
La asistencia sexual a las personas con discapacidad
La película estadounidense independiente The Sessions (Las sesiones) estrenada en 2012 dio visibilidad a una realidad que, durante siglos, ha sido tabú: la sexualidad de las personas que sufren algún tipo de minusvalía física o psíquica.
The Sessions, dirigida por Ben Lewin y protagonizada por John Hawkes, Helen Hunt y William H. Macy está basada en los escritos autobiográficos del periodista y poeta Mark O’Brien, que se encuentra confinado en un pulmón artificial.
La película narra parte de su historia cuando decide, a los 38 años de edad, perder su virginidad con la ayuda de una terapeuta y el asesoramiento de su sacerdote.
La sexualidad de las personas con diversidad funcional
“Diversidad funcional” es un término alternativo al de discapacidad que comenzó a utilizarse en España a partir de 2005 por iniciativa de los propios afectados, para sustituir términos que tienen una connotación negativa como «discapacidad» o «minusvalía», propiciando así un cambio hacia una terminología no negativa. sino rehabilitadora. Concienciada con su causa, a partir de este momento utilizaré este término para referirme a las personas que sufren algún tipo de minusvalía física o psíquica.
El portal «Sex Asistent» expone dos ejemplos que ilustran con brutal claridad la dura realidad a la que tienen que enfrentarse las personas con discapacidad funcional.
Imagina:
«Una persona con discapacidad física grave o amputaciones, que no puede tocar sus genitales con independencia. Es bañado, cambiado, alimentado …Pero si tiene una erección, los cuidadores miran hacia otro lado. Todo el cuerpo es tomado,excepto la zona «genital/ sexual».
Una madre o un padre que encuentran como única alternativa, practicar ellos mismos una masturbación para aliviar a su hijo/a con graves dificultades físicas o mentales; con las consecuencias que puede suponer para los padres y su hijo/a.»
Las personas con discapacidad funcional sufren con especial intensidad el oscurantismo que ha rodeado (y rodea) la sexualidad humana. Por un lado, deben enfrentarse a la dificultad de mantener relaciones sexuales debido a sus carencias específicas; por otro, a los estereotipos negativos que no permiten integrar la sexualidad placentera, con las diversidades físicas, intelectuales, psíquicas o sensoriales.
Seguro que todos recordamos un chiste, una anécdota jocosa o la escena de una película en la que se ridiculiza al “tonto del pueblo” porque siente deseo sexual. Pero no es gracioso, no debería serlo.
El derecho a la sexualidad
La Organización Mundial de la Salud define la sexualidad como:
«Un aspecto central del ser humano, a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vive y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales. La sexualidad puede incluir todas estas dimensiones, no obstante, no todas ellas se viven o se expresan siempre. La sexualidad está influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos, religiosos y espirituales.»
En el XIII Congreso Mundial de Sexología, celebrado en 1997 en Valencia, se formuló la Declaración Universal de los Derechos Sexuales, que posteriormente (el 26 de agosto de 1999, en el 140º Congreso Mundial de Sexología, en Hong Kong) fue revisada y aprobada por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología (WAS)
1. El derecho a la libertad sexual
2. El derecho a la autonomía sexual, a la integridad sexual y a la seguridad del cuerpo sexual
3. El derecho a la privacidad sexual
4. El derecho a la igualdad sexual (equidad sexual)
5. El derecho al placer sexual
6. El derecho a la expresión sexual emocional
7. El derecho a la libre asociación sexual
8. El derecho a tomar decisiones reproductivas, libres y responsables
9. El derecho a la información basada en conocimiento científico
10. El derecho a la educación sexual general
11. El derecho a la atención clínica de la salud sexual
Todos los seres humanos deberíamos poder disfrutar de estos derechos y facilitar su disfrute a aquellos que por sus características personales no pueden acceder libremente a ellos. Éste es el objetivo principal de numerosas asociaciones que luchan para que las personas con discapacidad funcional puedan disfrutar de su sexualidad.
Colectivos como «Sex Asistent» buscan propiciar una sociedad inclusiva, donde se reconozca la identidad sexual de cada persona desde el respeto y la libertad individual, sin prejuicios, desde la aceptación de la libre expresión diversa; fomentar la autogestión de centros o grupos independientes de personas que, desde una propuesta asociativa, lleven adelante iniciativas que hagan viable dicha acción y apoyar, acompañar y facilitar los intereses y necesidades sexuales y afectivas de personas con diversidad funcional como forma de superar el estigma sexual asociado a la «condición de discapacidad».
¿Qué es la Asistencia sexual?
En la película The Sessions se aborda la labor del asistente sexual. ¿Qué es asistencia sexual? ¿Qué es un asistente sexual?. Según el portal «Sex Asistent» «la «Asistencia sexual” es una propuesta de acompañamiento sexual, sensual y/o afectivo, destinado a varones, mujeres o parejas con diversidad funcional (motriz, intelectual, psíquica o sensorial) mayores de edad; que independientemente de su género o elección sexual, decidan optar por esta iniciativa, conformada por profesionales del ámbito social-sanitario-educativo, por asistentes sexuales o acompañantes de la vida sexual y por un grupo de reflexión y debate, propiciado por quienes han vivenciado la propuesta, o se interesan en la temática sexual en general.»
El objetivo principal es apoyar la salud sexual y emocional de las personas con diversidad funcional, pretendiendo ser un recurso ocasional o una alternativa viable para aquellas personas o parejas que no pueden ejercer su sexualidad: acariciar, tocar, ser tocados, masturbar, facilitar el encuentro a una pareja que no puede lograrlo sin ayuda, etc.
El Asistente sexual es un profesional que ha recibido una formación básica para poder responder a las necesidades específicas de una persona con discapacidad funcional. Sensibilizado con la problemática y concienciado con la causa, el asistente sexual aporta afecto y empatía; acaricia, abraza, escucha al otro para reconstruir su autoestima. Tiene conocimientos médicos para movilizar a la persona que lo necesite, para tratar al que sufre una discapacidad mental y para solventar cualquier contratiempo que pudiera surgir.
La Asistencia sexual en diversidad funcional es una realidad con más de 30 años de experiencia en Alemania, Suiza, Holanda o Dinamarca; y Francia se encuentra actualmente en proceso de legalizarla.
Sus gobiernos consideran que este derecho es intrínseco al derecho a la salud del individuo, por ello es el Estado quien las financia o sufraga con fondos públicos, cubriendo los costes en su totalidad, o financiando asociaciones que luchan para que las personas con discapacidad tengan el derecho a disfrutar su sexualidad sin ser objeto de chiste, anécdota jocosa: sin escenas.
Rolling In The Deep – Adele
1 comentario
Al leer este artículo recorde estas imagenes que ilustra en parte la realidad de la vivencia de la sexualidad de frente a la discapacidad:
http://www.andressierra.com/index.php/personal-work/karmasutra