Al escuchar el primer tono de su teléfono sabía que era ella. Más o menos, era el momento en el que cada noche se ponía en contacto con él para comenzar un nuevo capítulo de una saga interminable que lo tenía absolutamente ilusionado y motivado.
Mateo rondaba los cuarenta. Divorciado, elegante, seguro de sí mismo, pulcro en vestimenta y actitud. Sensual, sexi, divertido y natural. Tras de sí un amargo episodio que empezaba a superar. Un divorcio difícil, de los que dejan huella y te hacen plantearte la existencia del amor e incluso de algo que se le pueda parecer.
Allí se encontraba, sentado en su chaise longue, esperando que llegase la hora de comunicarse con la persona que le había devuelto un discreto brillo a su mirada profunda, Amelia.
Nunca hubiera imaginado que algo así le pudiera provocar semejante placer y que le hiciera mantenerse vivo.
Ese “ring” provocó que el vello de sus brazos se erizara. Estaba expectante. Sabía que una vez más su diosa del sexo telefónico haría con él lo que más deseaba en ese momento.
-¿Cómo estás, cielo?
Las tres palabras que cada noche le hacían estremecer y cambiar la expresión de su rostro. Incluso excitarse de forma inmediata. Esa voz. Esa mujer. Su musa. Atrevida, provocadora, fresca,….lo tenía todo. Y simplemente la conocía por su voz. Su tono erótico, carnal, sensitivo, le hacía tocar el cielo en todos y cada uno de sus encuentros.
Durante un breve espacio de tiempo charlaron, como cada día, sobre lo que habían hecho; conversaciones intrascendentes pero necesarias, porque ambos sabían que lo que había entre ellos no era sólo sexo, y tampoco deseaban que fuera así.
Se “conocían” desde hacía relativamente poco tiempo. Un día, por casualidad, ella había dejado un mensaje en su buzón de voz confundiendo su número con el de otra persona. Nada más escucharlo, él experimentó una sensación desconocida hasta entonces.
Contactó con ella de inmediato para que supiera que había dejado el recado a la persona equivocada. Pero, en realidad, sólo quería volver a escuchar esa voz que tanto le enardecía. Y ahí comenzó todo.
Su voz le provocaba ternura, calidez, pasión, excitación y muchas más sensaciones que ni siquiera era capaz de explicar. Estaba absolutamente loco por ella. Tras diez minutos de charla, los dos permanecieron en silencio unos segundos.
Sabían lo que iba a ocurrir a continuación. Ella quería proporcionarle placer y comenzó a dar indicaciones exactas para lograr su fin.
Amelia le susurró que se quitara toda la ropa. Mateo obedeció su petición y quedó totalmente desnudo encima de su sofá.
-Voy a lamerte la oreja lentamente mientras con mis manos dibujo círculos por tu pecho y tus pezones. Creo que hay algo ahí abajo que está poniéndose muy muy duro.
Efectivamente. Mateo sostenía entre sus manos una tremenda erección.
La sensualidad de la voz de Amelia desencadenaba en él un cúmulo de sensaciones que hacían que su corazón latiera a velocidad de vértigo. Estaba enteramente excitado.
-Quiero que sientas mis labios bajando por tu cuello, dándote pequeños mordisquitos. Voy a llegar hasta tus pezones y te los voy a lamer suavemente. Me encanta sentir cómo se te ponen duros, cielo. Estás muy, muy caliente. Lo noto en tu respiración. Amelia jadeaba delicadamente por que sabía que así aumentaba, más si cabe, el deseo de Mateo.
-Bajaré mis manos lentamente hasta tu erección, Mateo, la sujetaré con fuerza e introduciré tu pene en mi boca. Quiero oírte gruñir. Así yo también me excitaré. Mateo aceptaba cada movimiento como si fuera real. Estaba sumido en un éxtasis casi
absoluto. Podía sentir cómo Amelia metía su pene en la boca y lo acariciaba con sus labios a la vez que lo recorría de arriba abajo con su ávida lengua.
-¿Estás bien, cielo? Quiero oírte gruñir. Yo estoy muy húmeda. Me gustaría que me recorrieras con tus dedos y luego los llevaras hasta mi lengua para disfrutar de mi sabor.
¿Lo vas a hacer?
Mateo quiso probar también el gusto de Amelia. Se acercó sus dedos a la boca y los chupó.
Le pareció el sabor más exquisito del mundo.
