
El Informe Hite sobre sexualidad femenina
El origen de una rebelión
Shere Hite nació el 2 de noviembre de 1942 en Saint Joseph, Misuri EEUU. Se graduó en la Seabreeze High School en Daytona Beach, Florida. Recibió un máster en Historia en la University of Florida en 1967.
Después se mudó a Nueva York, donde se unió a la Columbia University para trabajar en su doctorado en Historia social. No lo completó, según Hite, debido a la naturaleza conservadora de Columbia en aquella época.
Años después, terminó su PhD en la Nihon University (Tokio, Japón) y otro PhD en sexología clínica en la Maimonides University, North Miami Beach, Florida.
Sus trabajos en sexología se han centrado principalmente en la sexualidad femenina, aunque también ha realizado otros sobre la masculina como The Hite Report on Men and Male Sexuality (1981). Sexual Honesty, by Women, For Women (1974) y The Hite Report on Female Sexuality (1976, 2004) supusieron una auténtica revolución en la sociedad norteamericana.
The Hite Report on Female Sexuality
Según Hite, hasta ese momento nadie había preguntado realmente a las mujeres qué pensaban y sentían acerca del sexo.
«Los investigadores, lanzados a la búsqueda de normas estadísticas, han formulado todo tipo de preguntas erróneas por una serie de falsas razones; y han terminado, con demasiada frecuencia, diciendo a las mujeres qué debían sentir en vez de preguntarles qué es lo que siente. La sexualidad femenina se ha considerado, esencialmente, como una respuesta a la sexualidad masculina y al coito. En raras ocasiones se ha llegado a reconocer que la sexualidad femenina pudiera tener una naturaleza compleja por sí misma, que fuera algo más que la lógica contrapartida de la sexualidad masculina. Lo que estos cuestionarios han pretendido es preguntar a las mujeres mismas qué sienten, qué es lo que les gusta, y qué opinan del sexo.»
Todas las respuestas a los cuestionarios se recogieron en The Hite Report on Female Sexuality con el propósito de «familiarizarnos con nuestra sexualidad, de compartir la forma en que hemos experimentado nuestra sexualidad, qué pensamos de ella, y ver nuestras vidas personales más claramente, redefiniendo así nuestra sexualidad y reforzando nuestra identidad como mujeres.»
También deseaba estimular un debate público que supusiera una re-evaluación de la sexualidad y favoreciera la generación de ideas positivas y constructivas sobre la manera de relacionarnos. El libro, estructurado en dos partes, presenta una nueva teoría de la sexualidad femenina, que se desarrolla capítulo a capítulo siguiendo un orden meticuloso. La primera parte se dedica básicamente al orgasmo y la segunda, a criticar la definición que nuestra cultura hace del sexo.
Este estudio levantó ampollas en una sociedad en la que el placer sexual de la mujer estaba unido indisolublemente al coito con penetración. Sus críticas a la sociedad machista y patriarcal, al modelo freudiano de psicología femenina, a los trabajos de Alfred Kinsey y a la idea imperante de que el coito debía estar orientado únicamente a la reproducción, le granjeó numerosos enemigos. Tras recibir amenazas y sufrir atentados contra ella y su trabajo, renunció a la nacionalidad estadounidense en 1995 y adoptó la alemana.
Metodología del informe Hite
Hite utilizó un método de investigación individualista. Envió un Cuestionario y tres versiones diferentes del mismo a mujeres de todo el país, haciendo un esfuerzo ingente para conseguir que fueran a parar a mujeres de distintas edades, ideologías, religión, estado civil, orientación sexual, etc, y así obtener todos los puntos de vista posibles.
Organizaciones defensoras del aborto, centros de mujeres universitarias, lectoras de revistas de distinta índole (Mademoiselle, Brides, The Village Voice, Oui). Fueron distribuidos cien mil cuestionarios: recibieron cumplimentados más de 3.000.
En el primero no preguntaron siquiera la edad, religión, educación y ocupación, algo que muchas agradecieron porque no se sentían juzgadas, encasilladas o etiquetadas con las preguntas tipo como «tiene hijos, ha estado casada, con cuántos hombres se ha acostado, qué experiencia tiene».
