
La Geisha y su mundo de las flores y sauces
En sus inicios, las geishas eran hombres profesionales del entretenimiento, aunque también había mujeres. Eran hábiles en distintas artes japonesas, música, baile, y narración y poco a poco cobraron protagonismo frente a las Oiran ya que, aunque éstas ofrecieran servicios sexuales, estaban confinadas en barrios determinados mientras que las geishas podían salir de ellos.
Hacia 1800 las Geishas femeninas superaban en número a los masculinos, quedando el término para designarlas a ellas.
El entrenamiento de una Geisha, al igual que el de una Oiran, comenzaba a una corta edad, muchas de ellas forzadas por haber sido vendidas por sus padres al local. En un principio eran Shikomi y realizaban tareas de limpieza como criadas o asistentes de las Geishas.
La Shikomi debía pasar una prueba de danza tras la cual debutaría como Minarai y se la emparejaría con una Geisha experimentada que la acogería como hermana mayor y mentora durante su aprendizaje en el karyukai. Pasados un par de meses en los que la niña simplemente observaría el comportamiento de su maestra y de otras Geishas, se convertía en Maiko Junior. El aprendizaje duraría hasta los 21 años aproximadamente donde la Maiko pasaba a ser Geisha veterana en una ceremonia llamada Erikae (cambio de cuello) donde cambiarían el cuello del kimono: de color rojo a blanco.
Diferencias con la Oiran
Aunque todavía se mantienen ciertas discusiones al respecto, la mayoría de los estudiosos de la cultura japonesa coinciden en que una Geisha no ofrece servicios sexuales a los clientes. Los occidentales que llegaban a Japón, especialmente a Onsen, mantenían relaciones sexuales con las Oiran y las confundían con Geishas porque su apariencia y costumbres son similares.
Esta idea errónea fue reforzada por el libro Memorias de una Geisha que muestra la ceremonia de venta de la virginidad de la maiko o aprendiz, algo que no ocurría en las Geishas, sino en las Oiran. La Geisha podía coquetear, hacer bromas sugerentes codificadas según la estricta etiqueta, pero no mantener relaciones sexuales. De hecho, durante el período Edo, el gobierno prohibió a las Geishas que mantuvieran relaciones sexuales con los clientes, a diferencia de las Oiran a las que sí autorizaba,
Eso no quita para que fuera tradición que algunas Geishas tuvieran un Danna o amante fijo con el que consintieran tener relaciones sexuales. Generalmente era un hombre adinerado que podía permitirse financiar los costos del entrenamiento tradicional de la Geisha y demás gastos de su manutención.
La Geisha en la actualidad
Hoy en día, todavía hay mujeres que estudian para ser Geisha. La ciudad de Kioto mantiene fuerte la tradición y en ella hay dos de los más prestigiosos y tradicionales distritos de Geishas, Gion y Pontochō. Los hanamachi de Tokio, Shimbashi, Asakusa y Kagurazaka son también bastante conocidos. Las estudiantes viven en tradicionales casas de Geisha llamadas okiya en áreas denominadas hanamachi, pero las Geishas experimentadas y libres de sus deudas pueden llegar a vivir en sus propios apartamentos.
Su mundo es Karyūkai o “mundo de las flores y sauces” y en él mantienen vivas las tradiciones antiguas. Aunque la demanda de sus servicios ha decaído, todavía se las contrata para asistir a fiestas y encuentros en casas de té o restaurantes tradicionales.