
Taladrar un agujero no lo llena: lo agranda
Los que vayan a ver Nymphomaniac creyendo que es una película para ver con los dos ojos abiertos y una mano ocupada, se van a llevar una profunda decepción.
Es cierto que los carteles publicitarios muestran las caras de los protagonistas en el preciso instante en el que se corren, también que el trailer sube la temperatura hasta el límite con escenas de sexo extremo, pero es una maniobra publicitaria, quizá una burla de Lars Von Trier para hacernos caer en todos los tópicos sobre una mujer que sufre Ninfomanía; tópicos que son topicazos por culpa de la mala pornografía que nos muestra excitadas y dispuestas antes de que el pizzero llame a la puerta.
Es innegable: la película tiene una fuerte carga sexual. Joe, la protagonista, folla y es follada, nueve, diez veces al día, de todos los modos posibles, de todas las maneras, no hay un agujero de su cuerpo que no se llene; pero no lo disfruta, finge, se le ve en la cara, en los ojos, en la rigidez de la espalda, en los movimientos mecánicos. Sabe que un taladro llena un orificio, pero sólo durante un rato; ha descubierto que cuando se retira, éste es mayor. Pero no puede parar.
El vacío crece dentro de Joe y también dentro de ti que participas en su descenso a los infiernos preguntándote si no habrás hecho alguna vez lo mismo. Y te sientes identificado cuando descubres, como descubre ella, que por mucho que lo intente, el vacío no puede llenarse.
¿Qué es una Ninfómana?
Porque es Ninfómana. ¿Y qué es una Ninfómana? Según la DRAE, una mujer que padece Ninfomanía (Furor Uterino), es decir: “un deseo violento e insaciable de entregarse a la cópula”.
¿Y qué es la cópula o copular?: «unirse o juntarse sexualmente».
Y ya está, me quedo tan vacía como ella. Reflexiono.
Al leer «Furor uterino» me vienen a la cabeza aquellas películas del destape en las que las suecas tenían muchas ganas de caña y se volvían locas con el macho ibérico (pobres). Nada de españolas cantando «Suecos os recibimos con alegría», que hubiera sido lo lógico considerando lo mal folladas que estaban porque los hombres no sabían ni qué hacer con el clítoris y pensaban que el punto G era un mito. Las suecas eran todas unas ninfómanas y las españolas unas beatas: punto.
Adán, Eva y la ninfómana Lilith
Sigo pensando; y me doy cuenta de que si ahondo un poco más y descarto la imagen de sueca cachonda y divertida, me viene la de arpía perversa y dominadora de hombres como Lilith, la primera mujer, que abandonó a Adán porque, según cuenta el folclore judío, «cuando follaban Adán le exigía que se pusiera debajo: ¿Por qué he de acostarme debajo de ti? —preguntaba—: yo también fui hecha con polvo, y por lo tanto soy tu igual».
Así que lo abandonó en busca de polvos mejores con Samael dejando a Adán con una compañera nacida de su costilla y, por ello, más sumisa (aunque malvada también porque le hizo morder la manzana y fue arrojado del Paraíso. Por ello: somos todas unas víboras). Debe ser eso, sí, una Ninfómana es como Lilith, condenada a ser un demonio malvado que devora los hijos de otras y copula como un súcubo con los pobres hombres indefensos para que la fecunden y parir a hijos (no sabemos si con dolor) a los que Dios matará diariamente por cientos.
Desde luego, Joe, la protagonista de Nymphomaniac piensa que lo es: una devora hombres, los usa y tira como si fueran vibradores que invitan a copas, como el chiste; pero no dan ganas de reírse: es triste, es trágico: usa para que no la usen, busca ser penetrada para demostrar que no la penetran, que no llegan a ella.
Sufrir el placer
Porque es Ninfómana, no disfruta del sexo realmente, sufre con él, está atrapada. Los polvos son una eterna sucesión de números, la sucesión de Fibonacci.
Una metáfora perfecta usada por Lars Von Trier para describir la vida de una Ninfómana: desde que Joe pierde la virginidad con ocho embestidas (tres en la vagina y cinco en el ano) su vida se convierte en la eterna sucesión de Fibonacci en la que cada número es la suma de los anteriores. No deja de resultar irónico que este matemático la creara para solucionar la cría de conejos: ¿cuántos conejos saldrán de una camada que vive en un recinto cerrado? ¿Cuantos polvos puede llegar a echar una conejita?
