
¿Qué es el tantra? Para unos, practicar sexo durante horas; para otros, un camino de crecimiento espiritual. Desvelamos las claves del sexo tántrico, ¡y lo ponemos a tu alcance!
El tantra es un conjunto de técnicas y cultos con alto contenido sexual procedentes del budismo y el hinduismo. Para la mayor parte de corrientes religiosas, e incluso algunas variantes dentro del tantrismo, el sexo es un obstáculo para el crecimiento espiritual. Es algo a evitar, un impulso que hay que someter a un estricto control. El sexo tántrico, sin embargo, busca alcanzar un nivel superior de conciencia precisamente a través del éxtasis sexual.
¿Lo más llamativo del sexo tántrico?. Permite, hablando claro, “follar sin correrse”. O dicho de otro modo, follar alcanzando varios orgasmos (incluso para el hombre) sin eyacular. Pero quienes lo adoptan como una filosofía de vida van más allá; hacia una espiritualización del sexo. El tantra busca despertar la energía sexual para alcanzar la unión perfecta entre Shiva (hombre) y Shakti (mujer), principios divinos que juegan un papel parecido al del ying y el yang.
El tantra en Occidente
En los últimos años, el sexo tántrico ha llamado la atención de los países occidentales, pero su difusión empezó a principios del siglo XX, de la mano de Sir John Woodroffe, un juez inglés.
Los occidentales sedientos de espiritualidad se acercan al tantra como lo harían al yoga, u otras formas de cultivar el autoconocimiento a través de la meditación. No en vano algunos se refieren al sexo tántrico como un yoga sexual. No es necesario convertirse al hinduismo o el budismo. Como dice André Van Lysebeth, experto en yoga, “… el tantra no es una religión; por lo tanto, su visión del mundo no se opone a las diversas religiones: ¡se puede ser monoteísta y tántrico a la vez!… Sin embargo, mi religión, si la tengo, adquiere otra dimensión gracias a la visión tántrica”.
Quienes poseen un espíritu práctico o una mentalidad científica también pueden iniciarse en el tantra y alcanzar una forma de aumentar el placer y experimentar el sexo con más intensidad. Las técnicas del tantra tienen una base fisiológica ampliamente reconocida por sexólogos y expertos en anatomía, con lo cual, no están en absoluto reñidas con la ciencia.
Los beneficios del tantra sobre la salud
En el sexo tántrico, eyacular es un derroche de energía innecesario. Pero eso no significa renunciar al orgasmo masculino. La enseñanza más básica y fundamental del tantra es que orgasmo y eyaculación son dos cosas distintas.
Según los tántricos, el orgasmo sin derroche de esperma permite a los hombres, no solo prolongar sus sesiones de sexo, sino también alargar su vida sexual hasta bien entrada la vejez. Pero existen otros beneficios derivados, sobre todo, de la gimnasia sexual que enseña el tantra. En los hombres, evita la eyaculación precoz y previene la prostatitis; en las mujeres facilitar el parto, ayuda a recuperar el suelo pélvico y combate las pérdidas de orina propias de la edad.
Incluso podría solucionar problemas como la impotencia masculina o la frigidez femenina, siempre y cuando estén relacionados con un cuadro de ansiedad, y no respondan a una causa fisiológica grave.
Tantra para dummies
El porno ha puesto de moda eso de “follar a golpes”. El tantra enseña a mantener un ritmo que permite al hombre evitar la eyaculación y a la mujer disfrutar de una mayor intensidad en la experiencia sexual. En lugar de sacarla hasta la puntita para después meterla de sopetón, se evita romper la unión. Los movimientos suelen ser circulares, con un suave vaivén, y no es extraño intercalar pausas en las que la pareja apenas se mueve. El tantra huye de la genitalización excesiva del sexo para elevarlo a un nivel superior. Hay que estimular todo el cuerpo, y también la mente. Pero al principio, si las caricias amenazan con provocar una eyaculación demasiado precoz, deben evitarse.
El sexo tántrico requiere constancia y dedicación. Pero muchos de sus ejercicios son sencillos y están al alcance de todos. Algunos pueden practicarse en solitario, y otros requieren de una pareja con cierta complicidad. Aún así, según Lysebeth, los ejercicios siempre proporcionan una mejoría en el potencial y la destreza sexual, incluso en relaciones esporádicas.
