Sueños muy húmedos
Podemos tener hasta cien mil sueños durante nuestra vida, pero según William Domhoff muy pocos con contenido erótico a lo que hay que sumar que en éstos, el contenido estrictamente sexual (la penetración, vaya) es ínfimo: el 2% de los que tienen los hombres y el 0,4% de los de las mujeres.
Un porcentaje insignificante, me temo, pero eso no quita que nos acordemos de ellos y los apuntemos con letras rojas en el diario de eventos trascendentes del mes. Yo creo que es porque, a pesar de que son pocos, sí son húmedos, muy húmedos: según Bárbara Bartlik, psiquiatra y terapeuta sexual, tanto el hombre como la mujer pueden llegar al orgasmo o, por lo menos, excitarse.
No sólo se empalman los hombres como se creía hasta ahora, las mujeres también: su clítoris sufre (goza, más bien) erecciones y su sexo lubrica. Domhoff afirma que especialmente durante el sueño REM (Rapid Eye Movement) MOR en español (Movimiento ocular rápido), el último tramo del sueño antes de despertar.
Considerando que los sueños se producen durante toda la noche pero sólo se suelen recordar los MOR, creo que puede que tengamos sueños eróticos y no los recordemos: MIERDA. Bueno, de todos modos, los sueños MOR duran hasta una hora, no como los que suceden durante el resto de la noche, por lo que seguro que son coitus interruptus que no merecen la pena (quien no se consuela es porque no quiere).
¿Así que estamos a merced de los caprichos de nuestro inconsciente?. No, queridos lectores: existen los sueños lúcidos y, podemos controlarlos.
Sueños eróticos lúcidos
Un sueño lúcido es aquel en el que el que sueña es consciente de que está soñando. El psicólogo de la Gestalt Paul Tholey estableció los criterios para distinguirlo: el soñador sabe que sueña; dispone de su libre albedrío; cuenta con sus capacidades normales de raciocinio; la percepción de sus cinco sentidos es comparable a la de la vigilia; cuenta con los recuerdos de los que dispone cuando está despierto; al despertar recuerda con claridad su sueño; y es capaz de interpretar el sueño dentro del sueño mismo.
Por lo tanto, el que sueña tiene una cierta libertad de acción dentro del sueño, intervenir en su curso y cambiar ciertas cosas. Generalmente son espontáneos, pero también pueden inducirse.
Ya hay textos budistas del siglo VII que hablan de la posibilidad de controlar los sueños y Léon d’Hervey de Saint-Denys, en su obra “Los sueños y cómo controlarlos” dio consejos para conseguirlo.
No creo que la intención de Léon d’Hervey de Saint-Denys fuera que su libro se utilizara para tener sueños húmedos, pero no puedo evitar tener una mente calenturienta y proponeros, por lo menos, intentarlo.
LaBerge dio una pauta muy efectiva para conseguir tener un sueño lúcido: interrumpir el sueño durante la noche, estar despiertos entre cuarenta y cinco minutos y una hora y volver a dormir.
Ahora viene la pregunta del millón: esto asegura tener un sueño lúcido pero no que sea erótico, ¿verdad?.
Efectivamente, si lo asegurase no estaría ahora escribiendo frente a un ordenador, sino soñando: ni que fuera tonta.
Aunque no todo está perdido, señores, según Loewenberg hay una manera de prolongar el sueño que estamos teniendo y es mantener la misma postura que al despertar y cerrar los ojos de nuevo concentrándonos en volver a él.
Así que la solución perfecta sería entrenarse en controlar los sueños y cuando tengamos uno erótico aferrarnos como a un clavo ardiendo y cambiarlo para que no sea tan soso como los que solemos tener habitualmente.
Ya me contáis, si eso …
Goce interpretativo salvaje
Muchos intentan desentrañar el verdadero significado de los sueños eróticos; uno de ellos es Loewenberg, autor del libro “Descifrando el código de los sueños”, que entrevistó a unas 5000 personas para determinar cuáles son los sueños eróticos más comunes y darles su personal interpretación.
Soñar que mantenemos un encuentro sexual apasionado con un desconocido no significa que queramos tenerlo en realidad, sino que es la manera que tiene nuestro inconsciente de empujarnos a ser más arriesgados en la vida real y expresar nuestros verdaderos deseos. A lo que yo añadiría que puede que ese verdadero deseo que quiere nuestro inconsciente sea tener un encuentro sexual apasionado con un desconocido, porque si no, soñaríamos que sobrevolamos las cataratas del Iguazú en ala delta; pero no soy experta en sueños así que no me hagáis mucho caso.
También puede significar que ese desconocido somos nosotros mismos “¿Acabas de hacer algo que requiere una tremenda fuerza, coraje y osadía? Entonces «el sueño es prueba de que estás orgulloso de tus logros”, dice Loewenberg. ¿Onanismo encubierto, entonces?. ¡Qué deprimente!
Si no es un desconocido sino nuestro jefe o un compañero de trabajo significa que deseamos algo de ellos, ya sea un reconocimiento laboral, respeto, su puesto de trabajo, o “algo en él que quieres para ti” (a lo que yo añado que si tu compañero de trabajo te pone verraca lo mismo lo que quieres de él es un reconocimiento genital, pero vaya usted a saber).
Soñar que nuestra pareja nos pone los cuernos es el sueño más habitual; puede simbolizar que tememos que nos los ponga (todo un descubrimiento esta interpretación, nunca se me hubiera pasado por la cabeza) o que sintamos que descuida la relación porque está demasiado centrada en otras cosas (sobre todo si soñamos que se lo ha montado con la nueva secretaria, esa tan mona con la que pasa 20 horas en su trabajo de funcionario).
