Las feromonas son sustancias químicas que segregan los seres vivos para provocar comportamientos específicos en otros individuos, ya sean de su misma especie como de otra cuando las huelen e interpretan. Esos comportamientos son variados: desestabilizar el metabolismo de un enemigo, advertir de un peligro, atraer a un aliado natural…
Los científicos las clasifican del siguiente modo: feromonas de alarma, para indicar la presencia de un enemigo, organizar un ataque en masa o una huida, etc; para marcar el territorio; para la congregación, como es el caso de las hormigas; reguladoras de la casta de los individuos en una organización; y las de tipo sexual que indican la disponibilidad de la hembra y la presencia del macho.
En el ser humano, los testículos (gónadas masculinas) contienen las células germinales que se desarrollan en espermatozoides y los ovarios (gónadas femeninas) desarrollan los óvulos. Los dos tipos de gónadas actúan bajo la dirección de la glándula pituitaria que segrega hormonas y feromonas. Aunque se sabe que el ser humano es el homínido más oloroso debido al número y tamaño de sus glándulas sebáceas y apocrinas, no había consenso en la comunidad científica en cuanto a si las feromonas influían en el comportamiento sexual, ya que carecemos de un órgano vomeronasal y un bulbo olfatorio accesorio.
La discusión se centraba en la comunicación mujer/hombre ya que sí se había comprobado que las mujeres experimentan excitación sexual cuando perciben la androstadionona, un androsteno presente principalmente en el semen, cabello y axilas del hombre.
Un reciente estudio realizado por el Instituto de Psicología, afiliado con la Academia Nacional de Ciencias de China prueba algo que muchos científicos defendían y que el pueblo llano intuía y experimentaba día a día: no sólo emitimos señales químicas sexuales: los miembros del género opuesto las perciben y actúan en consecuencia.
En unas declaraciones manifestadas a la agencia EFE a principios de mayo, Wen Zhou, cabeza del proyecto, afirmó: «Nuestras conclusiones apoyan la existencia de feromonas sexuales humanas» y agregó «La nariz puede distinguir el género en las secreciones corporales aun cuando, a nivel consciente, pensamos que no olemos nada».
El estudio, publicado en la revista Current Biology, se centró en dos esteroides: la androstadionona que, como hemos indicado, entre otras cosas aumenta la producción de cortisol lo que activa el sistema nervioso simpático de la mujer; y el estratetraenol, un derivado de una hormona sexual presente en la orina de las mujeres y en sus genitales que provoca una respuesta sexual en los hombres.
1 comentario
Es increíble, esta claro que por mucho perfume caro que nos pongamos, no dejamos de ser animales y lo que llamamos feeling con alguien desconocido son las dichosas feromonas.