
Hay algo que a todo el mundo nos gusta: follar. Lo hacemos por gusto y también por necesidades fisiológicas. Pero lo que a priori parece algo fácil y para lo que aparentemente solo se necesitan dos personas dispuestas a darse un revolcón, se convierte en algo muy complicado porque antes de llegar a follar con alguien se ponen en juego una serie de técnicas para conquistar a la otra persona.
Una de las técnicas más infalibles es conquistar a través del estómago. Poner en práctica nuestros secretos culinarios para conseguir llevarnos a la cama a esa persona que tan calientes nos pone con solo mirarnos o rozarnos un poco.
Antes de iniciar la conquista culinaria pura, podemos empezar con la conquista más sutil. Entrar los dos en la cocina, preparar juntos la cena y juguetear con cada ingrediente, dándole a probar la comida de manera sensual. Esto irá calentando el ambiente para lo que se aproxima y nos irá poniendo cachondos poco a poco, creando expectación antes de follar.
Comida caliente
Nos ayudará poner algunos ingredientes afrodisíacos, como por ejemplo, añadir canela a nuestros postres. Y como no podía ser de otra manera, reservar algo para cuando estemos en la cama y calentarnos con juegos gracias a la nata y las fresas, que es la fruta sexual por excelencia junto con el plátano.
Además podemos tener un aperitivo en la cocina justo antes de la cena y echar un polvo en la encimera, dando rienda suelta a la pasión entre los fogones.
Tenemos que saber que no a todo el mundo le gustan las mismas cosas en cuanto al sexo, y por supuesto mucho menos en cuanto a comidas. Por eso, si a tu pareja no le gustan las fresas con nata y el champán, prueba a jugar con otras frutas como las uvas, metiéndolas en tu boca de manera sensual… Porque no hay mayor poder de excitación para un hombre que ver a una mujer excitarse por sí misma.
Una vez que hayamos conquistado a nuestra pareja por el estómago, será mucho más fácil lograr llegar a la cama. Ahí ya entrarán en juego nuestras propias imaginaciones para lograr que esa noche sea la más especial que hayamos tenido.
Será al final de la noche cuando nos daremos cuenta de que habrá valido la pena habernos pasado toda la tarde en la cocina.