Si tu amante onírico es tu ex, puede que sea síntoma de que has caído en la rutina y que algo no marche bien en tu pareja (¿que sueñas con tu ex?); y si no tienes pareja significa que te sientes insatisfecho por algo de tu vida real (¿que te dejó y te mueres por volver y echarle un polvo?). Lo dicho, elucubro, no me hagáis ni caso.
Finalmente, si no es tú ex sino un desconocido, puede significar dos cosas: que algo está acaparando tu atención o que te sientas culpable porque algo no marcha bien en la relación.
O sea: ¿te sientes culpable porque algo no marcha bien en tu pareja y por eso sueñas que te acuestas con otro?; yo creo que sería al revés: que el soñar que te acuestas con otro te haga temer que algo no marcha bien en tu pareja, cosa que no tiene por qué ser cierta. Y si la explicación es que algo acapara nuestra atención, lo mismo es el vecino del quinto con el que has soñado que follabas en el ascensor, sobre todo si desde que está en el edificio sacas la basura tres veces al día para que no huela mal la cocina.
Lo siento, pero las interpretaciones de Loewenberg no me acaban de convencer: me temo que se ha dejado atrapar por el goce interpretativo salvaje.
Los sueños y el psicoanálisis
Por mucho que lo nieguen, la interpretación de los sueños acaba pecando de subjetiva. Por ejemplo, uno de los sueños seudo eróticos más comunes (según Patricia Garfield el 52% de la población lo ha soñado alguna vez) es el de verte desnudo entre un montón de extraños que no se dan cuenta, ni se burlan, ni acusan, ni se escandalizan. Ella considera que significa vulnerabilidad ante situaciones determinadas de la vida real que aparecen en el sueño; miedo a mostrarnos como somos en realidad o a no estar a la altura de lo que se nos exige o creemos que se nos exige.
Sin embargo para Freud este sueño de carácter exhibicionista simboliza “la infancia del individuo”, un momento que éste vivió sin vergüenza y por eso es como el paraíso, ya que todos están desnudos y no se avergüenzan los unos de los otros por ello.
No podía ser de otro modo: para el padre del psicoanálisis el sueño es una manifestación del inconsciente, un deseo reprimido, por ello, interpretar los sueños es una herramienta muy valiosa para explorarlo. Pero advirtió que la interpretación es una actividad psíquica que puede conducir al “delirio de interpretación”, a la “interpretación salvaje”; por eso el psicoanalista debería seguir una serie de reglas para no caer en ésta; una de ellas: no interpretar sin el durmiente ya que los resultados no serían realistas.
A pesar de sus consejos todas las corrientes posteriores cayeron en el goce interpretativo salvaje atribuyéndole a todo un significado marcado ya fueran símbolos sexuales, odio hacia la madre, deseo de triunfar socialmente o lo que fuese. Es un arma de doble filo, por lo tanto, creer ciegamente todas las interpretaciones que he comentado ya que generalizan; puede que sirvan para los encuestados, pero no tiene por qué servir para ti o para mí ya que no nos han analizado.
Sueños eróticos y oniromancia
El psicoanálisis no fue pionero en la interpretación de los sueños, la humanidad lleva intentando entenderlos desde hace más de 3.800 años. Lo relevante del psicoanálisis fue intentar interpretarlos en relación con la persona, su vida anímica, el inconsciente como parte integrante de su aparato psíquico a diferencia de corrientes anteriores que interpretaban buscando fuera de la persona.
Al principio, se consideraba que los sueños eran un mensaje divino que había que descifrar. Los pitagóricos creían que eran un vehículo de comunicación con entidades divinas y que la recepción del mensaje dependía del estado de pureza psíquica y física del que soñaba. Los estoicos también defendían que los sueños eran la confirmación de la existencia de los dioses, la providencia y el hado. Los sueños eran, por lo tanto, portales hacia mundos que existían en otro plano de existencia.
No es de extrañar que pronto se desarrollara una rama interpretativa que buscaba desentrañar su significado profético: la Oniromancia. Muchos filósofos lo intentaron con ahínco, aunque fue Antifonte quien elaboró el primer tratado oniromántico con un enfoque racional y Aristandro el que introdujo una subdivisión teórica y práctica que marcó un antes y un después en esta rama interpretativa.
¿Eran los sueños mensajes de los dioses? Eso creía Homero que puso en los labios de Penélope las siguientes palabras:
Hay sueños inescrutables y de lenguaje oscuro y no se cumple todo lo que anuncian a los hombres. Hay dos puertas para los leves sueños: una, construida de cuerno, y otra, de marfil. Los que vienen por el bruñido marfil nos engañan, trayéndonos palabras sin efecto, y los que salen por el pulimentado cuerno anuncian al mortal que los ve cosas que realmente han de verificarse.
¿Mensajes de los dioses? ¿Deseos del inconsciente? Quién sabe, ya lo dijo Karl Popper: “el psicoanálisis se basa en la interpretación, que no puede ser refutada, por lo que no puede ser considerado como una teoría científica”. Así que me perdonen mis lectores si prefiero creer en la interpretación profética de Homero y me muera de ganas de saber qué quieren decirme los dioses cuando disfruto en sueños del placer del sexo.
«Dreams» – Fleetwood Mac
3 comentarios
No sabemos el porque, pero que gustazo cuando ocurre !!
Que pocos sueños de estos ocurren. Podrian suceder más a menudo
Con el gustito que da tener un sueño húmedo y justo cuando vas a alcanzar el éxtasis, el dichoso despertador te corta el rollo.