La Ninfomanía es un comportamiento sexual compulsivo que arrastra y destroza al que lo padece y a los demás. Se pierde el control, el dominio y nada importa, sólo saciar el ansia; por eso afecta a la vida personal, laboral, se acaba follando sin condón exponiéndose a contraer enfermedades sexuales y transmitirlas, quedarse embarazada…
El orgasmo no da la felicidad
Pero el ansia no se sacia ya que se obtiene satisfacción sexual momentánea, pero no emocional y llega un momento en el que tampoco satisfacción sexual, por lo que se buscan otras emociones alternativas que incrementen el placer o la evasión, ya sean sexuales como de otro tipo. Por eso es habitual que la espiral crezca y la mujer caiga en otras adiciones como el alcohol, las drogas o amplíe las prácticas sexuales, incluyendo algunas prohibidas o peligrosas:
Hay un vacío que llenar y engulle como un agujero negro que arrastra a probarlo todo. Y el problema no radica en si parafilias como el fetichismo, coprofilia, urophilia, sadismo, etc, están o no socialmente aceptadas (a pesar de que eso sea un problema añadido ya que genera culpa y vergüenza que agravan la obsesión); el problema viene cuando se excita con parafilias que implican abusar de alguien (frotteurism, pedofilia) o que requieren un consentimiento explícito que no pide porque cree que se lo han concedido implícitamente. Cuando una obsesión arrastra hay miles de excusas para justificarse a uno mismo: «él/ella lo estaba deseando» es una de ellas.
¿Y cómo saber cuándo se han sobrepasado los límites?
No hay un consenso en la comunidad psiquiátrica sobre cuáles son los límites entre un comportamiento sexual sano y satisfactorio y un comportamiento sexual compulsivo, pero advierten que hay una serie de indicios que pueden orientar: tener muchas parejas sexuales ya sean prostitutas/os o desconocidos, evitar implicarse emocionalmente, masturbación excesiva, consultar con frecuencia material pornográfico o líneas eróticas o sitios de Internet sexualmente explícitos (porno, sí)…
Leyendo este listado uno puede pensar que probablemente todos los concursantes de Jordie Shore padezcan este trastorno o estén cerca de padecerlo, y es que muchos de estos comportamientos están socialmente aceptados y no parece que sean para tanto. La clave radica en preguntar qué se entiende por “muchos” o “excesivo”.
No hay un consenso entre los profesionales y puede que sea porque no debería depender de la sociedad, ni de ellos, sino de cada persona. Por ello, los psiquiatras aconsejan que sea cada uno el que mire dentro de sí mismo y se pregunte si lo que hace es lo que realmente desea o se le ha escapado de las manos. Tanto da que sea una vez como once: si domina tu vida es una compulsión como la ludopatía o las drogas. Ella se acuesta con once hombres al día al igual que el obsesivo-compulsivo de Monk se lava cincuenta las manos: no hay ninguna diferencia: son lo mismo.
La parte científica del asunto
La Ninfomanía está encuadrada dentro de los Trastornos Obsesivo-Compulsivos (TOC), por lo que muestra las mismas variables cognitivas según The Obsessive-Compulsive Cognitions Working Group (OCCWG): no soportar la incertidumbre ante el futuro o el no poder controlar todos los aspectos de la vida, el perfeccionismo extremo, el crearse responsabilidades excesivas, el dejarse arrastrar por los propios pensamientos, la huida de la realidad, etc.
Hay que identificar el problema antes de que se agrave. No somos tontos, hay algo dentro de nosotros que se enciende como un letrero luminoso de aviso que nos indica cuándo estamos sobrepasando los límites, otra cosa es que cerremos los ojos, Pero no hay que cerrarlos, sobre todo si se padecen una serie de síntomas considerados comunes para todas las obsesiones y compulsiones que sufre una persona con TOC. Algunos pueden sufrir sólo obsesión; otros, compulsión, pero es habitual que ambos acaben confluyendo; los más habituales en los pacientes de hipersexualidad (ninfomanía y satiriasis) son los siguientes:
1. Pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes, involuntarios que la persona intenta evitar, suprimir y controlar; pero no puede, le invaden como si fueran externos. Intenta ignorarlos, controlarlos, suprimirlos o sacarlos de su mente pero es imposible por lo que cae en un ritual que le aporte un momento de paz.
