Masturbarse es un placer, genial, sensual
La masturbación no es patrimonio de los hombres, ya lo dijo Havelock Ellis mucho antes que Freud. Y no sólo eso, las mujeres son más precoces que los hombres. No lo digo yo, lo afirmó Kinsey en los 50 cuando tras una encuesta exhaustiva descubrió no sólo que los niños se tocan, cosa que ya había constatado su colega Ramsey en 1943, sino que, mira tú por dónde, las chicas más que los chicos.
Estudios posteriores recopilados por Ramos Brieva han reafirmado la idea: las mujeres nos iniciamos antes (entre el 20% y el 42% frente al 3% y el 13% de los hombres. Si sumamos a eso que, en general, nos masturbamos a la chita callando, el partido lo ganamos las mujeres por goleada.
Hay muchas maneras de masturbarse pero, por lo visto, el 71% de las mujeres es fiel a la manera en la que lo han hecho siempre. Se supone que es porque si una cosa funciona, para qué cambiarla, pero creo que puede ser que nos hayamos vuelto rutinarias y perezosas hasta para eso.
Un par de frotamientos, un orgasmito discreto y a dormir, que mañana hay que madrugar.
Una de las quejas más habituales de las parejas es que el sexo se vuelve monótono. Exigimos aventura, improvisación, sexo salvaje algunas veces, sensualidad y delicadeza otras. Que conozcan nuestras fantasías y estén dispuestos a cumplirlas. Que nos hagan enloquecer como la primera vez. Pedimos eso al otro, es cierto. Entonces, ¿cómo es posible que no nos lo exijamos a nosotras mismas? ¿No deberías ser tu mejor amante?, ¿concederte todos tus caprichos?
Sorpréndete, juega contigo misma, sedúcete. Sé todo lo que te gustaría que fuera tu compañero sexual. Tócate en la cocina, en el salón, en la bañera, en la silla del comedor, escondida tras los visillos de la ventana. De pie apoyada en la nevera, sobre la mesa del despacho, tumbada en el suelo sobre una alfombra que acabas de comprarte.
Ponte tu mejor conjunto de ropa interior y desnúdate frente al espejo, disfruta de unas fresas con champan a solas, date un baño de espuma y mima todo tu cuerpo. Si quieres ser tu mejor amante y no seguir formando parte del 71% sigue estos consejos: ríndele culto a Onan, no dejes que languidezca solo.
Conócete al dedillo
Cómo estimular la vagina
Tu vagina es una fuente inagotable de placer. Llama al timbre del punto G y se abrirán las puertas del paraiso. Se encuentra en la pared vaginal del lado del vientre, a unos cinco centímetros de la entrada; es una pequeña depresión con una piel muy elástica que cede bajo el dedo. Para encontrarlo introduce el dedo tieso, no doblado y darás con él. Una manera de masturbarlo intensificando las sensaciones es presionarlo con el dedo corazón a la vez que pinzas rítmicamente el clítoris entre los dedos gordo e índice.
Hay otros dos puntos muy sensibles a la entrada de la vagina, no todo se reduce al punto G. Para encontrarlos imagina un reloj sobre tu clítoris: los puntos se encuentran entre la una y las dos a la derecha y entre las diez y las once a la izquierda.
Acarícialos con suavidad con la yema de los dedos para estimularlos y luego pulsa rítmicamente incrementando las sensaciones.
