar de ella es de pie mientras la feladora mama arrodillada; y a veces llegan a agarrar la cabeza y el pelo con fuerza para follarse la boca como acto supremo de dominación.
Pero como ya he dicho, los roles no son inamovibles: el dominado también domina, es el supremo hacedor del deseo del otro, es su boca y su lengua los que le proporcionan placer, y si lo desea, sus dientes se cerrarán sobre el pene que domina y entonces el arrodillado en el suelo será el otro.
Josep Lapidario menciona en un artículo de Jot Down dedicado al sexo oral un fragmento de la novela Pasos de Jerzy Kosinski que me ha fascinado ya que creo, al igual que él, que es una descripción sencilla, poética y precisa de una felación:
«Tenerlo en la boca es una sensación extraña. Es como si de pronto todo el cuerpo del hombre, todo, se hubiera encogido y reducido a esa única cosa. Y entonces crece y te llena la boca. Se convierte en algo rebosante de fuerza, pero a la vez sigue siendo frágil y vulnerable. Podría asfixiarme. O yo podría arrancarlo de un bocado. Y cuando crece, soy yo quien le da vida; mi aliento lo mantiene, y se desenrosca como una lengua enorme. Me ha gustado lo que ha salido de ti: como cera caliente, se fundía de pronto sobre mí, en mi cuello y mis pechos y mi abdomen. Me sentía como si me bautizaran: era tan blanco y puro».
Una descripción maravillosa.
Inconvenientes de una felación
Las mujeres sabemos que a los hombres les chifla así que intentamos satisfacerles en la medida de lo posible. Seguro que alguno de los hombres que me leen habrá mascullado para sus adentros que no lo suficiente ya que a muchas no les gusta hacerlo. No le quito la razón, sólo al 30% de las mujeres les gusta practicar una felación, pero las estadísticas no engañan: el porcentaje de hombres a los que les gusta practicar un cunnilingus es todavía más bajo. Así que, estimado lector protestón: el que esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Bromas aparte, es cierto que a las mujeres suele desagradarles por varios motivos, obviando la incorrecta higiene hay uno que destaca sobre todos los demás: el sabor del semen a veces es muy fuerte. Éste depende de factores como la alimentación, la medicación y el cuerpo de cada hombre en concreto. Hay truquillos para que el sabor mejore como ingerir determinadas frutas y verduras y eliminar otras. Si no está por la labor siempre queda la opción B: lubricantes con sabores.
Desgraciadamente hay enfermedades de transmisión sexual que se pueden contraer practicando sexo oral. ¡Y no me vengas con que el chico parece sano o te arreo con el portátil !; y tampoco creas en su palabra: primero, porque uno no se puede fiar de nadie y segundo, porque hay enfermedades cuyos síntomas se manifiestan tarde y no tiene ni por qué saberlo.
Practicando sexo oral puedes contraer sífilis, gonorrea, sida, herpes, clamidia, el virus del papiloma humano, hepatitis B, etc.
Usa preservativo, un buen preservativo. Y que ningún tío me diga que no se siente lo mismo: usa preservativos extrafinos o hazte una paja: con la muerte no se juega.
Pautas para practicar una buena felación
La clave es desear hacerla, ni más ni menos. Si te gusta practicarla probablemente seas una maravillosa feladora y no te harán falta ninguno de estos consejos. El practicar una felación a un hombre al que realmente se desea y no por cumplir, es una experiencia excitante, no sólo por el rol psicológico del que hablaba al principio, sino porque se puede llegar a experimentar placer físico.
Según Desmond Morris en su libro La mujer desnuda, los labios de la boca están íntimamente relacionados con los labios vaginales; de hecho, cuando una mujer se excita no sólo se hinchan, sensibilizan y enrojecen éstos, sino los otros. Y lo más asombroso: algunas mujeres pueden llegar al orgasmo con la felación ya que las membranas de las mucosas de los labios de la boca tienen numerosas terminaciones nerviosas que se estimulan al mamar y le proporcionan un gran placer. Ya lo decía el sabio: el placer de dar para recibir.
Pero querer hacer una buena mamada no garantiza proporcionarla. Lo ideal sería dejarnos de estupideces y (con tacto) decirle al otro lo que no nos gusta y cómo nos gusta; pero como no siempre es así, los grandes feladores del mundo han diseminado una serie de consejos básicos para asegurar, por lo menos, que al chaval no le va a doler.
Ante todo; lubrica bien el pene; es esencial ya que si no, el roce puede resultarle doloroso e insoportable. Humedécelo con saliva, el propio líquido preseminal del hombre o tu propio fluido y, si no es suficiente, con geles lubricantes. También puedes jugar con un hielo que tengas dentro de tu boca; si lo haces bien no sólo la mantendrás bien lubricada sino que se endurecerá mucho ya que su pene reaccionará con fuerza ante la mezcla de calor y frío de tu boca y el hielo.
