No todo está en su sexo
Poco se sabía de la respuesta fisiológica a la estimulación sexual más allá de la evidente lubricación vaginal y erección del hombre hasta que en 1966 el ginecólogo William Masters y la psicóloga Virginia Johnson realizaron un estudio de laboratorio en el que participaron decenas de voluntarios: de todas las edades (18 a 90 años), grupos socioeconómicos, identidad sexual, parejas y solteros.
Observaron sus respuestas fisiológicas durante el sexo, así como durante la masturbación, midiendo aspectos como la frecuencia cardíaca o la presión arterial, y los cambios de volumen y riego sanguíneo con dispositivos especiales como pletismógrafos peneales y fotopletismógrafos.
El resultado fue una sociedad escandalizada y una clasificación del proceso que sigue a la excitación sexual que se mantiene hasta nuestros días: Excitación-Meseta-Orgasmo-Resolución, a la que se ha añadido la fase previa de Deseo.
Cambios físicos durante la excitación
Durante la excitación el cuerpo muestra dos reacciones fisiológicas básicas. La primera es de vasocongestión, que supone un aumento del volumen de sangre que riega los genitales y otras partes del cuerpo, por eso aumentan de tamaño (crecen y se hinchan) y cambian su color (enrojecen); la segunda es de miotonía, que provoca un aumento de la tensión muscular en todo el cuerpo.
Ambas reacciones provocan los siguientes cambios en el cuerpo de la mujer:
- Se eleva la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
- Se acelera la respiración.
- El cuerpo sube de temperatura.
- La piel se enrojece, sobre todo en el vientre y en la zona de los senos.
- Los ojos brillan y la piel de la cara se ilumina.
- El cuerpo libera feromonas (ya estaba haciéndolo durante la fase de deseo) para aumentar el deseo del hombre.
- Comienza la lubricación a través de las paredes vaginales que aumenta a medida que aumenta la excitación de la mujer y llega a humedecer la entrada de la vagina y los labios.
- Los dos tercios de la vagina de alargan y ensanchan, las paredes vaginales y los labios menores cambian de color a un rosa púrpura.
- El capuchón del clítoris aumenta su tamaño y también éste que puede llegar a doblar su volumen, lo que provoca que los labios se abran y separen dejando expuesto el interior de la vulva.
- Los pechos aumentan de tamaño (pueden llegar a doblar su volumen) y el pezón se yergue.
Los cambios aumentan a medida que aumenta la excitación hasta que se llega a la fase de meseta previa al orgasmo.
Rapidez en la respuesta sexual
Masters y Johnson observaron que la respuesta femenina al estímulo era más lenta que la masculina: una fase de excitación de más de quince minutos, meseta corta con altibajos y un orgasmo a los veinte minutos.
Este resultado de la investigación acabó generando una idea falsa consistente en considerar que la mujer siempre tenía una respuesta sexual lenta ante un estímulo sexual así como que no era propensa a excitarse ante determinados estímulos como los visuales.
Sin embargo, investigaciones recientes (como la del especialista en psicobiología Barry Komisaruk) han demostrado que no sólo puede excitarse visualmente (con películas porno, por ejemplo) con la misma rapidez que un hombre, sino que su respuesta a un estímulo sexual mental es muy intensa.
Excitación cerebral
No es nada nuevo el afirmar que la excitación sexual se puede producir por dos factores: el fisiológico mediante la estimulación de los puntos erógenos y el psicológico, que abarca fantasías y pensamientos eróticos. Lo increíble y novedoso es descubrir que una mujer puede tener un orgasmo sólo con el pensamiento.
A esta conclusión llegó Barry Komisaruk que sometió a once mujeres a un experimento consistente en observar sus reacciones ante determinados estímulos sexuales. Durante éste, muchas mujeres tuvieron orgasmos sirviéndose sólo de su imaginación, ya sea recreando escenas eróticas, ya sea visualizando la energía sexual interactuando con ellas, ya sea concentrando su pensamiento en sus puntos erógenos.
Otras debían llegar al orgasmo mediante la masturbación, tanto con sus manos como con un vibrador cilíndrico de 15 milímetros con el que tenían que estimularse varias zonas de su cuerpo para determinar la respuesta cerebral ante el placer que sentían si el punto era la vagina, el clítoris o el pecho. Los resultados fueron asombrosos: hasta casi 30 áreas del cerebro respondían a los estímulos.
De este modo, como declaró en una entrevista al periódico El Mundo “Hemos demostrado, por primera vez, que la estimulación de la vagina, el cuello del útero y el clítoris activa tres sitios distintos y separados en la corteza sensorial. Las tres representaciones se agrupan en la misma región de la corteza sensorial, al igual que la estimulación de los genitales de los hombres activa zonas de esta área.
Para nosotros lo que sí fue una sorpresa es que la autoestimulación del pezón activa no sólo la región de la corteza sensorial que esperábamos, sino que también activa las mismas zonas que la región genital, lo que explicaría por qué algunas mujeres pueden tener orgasmos a través del tocamiento del área mamaria”.
Barry Komisaruk no sólo descubrió esto, también hizo caer otro mito: las mujeres pueden tener orgasmos vaginales sin necesidad de estimulación directa o indirecta del clítoris, cosa que ya se había planteado con el descubrimiento de puntos erógenos como el U o el A.
Investigadores como Komisaruk siguen explorando los secretos del deseo femenino, quizá algún día demuestren que podemos tener orgasmos a distancia; de momento podemos tenerlos sin manos, así que no nos extrañaría nada.
«Senza Una Donna» – Zucchero & Paul Young
12 comentarios
me encanto
Me pareció super la declaración además es basado en experiencias.El afecto mutuo hace más placentera la relación sexual y nos traslada a que coda uno descubra su verdadera plenitud en el acto.
La mujer un ser extraordinario las amo
excelente pagiga.gracias
Porque la mujer se orina cuando está en el acto sexual que conlleva eso o porque sucede eso lo digo porque lo pareja en varias ocasiones a peinado sobre mi sin poder controlar dice ella
«El cuerpo libera feromonas (ya estaba haciéndolo durante la fase de deseo) para aumentar el deseo del hombre.» Hasta donde se, esto es 100% incorrecto, el humano no libera feromonas como otros animales, las cuales cumplen exactamente la función de despertar el deseo del sexo opuesto en su especie.
[…] la excitación sexual, el flujo sanguíneo en los genitales aumenta produciendo una reacción en cadena: el tejido […]
[…] y hormonales que experimentan los hombres (La excitación sexual del hombre) y las mujeres (La excitación sexual de la mujer) ante el estímulo sexual: excitación, meseta, orgasmo y resolución, a la que posteriormente se […]
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Me encanta. En pleno siglo XXI todavía es necesario desterrar algunos mitos. Este artículo lo hace muy bien.
¡Felicidades!
BUA, QUE REPORTAJE. Que gusto haber encontrado esta revista
Un maravilloso este reportaje. ¡Me encantó!