En los cuestionarios II y III sí se preguntó la edad, contexto religioso, educación y ocupación. No se preguntó el estado civil aunque se dedujo posteriormente ya que al hablar de sus relaciones sexuales las mujeres tendían a mencionar si tenían novio, marido, estaban divorciadas, viudas, etc.
De este modo, cientos de mujeres pudieron responder con tiempo sin la limitación temporal de las encuestas telefónicas y desde el más estricto anonimato, lo que propició una sinceridad absoluta.
«Creo que dará lugar a hallazgos muy significativos. Puesto que la encuesta es anónima y se efectúa por escrito, en vez de ser verbal, una puede ser sincera sin experimentar la menor preocupación. A mí me costaría mucho trabajo decir todas esas cosas a otra persona, y estoy segura de que serán muchas las mujeres que opinen como yo. Creo que es terriblemente importante para todas las mujeres saber lo que la mayoría de las demás experimentan y no sólo lo que las mujeres más liberadas experimentan, como las que no les importa relatar públicamente sus experiencias, o que podrían prestarse a prácticas de laboratorio. No creo que esas mujeres más libres de inhibiciones representen a la población femenina en general. Y si nosotras hemos de ayudar a las demás, hemos de averiguar qué siente la mujer media, esas mujeres con las que todas podemos identificarnos.»
¿Realmente era necesario?
Sí, lo era. Así lo consideraron todas las mujeres encuestadas. «¿Por qué contesta a este cuestionario? ¿Hasta qué punto le ha gustado?». Las respuestas no podían ser más claras.
Sentían que por fin alguien se preocupaba por lo que ellas pensaban, que por primera vez en su vida podían abrirse y contar lo que sentían.
«He cumplimentado el cuestionario porque estimo que ya es hora de que las mujeres puedan decir lo que piensan sobre el sexo. He sentido un gran alivio al poder decir, por fin, estas cosas en voz alta. Estoy auténticamente hasta el moño de leer lo que los hombres tienen que decir sobre mi sexualidad.»
«Me irritan todos esos hombres que escriben acerca de las mujeres, y de cómo debemos o no debemos sentirnos. De ninguna manera pueden saber cómo nos sentimos.»
«Me siento muy agradecida porque, al fin, he podido decir todo lo que siento acerca del sexo y de mi vida sexual. No dispongo de ninguna persona que sea capaz de comprenderme, y ahora me encuentro a gusto, como si me hubiera deshecho de una carga.»
«Porque he pensado que no existían estadísticas sobre las mujeres septuagenarias, ni tampoco mucha comprensión en lo tocante a la situación de las viudas. A mi edad y sin responsabilidades, no deseo casarme. Sin embargo conservo el impulso sexual.»
Las mujeres se sentían raras, aisladas, incomprendidas. La teoría de Freud pesaba mucho y los jefes de los departamentos de Psicología de las universidades más prestigiosas afirmaban sin pestañear que para la mujer no era necesario tener un orgasmo; o que la mujer que no lo tenía durante el coito pero sí durante la estimulación del clítoris era inmadura psicológicamente; o que la mujer que jamás tenía un orgasmo con su marido era frígida a pesar de tenerlos sola cuando se masturbaba.
Conocimiento, aceptación y superación
Muchas mujeres reconocieron haber llorado al liberarse de la carga de las mentiras que decían al otro y que se decían a sí mismas; al haberse reconocido como mujeres con derecho a la satisfacción sexual; al haberse enfrentado a preguntas que habitaban en lo más profundo de sus corazones y que no querían enfrentar.
«Lloré cuando leí por primera vez ésto. He mentido durante mucho tiempo; ya lo había comprendido así, pero quise rellenar el cuestionario para forzarme a mí misma a ponerlo todo sobre el papel. Indudablemente, lograrán ustedes ayudar a muchas mujeres por este procedimiento y la publicación de los resultados de la encuesta les permitirá conseguir que tal ayuda sea más amplia. Esas mujeres se enfrentarán con las verdades que no se atrevían a confesarse a sí mismas.»