2. El ritual o compulsión intenta alejar esos pensamientos pero no lo consigue, son actos repetitivos de los que no se obtiene ningún placer real, sólo el alivio momentáneo de la compulsión. La sucesión de Fibonacci de Joe.
3. Ese pensamiento puede convertirse en un rumiar obsesivo en los que la persona se castiga y atormenta por los deseos que considera (o son) blasfemos, socialmente inaceptados, delictivos, degradantes, peligrosos y perversos para otros (por ejemplo, la pedofilia)
4. La persona reconoce que la situación le supera pero se siente atrapada en una espiral que le arrastra y que puede ir en aumento al añadirse otras compulsiones con las que intentan evadirse de las primeras. Esas compulsiones pueden ser desde caer en adiciones como las drogas o el alcohol, parafilias u otras conductas compulsivas (adición al trabajo, acumulación, vigorexia, anorexia, etc.)
Unos datos poco concluyentes
En todo momento hablo de la Ninfomanía, pero quiero matizar que hoy en día está encuadrada dentro del término Hipersexualidad al igual que la Satiriasis (que es la conducta masculina), por lo que estos síntomas pueden darse en uno u otro sexo. Me resulta curioso, de todos modos, que del 6% de la población que la padece, sólo el 2% sean mujeres si consideramos que es un trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y este es estadísticamente igual de frecuente en hombres que en mujeres.
Quizá los porcentajes sean la punta del iceberg en el caso de la Hipersexualidad y las afectadas no se atrevan a confesar su adición considerando el estigma social que siempre ha supuesto la liberación sexual de la mujer. Si una mujer liberada sexualmente es una loba, ¿qué no será una adicta? ¿No somos más permisivos con un hombre? A fin de cuentas, de toda la vida se han disculpado conductas sexuales masculinas perniciosas afirmando que se ve arrastrado por unas necesidades que la mujer no tiene.
Cómo tratar a una ninfómana (ahórrate el chiste fácil)
Pero no hay que tener vergüenza, ninguna. Si se reconoce el problema lo valiente es buscar ayuda profesional antes de que sea irremediable. El tratamiento de la Hipersexualidad incluye Psicoterapia (Terapia Cognitivo-Conductual, de Grupo, Sexual, de Pareja, Psicodinámica, etc), participación en Grupos de Autoayuda y el empleo de Fármacos.
Es esencial el tratamiento cuanto antes ya que la Hipersexualidad es una adición que, con el tiempo, puede causar cambios en los circuitos neuronales del cerebro (la red de nervios que permite comunicarse entre sí a las células del cerebro). Estos cambios aumentarán la adición ya que provocarán reacciones placenteras cuando se realice la conducta sexual y reacciones de rechazo cuando se detiene; y entonces, ¿quién podrá parar la bola de nieve?. Será alud que arrase todo a su paso.
No sólo puede aumentar la adición y sumar otras, las personas que sufren algún TOC también tienden a padecer depresiones más graves que otros que sufran simplemente trastornos de ansiedad. En contra de lo que se piensa, no es la depresión la que antecede al TOC; existe una probabilidad tres veces mayor de que la depresión sea posterior y que desaparezca cuando lo haga la obsesión. Y una depresión grave no es una broma, hay muchos pacientes con Hipersexualidad que acaban sufriendo tendencias suicidas.
Espero que la segunda parte de la película Nymphomaniac se supere y Lars Von Trier nos abra los ojos para que dejemos de revolcarnos en tópicos y estereotipos manidos y perjudiciales; es necesario crear un ambiente propicio para que las personas que sufran este trastorno se atrevan a hablar de él sin vergüenza.
Sólo de este modo los vacíos podrán ser llenados.
Brenda B. Lennox
«Walk On The Wild Side» – Lou Reed
5 comentarios
[…] en París o los dos minutos de Eyes Wide Shut, pero muy por debajo de las cinco horas y media de Nymphomaniac repleta de sexo […]
Excelente, como siempre Brenda.
JO.Que repor más triste. Menudo problemón
Como cualquier adicción va de la mano del sufrimiento y en relación al sexo creo que la ninfomanía todavía es mas denigrante.
Creo que la ninfomanía es una adicción muy triste y llena de vacío