Ten cuidado con los dientes. Si eres buena feladora podrás acariciarle con ellos lo que le resultará excitante ya que se mezclará el placer físico del roce con el psicológico del temor a que le lastimes; pero si no lo eres, ni lo intentes.
Hay posturas que facilitarán la felación: él sentado en la cama y tú sentada en el suelo o de rodillas o él sobre una mesa y tú sentada en una silla. Ya hemos visto que les encanta estar de pie y ella de rodillas o en cuclillas, pero no es una postura especialmente cómoda para mucho rato aunque, bien mirado, si lo haces bien será un rato corto. Si prefiere estar tumbado en la cama, que coloque un par de cojines bajo su culo para elevar la pelvis, aunque deberá hacerlo de modo que exponga los genitales en su totalidad porque si no, sólo podrás centrarte en su pene.
Juega y disfruta
Hay tantas maneras de practicar una felación como momentos y amantes. Uno se puede lanzar con voracidad al objetivo y dejarse de mimos, preliminares, técnicas y subterfugios porque no sólo quiere que se corra: quiere que se corra ya. Pero si te apetece prolongar su placer al máximo juega durante un buen rato. No te lances de lleno a su pene, sensibiliza toda la zona que lo rodea con caricias, lametones, mordiscos y besos: muslos, ingles, pubis, ombligo… acércate despacio a su pene, calienta todo el prepucio con tu aliento, toquetea de modo casi imperceptible con la punta de la lengua toda su superficie. Chupa y lame su escroto, la zona del perineo y la entrada del ano.
Sube y lame suavemente todo el pene. Detente en el frenillo y en la punta del glande y lame despacio; luego muy rápido con movimientos circulares en toda su superficie: es una zona muy sensible así que observa su reacción porque puedes sobreestimularla y acabará resultándole molesto.
Introduce el pene poco a poco en tu boca y juega con él. Dos suelen ser los movimientos esenciales: el primero es la succión (como el que mama) con mayor o menos fuerza en los labios que aprisionarán su miembro como si fuera una vagina; deberás tener cuidado con esto también, porque si succionas con mucha fuerza puedes lastimarle.
El segundo, aprisionar su miembro con los labios y lamerlo cuando esté dentro de la boca. La clave está en combinar todos los movimientos así como jugar con tus manos y todo su cuerpo, alternando mamada con mimos en todas sus zonas erógenas cercanas.
Hay muchos hombres reacios a cualquier estimulación de su punto G, pero si el tuyo no lo es, lubrica bien tu dedo y estimúlalo mientras realizas la felación. Si no le gusta con el dedo pero sí con la lengua, puedes jugar con él y con sus testículos mientras masturbas su pene con la mano para que no pierda la erección.
Una de las técnicas más difíciles es realizarle una mamada sin manos ya que la garganta será el tope si él se entusiasma y tú no controlas bien la profundidad y el ritmo; hasta que llegues a ese punto, prueba a introducir poco a poco el pene midiendo hasta dónde puede llegar. La clave está en relajar la garganta y poner el cuello en el ángulo correcto hasta aprender la técnica: no te fuerces o sentirás arcadas.
Llegará un momento en el que él deseará eyacular. Puede que quieras terminar con penetración o acabar con una felación. Si éste es el caso, la mejor manera de proporcionarle un orgasmo intenso es apretar con suavidad (S.U.A.V.I.D.A.D) sus testículos mientras introduces todo su miembro en la boca y succionas con fuerza y rapidez, al ritmo de una penetración.
Agarra la base del pene con la otra mano para asegurar el tope que te resulte cómodo a la vez que le proporcionas la sensación de tener el pene totalmente introducido en la boca. Si mantienes este movimiento él se correrá en poco tiempo por lo que es necesario que hayáis llegado a un acuerdo sobre si deseas que termine o no en tu boca. Es una muestra absoluta de falta de respeto el eyacular en su boca si ella no quiere.
El chiste de «Mentira universal 6: Tranquila cariño, que yo te aviso» no tiene gracia.
La eyaculación alcanza los 50 kilómetros hora, tenlo presente tanto si eyacula dentro como fuera: si es dentro, pon la lengua como tope para no ahogarte; si es fuera, pon tus manos o dile adiós a las cortinas.
Resumiendo: el mejor modo de hacer una felación es desear hacerla, seguir unas pautas básicas y observar las reacciones del otro para saber qué le gusta y cómo le gusta. Si es así no habrá nada más que complicidad y placer… y un cunnilingus como recompensa:
…. exígelo: te lo has ganado.
“Dont Give Up” – Peter Gabriel
2 comentarios
Demasiado divino.. Y muy buenos sus articulos de SEXUALIDAD la verdad me encanta leer para APRENDER 😉 :*
Que buena la primera foto, cuando se levante…las rodillas rojas rojas