Sin duda, responder a los cuestionarios fue una terapia para muchas mujeres porque se atrevieron a ahondar en sí mismas y descubrir la mujer que ocultaban, sus contradicciones y complejidades en sus ideas, sus miedos y sus traumas. «He logrado aprender cosas sobre mí más cosas de las que ustedes pueden descubrir.»
Y querían ayudar a las otras mujeres para que no pasaran por el infierno por el que ellas habían pasado.
«He contestado al cuestionario porque espero que, de una forma u otra, sirva para ilustrar a determinadas mujeres, para que no tengan que pasar por lo mismo que yo pasé para comprender que no son frígidas ni inadecuadas, para saber que no les pasa nada raro.»
«He contestado porque andaba atormentada preguntándome qué era lo que no marchaba bien en mí. Después de haber leído los testimonios de las mujeres en Sexual Honesty empecé a comprender que en mí no había nada de irregular, que lo irregular, o erróneo, era realmente la información a que había tenido acceso, medios escritos o verbalmente, elaborada en la mayor parte de los casos por médicos y psiquiatras varones.»
Sexual Honesty
Este librito contenía las 45 primeros cuestionarios contestados. Fue distribuido gratuitamente a las mujeres a las que les suministraron cuestionarios con posterioridad a 1974.
Ésto ha sido criticado por algunos investigadores como el psicólogo Philip Zimbardo quien considera que el haber leído este libro antes de responder a los cuestionarios fue un error puesto que el 98% de las mujeres reportaron insatisfacción en Sexual Honesty, lo que pudo motivar que a partir de 1974 las mujeres que estaban satisfechas decidieran no responder a los cuestionarios recibidos y sí las insatisfechas, siendo la investigación de Hite «periodismo científicamente codificado.»
Sinceramente, no lo creo. No todas las mujeres que contestaron con posterioridad a 1974 hablan de insatisfacción sexual. Muchas hablan de masturbación diaria, relaciones sexuales sanas, orgasmos espectaculares e, incluso, orgasmos vaginales. Y no sólo lo cuentan, sino que se jactan de ello, compitiendo con las mujeres que no pueden obtenerlos. Una incluso llega a afirmar «La mayoría de los hombres sólo se dan cuenta de la diferencia cuando dan con una mujer que sabe hacerles ver lo que se han perdido con las gatitas pasivas que compartieron su lecho, fingiendo el orgasmo.»
Como dice la propia Hite, las mujeres competimos entre nosotras por la aprobación de los hombres, y al igual que antiguamente se competía por hacer la mejor tarta, ahora por ser una mujer de verdad: de las que experimentan orgasmo vaginal. Por ello es más que probable que las mujeres con una vida sexual plena hubiesen rellenado el cuestionario al igual que lo hicieron las que no.
Pero gracias a la lectura previa de Sexual Honesty las mujeres descubrieron que no eran bichos raros sino como la mayoría: que llegaba al orgasmo con un cunnilingus y que lo prefería a la penetración, que se masturbaba varias veces al día y de decenas de maneras distintas, que tenían orgasmos estimulándose el clítoris pero no con la penetración vaginal.
Las mujeres descubrieron que la sociedad había “glorificado el coito”.
Y se rebelaron.
"You Can Leave Your Hat On" - Joe Cocker - Web - Facebook
Homenaje al recién fallecido Joe Cocker, con su magnífica versión de la canción de Randy Newman que Joe interpretó
en esta mítica y erótica escena de la pelicula "Nueve Semanas y Media".
5 comentarios
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Había oído hablar sobre este informe pero desconocía de que trataba exactamente.
Soy seguidora de sexoógicos y estoy aprendiendo un montón, GRACIAS !!!
Y con ella llego la desvinculación de la sexualidad masculina que tenía a la mujer sujeta al coito y poco más, sin sentir ni padecer , una suerte haber nacido unos años más tarde…. gracias Shere !!
Sin duda este informe fue la rebelión sexual en masa de las mujeres, liberándolas de todas sus dudas y traumas , casi nada.
Otro reportaje bandera de sexológicos !!
Increible escena de Kin Basinger, increíble canción y estupendo reportaje. De nuevo Felicidades por todo