No todas las mujeres sienten placer en el cuello del útero pero las hay que sí pueden llegar al orgasmo con facilidad. Ante todo decirte que es una zona sensible y delicada, así que nada de hacer el salvaje. Ponte en cuclillas o curvada para que la profundidad de la vagina se reduzca más o menos a la mitad y así puedas llegar bien. Hay varias maneras de estimularlo: acariciando con suavidad su superficie en varias direcciones (las laterales son especialmente estimulantes), y también en la base y en el propio cuello (presionando, girando o alternando giros con presiones rápidas)
Cómo estimular el clítoris
Hablando en plata: el clítoris es como una polla pero en pequeñito, y no sólo la cabecita que sobresale, como se ha pensado toda la vida. Esa es la punta del iceberg, el glande; su similitud es más evidente en las mujeres con un clítoris grande ya que se ve claramente la forma de la cabeza. El resto de su longitud yace bajo su superficie y se prolonga hacia abajo hasta rodear la abertura vaginal. Todo él, al igual que el pene de un hombre, es masturbable.
Hay varias maneras: la más habitual es acariciarlo suavemente con la yema del dedo, ya sea en círculos, ya con un vaivén de lado a lado, ya sea pulsándolo como si fuera un botón.
Es necesario ejercer la presión adecuada ya que durante las caricias, el clítoris se pone erecto, se endurece y su punta queda al descubierto por lo que llega un momento en el que si se sobreestimula, duele; como le duele a un hombre que se estimule su glande sin la lubricación adecuada, por ello es necesario mantenerlo lubricado constantemente y alternar el tipo de caricias.
Cada una proporciona un tipo de placer distinto: de arriba a abajo descubre la cabeza y lo sensibiliza; de lado a lado lo hace vibrar y estremecerse; en círculos permite lubricarlo adecuadamente si se alterna con penetración de los dedos en la vagina.
La otra manera, menos habitual pero terriblemente placentera, es pinzarlo. Pínzalo en toda su longitud (no sólo la punta, por lo tanto), ya sea con los dedos, ya con los nudillos, como masturbarías un pene. Si no quieres lastimar la cabeza (ya que al masturbarlo bajarás la piel que lo protege), pinza a través de los labios: ésto lo hará doblemente excitante, ya que mantendrá la lubricación y estimularás a la vez los puntos erógenos de la vagina.
¿Por qué masturbarte sólo con los dedos? Ve más allá: mastúrbate con el pie; en concreto, con el talón. Es la manera favorita de hacerlo de las mujeres de la tribu Lesu. ¿Cómo hacerlo? Siéntate sobre el talón de manera que presiones suavemente el coño con él y balancéate hacia delante y hacia atrás al ritmo que te pida el cuerpo. Las Lesu lo hacen sentadas sobre el suelo, pero mejor hazlo sobre algo mullido ya que si no, la presión puede resultar muy fuerte y acabar irritándote demasiado.
Sé que hay todo un mito alrededor de masturbarse con las hortalizas más variadas del mercado de temporada pero no acaba de parecerme buena idea. No olvides que es una zona muy delicada y puedes lastimarte, además es propensa a contraer infecciones. Mejor cómprate un juguetito con el que pasar una tarde bien acompañada.
Hay tantos tipos como deseos por satisfacer: doble penetración, estimulación del clítoris, del punto G, con distintas formas, materiales y tamaños… juega, juega, juega. Hay unos patitos muy prácticos con los que jugar en la bañera aunque siempre te queda la opción de masturbarte directamente con el chorro de la ducha.
Me ha contado un pajarito que algunos jacuzzis vienen con chorros maquiavélicamente orientados: los diseñadores de bañeras sí que saben.
Sedientos de pasión
Dicen que nadie te masturbará como lo haces tú pero permíteme que lo ponga en duda. Quizá el problema está, como en muchas cosas en la cama, en no pedir las cosas. Puedes pedirlo por favor, con un ordeno y mando, a gritos, con gemidos, susurrando al oído, clavándole las uñas en la espalda indicándole que va bien o con un manual de instrucciones a color y plastificado, pero que se entere.
Dile qué te gusta y cómo quieres que lo haga.
Cada cuerpo es un mundo y, además, por culpa del mal porno los hombres piensan que hay que pulsar el clítoris como si fuera el botón de la play y tratar la vagina con rudeza como si fuera un mortero. En el punto medio está la clave, la brutalidad no es sinónimo de mayor placer; en muchas ocasiones estimulando suavemente un punto determinado se alcanza un orgasmo más intenso que con una penetración total.