Lo primero que debes saber es que para practicar tantra hay que ejercitar determinados músculos. ¡No preguntes a tu monitor de pilates! Probablemente no los conocerá.
Una vez conoces y controlas estos músculos, puedes hacer cosas realmente increíbles. La retención del semen es solo una de ellas. También podrás practicar lo que los tántricos llaman, el lenguaje secreto. Consiste en compenetrar dos movimientos: el hombre tensa el pene, elevándolo, y la mujer responde con un movimiento ondulatorio de la vagina parecido, según el sexólogo Alex Comfort, al que hace la mano al ordeñar una ubre de vaca. Esto aumenta el placer y en el momento del orgasmo interrumpe la expulsión de semen.
Los músculos implicados son prácticamente los mismos en hombres y mujeres. Se trata de un conjunto de grupos musculares situados en la pelvis que controlan o sostienen el recto, la próstata, la vagina, el útero, la vejiga, etc. Los ejercicios consistirán en aprender a tensar y levantar todos los tejidos que forman el suelo pélvico.
Veamos a continuación algunas de estas técnicas que permiten ese milagroso control del cuerpo y la mente.
• En el baño… cada cosa a su debido tiempo
Lo primero es aprender a distinguir los músculos, y una forma de hacerlo es evitar que la orina y las heces salgan al mismo tiempo cuando vamos al baño. Y es que el grupo muscular que controla el ano influye sobre los genitales. ¡Nadie dijo que tuviera que ser bonito! Disociar ambas funciones permite ir identificando todos los músculos que después habrá que aprender a utilizar.
• “Mear a ráfagas”
El más conocido de los ejercicios tántricos. Consiste en interrumpir reiteradas veces, y durante unos segundos, el flujo de orina. Este ejercicio es muy recomendable y permite tomar consciencia de las zonas que habrá que dominar para evitar que el orgasmo acabe con un brote de semen.
• Mula bandha, ¡en cualquier ocasión!
Una vez has aprendido a distinguir los distintos músculos del suelo pélvico, mula bandha consiste en tensarlos y levantarlos como si quisieras dirigirlos hacia la columna vertebral. Tras unos cinco o seis segundos aguantando la tensión, hay que relajarlos. Debes repetirlo varias veces, alargando las series con el tiempo. Puedes practicarlo sentado, de pie o acostado, en casa, en la biblioteca o mientras viajas en el metro. ¡Nadie lo notará!
Esta técnica es la que más contribuye a que el hombre no se corra en el sentido habitual, para experimentar el orgasmo sin eyaculación. En el sexo tántrico, el varón debe poner en práctica el mula bandha, especialmente cuando se acerque el momento del orgasmo, y distender todo el complejo muscular en el último segundo.
Estos ejercicios también son obligatorios para la mujer que desee practicar tantra, dado que son los que le permitirán cumplir su función en el lenguaje secreto.
• Prácticas con un “sustituto”
Si eres mujer, este ejercicio te interesa. Consiste en introducir en la vagina un objeto con forma cilíndrica y practicar el movimiento ondulatorio de su musculatura pélvica y vaginal. Debe practicarse sin excitación sexual. Cuanto más se parezca el sustituto a un pene, mejor. ¡Los sex shops están repletos de réplicas de penes!, no será difícil encontrar una.
La mejor posición es acostada de espaldas. Al principio es necesario tensar los esfínteres exterior e interior del ano. Son dos anillos musculares muy fáciles de identificar. Después hay que atraerlos hacia el interior tensando el músculo elevador del ano. Al hacerlo, empezarás a notar la presión que los músculos de la vagina ejercen sobre el pene suplementario. Debes tratar de dirigir esos músculos a voluntad, algo que se adquiere con la práctica y se perfecciona con el tiempo. Pero los primeros logros no tardan en aparecer.
Posturas del tantra
¡Olvídate del “misionero”! En el sexo tántrico, lo más habitual es que la mujer lleve las riendas. Es el hombre quien tiene que evitar correrse; el orgasmo femenino no interrumpe el encuentro sexual. El papel pasivo de la mujer en el sexo, que todavía hoy domina la mentalidad occidental, provoca las risas de los iniciados en las artes amatorias del tantra.
