
Las lágrimas femeninas disminuyen el deseo sexual de los hombres
Podemos decir que el ser humano secreta tres tipos de lágrimas: las emocionales, las basales y las reflejas. Las primeras surgen por una emoción (tanto alegre como triste), las basales mantienen el ojo lubricado e impiden que se adhiera el polvo; las reflejas resultan de la irritación de los ojos por partículas extrañas o presencia de sustancias irritantes.
Los fisiólogos han descubierto que el contenido de las lágrimas emocionales es distinto del de las lágrimas basales, ya que aquéllas poseen más proteínas y más hormonas relacionadas con el estrés. Por ello, muchos científicos se preguntaban si las lágrimas emocionales tendrían alguna función biológica.
En 2011, un grupo de científicos del Instituto Weizmann de Ciencia (Israel), liderados por la neurobióloga Shani Gelstei, sometieron a varios sujetos a un estudio en el que se buscaba determinar si las sustancias químicas presentes en las lágrimas de las mujeres podían influir en los hombres, al igual que las lágrimas de los ratones macho afectan a sus congéneres.
El estudio constaba de dos fases: en la primera, los investigadores hicieron oler a un grupo de hombres dos sustancias distintas alternándolas entre ellas: lágrimas femeninas y una solución salina. Después, a unos hombres les hicieron oler la solución salina y a otros lágrimas vertidas por mujeres mientras veían una película dramática. En ninguno de los casos los hombres supieron distinguir, de manera consciente, un fluido de otro.
No fue así la reacción del inconsciente: la segunda fase consistía en mostrarles fotografías de las mujeres que habían participado en el experimento mezcladas con otras que no: los hombres consideraban menos atractivas a las mujeres cuyas lágrimas habían olido.
También se analizó su saliva para determinar el nivel de excitación física y comprobaron que los niveles de testosterona eran menores en los hombres que habían olido las lágrimas frente a los hombres que habían olido sólo la solución salina.
La testosterona es la hormona sexual masculina por excelencia, encargada, entre otras cosas, de la excitación sexual del hombre y que puede provocar que tenga fantasías sexuales y predisposición al sexo.
La tercera parte del experimento consistió en monitorizar a los hombres con resonancias magnéticas mientras veían películas dramáticas para determinar si había distintas reacciones en los hombres que habían olido las lágrimas y, en caso afirmativo, determinar las zonas del cerebro que se habían visto influidas.
El resultado fue concluyente: los hombres que habían olido las lágrimas registraron menor actividad en la zona del cerebro asociada al deseo sexual.
Lo que queda por determinar es por qué y si las lágrimas de los hombres causan el mismo efecto en las mujeres.
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