Si el punto que quieres que te estimule es el G, debes saber que entre la lubricación, la excitación y la inexperiencia no siempre resulta sencillo encontrarlo. Hay dos maneras con las que acertará de pleno en la diana:
Tumbada boca arriba, él arrodillado a la altura de tu costado, la palma de la mano sobre tu pubis; si introduce el dedo y lo dobla, su yema estará a la altura exacta.
Acuéstate con el culo sobre un cojín, el sentado o arrodillado enfrente tuyo; que introduzca el dedo rígido hasta el fondo.
Cuando lo encuentre. que pulse con la yema suavemente bien con pulsaciones intermitentes, bien con movimiento circulares. Si no sabe, guíale con tus manos.
Puede hacerte enloquecer si además te estimula el clítoris con el dedo gordo y con otro dedo la zona anal. Una manera de hacerlo es introducir el dedo corazón en el ano, el gordo en la vagina y luego pinzar la zona con movimientos rítmicos. Tiene diez dedos: tú pones el límite.
Corre que quiero enloquecer de placer
EL chichi en sí es un monte por el que corretear feliz. El pubis y los labios son una fuente de placer si se saben estimular adecuadamente. El pubis es tan sensible que una mujer puede llegar al orgasmo acariciándolo suavemente. Si estás totalmente depilada la caricia será más efectiva, sobre todo si acaricia con una pluma o algo muy suave, pero si tienes vello puede resultar muy excitante que tire con suavidad del mismo.
Lo mismo ocurre con los labios externos, son el equivalente del escroto masculino así que están llenos de terminaciones nerviosas y puntos de acupuntura; pinzarlos con suavidad puede hacer que sientas un fuerte estallido de placer en todo el vientre. También los labios internos o menores son fuente de placer si se tironea de ellos con suavidad ya que su piel es extremadamente sensible.
No sólo somos una vagina y un clítoris y él tiene dos manos y una boca. Pídele que estimule otros puntos erógenos. Cuando una mujer se excita aumenta el riego sanguíneo en los pechos y éstos aumentan un 25% y el pezón hasta un centímetro más, por lo que la zona está mucho más sensible. Puedes llegar al orgasmo sólo con la estimulación del pezón ya sea pinzándolo con las yemas de los dedos o mordisqueándolo. A veces se sensibiliza tanto que puede llegar a doler, pero se soluciona lubricándolo.
Mordisquear tu cuello, el lóbulo de tu oreja, tus pies… incrementarán la excitación y la potencia del orgasmo. También puede masturbarte contigo de espaldas a él; así puede morder y lamer toda su superficie, en especial la nuca y los hombros, puntos muy erógenos.
Como ves hay cientos de opciones.
Déjate llevar y pásate a las filas del 29%: será un auténtico placer pertenecer a esa minoría.
«Eternal Flame» – The Bangles
7 comentarios
buen consejo ya tengo varias técnicas para la masturbacion.
Colocare en práctica esos truquitos me encanta esta pagina
Siempre será placentero que ambos manejen palabras dirigidas a ella y no sólo los gemidos ya que las palabras harán más aún un placer donde ambos corren ese puente de inseguridades y le darás más placer y confianza
[…] Fuente: Sexologicos […]
[…] Fuente: Sexologicos […]
[…] Desciende hasta su clítoris y acarícialo de manera circular, en el sentido de las agujas del reloj y luego en el sentido contrario. Presiona suavemente, con el índice y el pulgar. Introduce el dedo medio de la mano derecha y acaricia todo el interior de su vagina como os hemos explicado en el artículo “Masturbarse es un placer”. […]
Que buena la técnica de la masturbación, voy a seguir el consejo que dais y a practicar para ser de ese 29%
GENIAL LA REVISTA !!!!