“¿Qué posturas son las clásicas en el repertorio tántrico?”. ¡Vamos allá!
• Purushayita, ella toma las riendas
Coge la postura del misionero e inviértela. Ella, encima, lleva el control. Realiza movimientos oscilantes con su pelvis. El hombre apenas debería moverse. Solo debe tensar las nalgas y distenderlas, y realizar cierto movimiento ondulatorio respondiendo al de ella.
• Upavishta, ¡una postura cómoda!
En realidad, son varias posiciones que varían ligeramente. Lo más relevante es que ambos, hombre y mujer, están sentados. Él, con las piernas semi-cruzadas, por ejemplo. Ella, encima, le rodea por el cuello con sus brazos. En otra versión, la mujer coloca su muslo derecho sobre el muslo izquierdo del hombre, y este, a su vez, coloca su derecho sobre el izquierdo de ella. Estas posturas buscan la comodidad. La segunda versión permite el contacto visual. Según los tántricos, se puede alcanzar un estado de meditación profunda entre los amantes cuando se miran fijamente
• Uttana-bandha, no tan cómoda para él
Es la versión tántrica del misionero. Ella permanece tendida con la espalda sobre el suelo, mientras él la penetra de cuclillas y con la parte superior del cuerpo erguida. Esta posición limita los movimientos ayudando a reprimir la eyaculación.
• Janujugmasana, ¿y si hacemos una “X”?
Es una postura exótica para la mentalidad occidental. Vistos desde arriba, el cuerpo masculino y femenino parecen formar una X. Imagina que él se sienta con las rodillas flexionadas y las plantas de los pies apoyadas sobre el suelo, y ella se coloca encima, con las piernas en la misma posición. Ahora visualiza la disposición en la que quedarían los cuerpos si ambos echan su espalda hacia atrás acostándose por completo. Puede ser incómoda si él la tiene demasiado dura. Pero las molestias pueden desaparecer colocando almohadas entre la espalda y el suelo, inclinando hacia arriba los cuerpos formando un ángulo de 35 o 45º con el suelo. Restringe la movilidad y facilita una unión larga y placentera.
• Tiryakasana, ¡vaya lío!
Esta postura es tan fácil de realizar como difícil de describir. Existen diversas variantes, pero nos centraremos en la más sencilla. Ella permanece tumbada como en el “misionero”, con las rodillas flexionadas y las plantas de los pies sobre el suelo. Él debe acostarse de lado y penetrarla de forma perpendicular. Su cuerpo debe situarse debajo de esa especie de puente que forman las piernas de ella. Es una postura confortable para los occidentales, que solemos practicar sexo en la cama, y no sobre el suelo, como los hindúes o los tibetanos.
Las posturas por sí solas no garantizan el éxito. La respiración es fundamental. Estamos acostumbrados a jadear y acelerar la respiración cuando nos aproximamos al orgasmo. Acabamos respirando como si estuviéramos en medio de una maratón. En el tantra, la respiración debe ser lenta y abdominal. El aire debe concentrarse en el vientre, y no en el pecho. Y lo más importante, debe ser orquestada con la pareja. Todo esto es muy complejo al principio, pero con el tiempo se adquiere una sorprendente habilidad.
Y ahora que conoces lo básico de estas artes amatorias orientales, en tus manos está poner en práctica lo aprendido.
¡Tú también puedes practicar el sexo tántrico!
«Fragile» – Sting
4 comentarios
Es algo espectacular todo lo relacionado con los masajes eróticos y tántrico.
Me di un masaje erótico y sexo tántrico con una profesional y llegué a tener varios orgasmos sin eyacular.
Yo creía que esto no existía, que no era verdad, pero si es cierto, lo mejor es con una profesional que conozca las técnicas y pueda hacer surgir la energía sexual que uno lleva dentro.
Lo recomiendo al 100%.
[…] el reportaje El sexo tántrico os explicamos de manera sucinta en qué consiste y algunas nociones básicas para practicarlo, como […]
[…] el artículo El sexo tántrico os enseñamos el ejercicio más común denominado vulgarmente en occidente como “Mear a […]
Que buen rollo. A ver si entrevistais a Sting y que nos lo cuente.