
Mamen me brinda, como cada semana, la posibilidad de elegir.
Es una adjunta eficaz, aunque su mordacidad de los lunes me irrita.
—Buenos días, jefe —Joder, sabe cuánto me fastidia que me llame “jefe” —
Hoy tenemos tan solo dos propuestas, aunque creo saber cuál vas a escoger.
Veamos, la primera es una aparición en un pueblecito en los Picos de Europa.
Los lugareños la llaman la “aparición fétida”…
—Vale, pasa a la otra.
—¿Más vírgenes? Mamen…
—Espeeeeeera. No tiene nada de religioso. Deja que te cuente.
***
La posada es un edificio totalmente restaurado, con la fachada de piedra trepada de hiedras y contraventanas de madera pintada de verde. En la recepción me sonríen con esa cara de saber quién soy y a lo que vengo. Entro en la habitación y hago la inspección habitual. Tengo reputación de parapsicólogo concienzudo, sobre todo porque me dedico a desmontar mitos y leyendas y no a crearlos. Puedo presumir de haber destapado un buen número de psicofonías, supuestas apariciones y mansiones encantadas. La estancia está limpia. Un comienzo esperanzador porque odio encontrarme bastidores o micrófonos a las primeras de cambio. Además, el sitio me gusta y no me importaría quedarme unos días más. La cama es acogedora, hay una buena bañera de aspecto decimonónico pero la habitación dispone de los últimos adelantos en hostelería: wifi, aire acondicionado y televisión por satélite.
Deshago el equipaje y no he hecho más que ponerme el pijama —conjunto de camiseta de Snoopy y calzón largo— cuando comienza el espectáculo. Las luces led de última generación se atenúan (he de comprobarlas) y una fosforescencia en la esquina de la bañera adquiere forma humana. Qué digo humana. Deliciosamente femenina. Estaba preparado para una tosca campesina —sí, estoy lleno de prejuicios—, no para contemplar a una muchacha de movimientos sensuales. Va cubierta con un camisón no demasiado vaporoso que se adapta a sus caderas y enmarca un busto poco generoso pero de firmeza envidiable. Me siento en la cama y la observo evolucionar.
Me ha mirado dos veces. No me ignora. Al contrario, está actuando para mí y lo hace con un descaro impropio de una supuesta mujer de provincias de hace casi dos siglos. Como poco diría que ha recibido clases de interpretación. Es silenciosa pero sus pestañeos me dicen más que mil palabras. Con sutil elegancia se sienta sobre el tocador con los pies sobre un taburete. No suelta mi mirada mientras se deshace del camisón con gestos pausados de seducción. No le hace falta nada más para captarme. Soy todo suyo. Acaricia su cuerpo mientras se humedece los labios con la lengua apenas insinuada. Mece las piernas en una danza cuya música no me es necesario escuchar y descubre a mis ojos de cazador los secretos que esconde. Los tobillos finos sirven de base a unas piernas firmes que sustentan unos muslos magníficos que deben apretar lo suyo. El calzón me contiene a duras penas y comienza a resultar molesto. La mujer es consciente de ello y su sonrisa gatuna anuncia que me devoraría sin que yo pudiera resistirme. Entreveo su sexo en dos pasadas mágicas que no hacen sino enardecerme todavía más. Aguardo acontecimientos, olvidando mi propósito original.
Se levanta y se me acerca con indolencia. Sigue actuando y sabe que su público está entregado. Al llegar a mi altura se dobla por la cintura hacia mi regazo, las piernas tensas como mi sexo, y se retira sin rozarme siquiera. Es un juego sumamente excitante. Me está volviendo loco. Se lleva un dedo a los labios reclamando mi silencio y con un par de gestos me invita a la liberación. No me da vergüenza desnudarme y que pueda contemplarme así, desvalido en mi deseo. Comienza otra danza tenue y felina. Sus dedos bailan alrededor de mi falo enhiesto. Lo envuelven y dibujan formas sobre él, pero no lo ha tocado ni por un instante. Caricias incorpóreas. Estoy desesperado, al borde del sollozo, aunque no me atrevo a moverme por temor a romper el hechizo del momento.
***
Mamen se pinta las uñas sobre el escritorio cuando entro al despacho.
—¿Qué tal ha ido, jefe? ¿Buenas fotos? Estoy ansiosa por ver las filmaciones.
—No hay nada, Mamen. En esa habitación no ha pasado nada, olvida el tema y pasemos al siguiente.
No estoy dispuesto a que nadie vea cómo me masturbo sin manos.
Pedro P. de Andrés ©
La Quinta Estación – Facebook – Wikipedia
En el 2006 La Quinta Estación publicó su tercer disco El mundo se equivoca, con el que
lograron el verdadero éxito en España. Su single "Me muero" catapultó el álbum hasta el
número tres de la lista de éxitos española.
Perfecta para ambientar este emocionante relato.
Me muero - La Quinta Estación
Pedro P. de Andrés (Bilbao en 1967) es Licenciado en Derecho y dedica la mayor parte de su tiempo libre a la escritura. Desde sus comienzos en el Taller de Escritura Alfa, es autor de relatos y microcuentos y espera la próxima publicación de su primera novela mientras se dedica a su blog, Desde mi rama (http://ultralas.blogspot.com.es/). Es miembro de la Asociación de escritores Marqués de Bradomín y de la denominada Generación Subway.
Publicaciones:
—Relato corto «Pintar la Niebla» en Antología “Al hilo de la Trama”. Taller Alfa. Bilbao 2013.
—El relato «D.Mónica», finalista en el Certamen «Cuentos para una ciudad en fiestas» y publicado en la antología de Relatos del Primer Certamen Internacional Aste Nagusia de Bilbao 2013 del mismo título.
—Segundo premio en el Certamen Planeta de Agostini de Relato Corto 2013 con el relato «Resistencia», publicado en la antología «Relatos escogidos».
—Microrrelato «La Lola del puerto». Finalista en el Concurso de Microcuentos J.M. Peláez. Zafra 2014.
—Relato «Justicia Festiva». Accésit Mejor Relato Negro en el Certamen «Cuentos para una ciudad en fiestas» y publicado en la antología de Relatos del Segundo Certamen Internacional Aste Nagusia de Bilbao 2014 del mismo título.
—Relato corto «Verdad o consecuencia» en Antología «Cuento de largo». Taller Alfa. Bilbao 2014.
—«Belleza Microscópica» Revista nº 7. Asociación Vasca de Ciencia Ficción-Terbi.
—Relato corto «Compañeros» finalista en el XXV Premio de Narración Breve de la UNED 2014.
—Relato «Ídolo de barro» en la antología Generación Subway, Cuentos Vol. I (Diciembre 2014), Editorial Playa de Ákaba.
2 comentarios
Impresionante relato, con todo el derroche de imaginación y sensualidad.
BRAVO PEDRO !!
Muchas gracias, Victor.
Hasta ahora mi primer relato de género, pero me sentí a gusto. Seguro que llegan más.
Un abrazo.