-Ahora voy a sentarme encima de ti, pero sólo verás mi espalda. Vas a penetrarme lentamente desde atrás. Sentirás mi movimiento, entrarás y saldrás de mi interior, primero lentamente, yo marcaré el ritmo.
Después será más salvaje, me penetrarás fuerte y yo me moveré al ritmo que tú me marques.
¿Me sientes Mateo? Porque yo estoy empezando a notar el cosquilleo de un orgasmo brutal, nene.
Por la frente de Mateo comenzaban a asomar unas finas gotas de sudor. Sus mejillas ardían. Iba a explotar de placer. Mientras sacudía su pene al ritmo que Amelia iba marcando sentía verdaderamente que se abría paso en su interior.
-Joder Mateo, joder. Me vuelves loca. Voy a darme la vuelta y me voy a colocar de rodillas a tu lado. Vas a acercarte a mí. Me apretarás las nalgas con tus manos y me penetrarás sin dudarlo. Hazlo Mateo, hazlo. Mientras entras y sales tu mano me acariciará el clítoris. Quiero correrme contigo. Juntos, al mismo tiempo. ¿De acuerdo, cielo?
Mateo asintió tragando saliva con dificultad. El sudor que le escurría por la cara era cada vez más denso.
-Sigue, Mateo, sigue. Estoy a punto.
Amelia continuó gimiendo y jadeando hasta que escuchó gruñir a Mateo. En ese momento ella gritó. Un grito ahogado que hizo que Mateo se sumiera en un orgasmo extraordinario. Increíble. La respiración de Mateo era acelerada. Su pecho subía y bajaba según los latidos de su corazón. Seguía sudando. Estaba incluso algo mareado. Ninguno de los dos decía nada.
Sólo se escuchaba el leve sonido del placer, de la satisfacción.
-¿Estás bien, mi amor? ¿Te ha gustado?
-He tocado el cielo, Amelia.
Sin más que añadir, ambos colgaron los teléfonos sabiendo que veinticuatro horas después
la voz de Amelia volvería a hacer feliz a Mateo.
Arancha García ©
«Camino de Rosas» – Alejandro Sanz
22 comentarios
wow!!! Yo vivi un relato asi con mi ex novio, tambien nos conociamos hace tiempo todo comenzo una llamada hicimos el amor varias veces por telefono luego tuvimos una relacion extraordinariamnete apasionada sensual mucho amor deseos luguria fueron 2 años increibles . es verdaderamente marabilloso …Pero termino porque descubri que era casado =(
Me encanto
Muy buen relato, me encantó su erotismo
Genial !!!!!!
Tremendo relato. Madre mía¡¡¡¡ Le tenéis que pedir a la escritora que siga con los sentidos, le quedan 3 todavía. Leí el del olfato y también me gustó mucho. Sensibilidad, criterio y firmeza. Chapo¡¡¡
Una historia que produce un alto grado de excitación. Muy bien
Un relato con mucha sensualidad y mucho morbo
El erotismo y el sexo unidos en un magnífico relato. Enhorabuena
Un relato de lo más sugerente, muy sensual, me ha gustado mucho…..
El sentido del oído es super erótico, pone muchísimo que te digan cosas al oído y si están subiditas de tono es lo más !!!
El relato esta genial !!
Un relato muy explicito, pero que hace volar igual la imaginacion.
Que guai. Un relato muyyyy erótico
Yo he jugado con mi novio a eso cuando llegan las vacaciones y nos separamos y es lo mássssss !!!
Mola muchísimo el relato, es tan real…..
Me ha encantado, pone un montón, me gustan los relatos de esta escritora…..
Por eso las líneas calientes tienen tanto éxito, es un sentido poco valorado en relación a lo que se puede disfrutar a través de él……
Me ha gustado mucho !!
Que excitante sentir por el oído como el placer invade todo nuestro sexo…… sublime
De nuevo enhorabuena…vuelves a conseguirlo. Olfato, oido…
Buenísimo, sencillamente espectacular.
A ver si algún chico se equivoca de número y me llama. Estoy ansiosa esperando, ya te digo. Enhorabuena a la autora , un relato muy caliente.
Cumple a la pefección con su cometido. Te pones muy caliente leyendolo y eso es lo que busco en un relato erótico
Mola mucho, muy realista, muy erótico. Perfecto
Muy bueno. Me ha encantado. Felicidades a la autora