
Técnicas para despertar y potenciar la sensualidad femenina
En el reportaje Mujer, despierta tu sensualidad os dimos consejos para aprender a controlar la mente, conectar con nuestro cuerpo, sentirlo desde el interior y entender sus infinitas señales para comprender mejor y atender nuestras necesidades sexuales. Como dice Régine Dumay, el desarrollo armonioso de nuestra personalidad está intrínsecamente relacionado con la sensualidad, con el erotismo que impregna todas las áreas de nuestra vida. No debemos permitir que nos condicionen para chapotear en la superficie de nuestra sexualidad; no somos un coño: somos cuerpo, mente, emociones, sentimientos.
En este artículo vamos a daros otros consejos complementarios para que sigáis despertando el erotismo y la sensualidad propias de cada mujer.
Crea tu propio espacio
Crea un espacio en tu casa que sea sólo tuyo, en el que te sientas a gusto, en el que puedas ser tú misma. Sin interferencias externas. Cómodo, cálido, íntimo, libre de elementos que te agobien o recuerden otras responsabilidades como el trabajo o la familia. Un lugar en el que puedas relajarte, leer, escuchar música, meditar, o hacer el amor. Lo ideal sería una habitación, pero soy consciente de lo complicado que es tener hoy en día una habitación para una misma. No importa, puedes crear tu propio espacio en un rincón de una habitación. Puede ser en una esquina en el salón, en el cuarto de estar, en la habitación de la pareja, incluso en la zona habilitada como despacho. Será suficiente con que haya espacio para dos personas tumbadas a lo largo y a lo ancho.
Decóralo con elementos que te gusten a ti: una alfombra o un tatami, cojines, plantas, un cuadro, un regalo preciado… cosas que te hagan sentir feliz y que reflejen tu deseo de despertar tus capacidades psíquicas, ya sean sensibles, artísticas, creativas, intelectuales o sensuales.
En este rincón íntimo y propio serás tú misma. En él comenzarás en serio la tarea de desarrollarte como persona, de cuidarte, mimarte y darte placer en todos los sentidos. En él harás los ejercicios para despertar tu sensualidad y reencontrarte con la mujer que te habita y que está adormecida.
Aprender a respirar
La respiración es un acto involuntario e imprescindible pues fortalece la vitalidad del cuerpo y de la mente. Cuando éramos niñas respirábamos con todo el cuerpo, llevábamos el aire al vientre y el organismo entero se nutría de oxígeno. Pero la vida agitada, la falta de ejercicio, ropa muy apretada, posturas inadecuadas que producen defectos posturales nos han conducido a respirar sólo con la parte superior.
Si retomas la respiración abdominal de nuevo, tu cuerpo y tu mente experimentarán cambios positivos debido a la mejor oxigenación: los órganos abdominales y el corazón recibirán un masaje y se estimulará su circulación sanguínea, aumentarás la capacidad pulmonar, mejorará el estado de tu sistema nervioso, incluyendo el cerebro, la columna, los centros nerviosos y los nervios. Te resultará más sencillo relajarte y concentrarte, pues la respiración lenta, profunda y rítmica reduce los latidos del corazón y contribuye a la relajación muscular, ayudándote a eliminar el estrés y la ansiedad.
Respiración profunda
Realiza este ejercicio por la mañana frente a una ventana abierta si da a un lugar bonito o frente a algún cuadro que te resulte hermoso. La respiración será siempre por la nariz, no por la boca, salvo que te diga lo contrario. De pie, firmemente enraizada en el suelo como si fueras un árbol, las manos en el centro del pecho, espira profundamente todo lo que puedas, exhalando todo el aire que tengas dentro. A la vez, abre los brazos como si desplegaras unas alas.
De este modo arquearás la espalda y adelantarás el pecho. Inspira llevando las manos al centro del pecho. Repite hasta que la inspiración, la espiración y los movimientos sean fluidos. En ese momento, visualiza que cada vez que inspiras recibes aire limpio y fresco y que con cada espiración te liberas de toda la carga emocional que te atenaza. Intenta ejecutar inspiración, espiración, movimiento y visualización como si fuera una danza.
Respirar con el vientre
De pie, con el cuerpo recto pero relajado. Los pies descalzos, las rodillas un poco flexionadas. Inspira hinchando el vientre todo lo que puedas. Espira todo el aire que tengas en tu interior a la vez que contraes el estómago como si quisieras que el ombligo tocara tu columna. Cada inspiración y espiración debe ser más profunda y relajada que la anterior. Cuando sientas que estás relajada, pon las manos en tu vientre, a unos cinco centímetros por debajo del ombligo: es el hara o centro energético que controla el equilibrio del cuerpo. Cuando espires, hazlo con la boca en este caso, apretando el vientre y abriendo las manos y los brazos como en el ejercicio anterior. Visualiza que al extender las manos haces crecer una bola de energía. Cuando inspires, llévalas al hara de nuevo.
Cuando hayas adquirido práctica con estas respiraciones, sin tener que pensar realmente en ellas sino sintiéndolas y realizándolas de modo fluido, como si bailaras contigo misma y con el aire que te rodea, amplía la inspiración de esta manera: cuando inspires, lleva los brazos desde el exterior al interior, hacia tu hara, visualizando que tomas energía, aire, oxígeno de la tierra de la que formas parte debido a tu esencia femenina. Espira alejando los brazos, visualizando que la bola de energía se expande. Con cada inspiración, reduce la bola y siente cómo conectas con la tierra, cómo te nutres de ella, cómo despierta tu sensualidad dormida.
Respiración para despertar y energizar tu sexualidad
Túmbate sobre una alfombra o un tatami. Pon los brazos cruzados por encima de la cabeza salvo que te resulte muy incómoda la postura, en cuyo caso, déjalos relajados a los lados de tu cuerpo. Respira profundamente. Hinchando el vientre al inspirar, relajándolo en la espiración.
Cuando inspires, visualiza que la luz y la energía del cosmos entra en ti y cuando espires, que tu aliento es una luz muy bonita, fuerte y brillante. Inspira profundamente y cuando espires, visualiza que esa luz desciende hasta tu hara y crea círculos de energía en él. Visualiza como baja hasta el chakra sacro, tu chakra sexual, que está aproximadamente en el centro del pubis. Con cada espiración, tu luz dará calor y energía a toda esa zona. Al final del ejercicio, regresa al hara.
Todos estos modos de respirar son un modo de conectar poco a poco con tu esencia, con tu cuerpo, con lo que te rodea. Lo ideal sería que aprendieras a respirar con todo el cuerpo, ya que lo abrirás a las sensaciones y a las emociones. Pero para abrirlo totalmente, es necesario que te liberes totalmente de bloqueos que pueda tener. Si deseas saber cómo hacerlo y aprender en profundidad conocimientos sobre energía y chakras, te recomiendo que leas el monográfico sobre sexo tántrico, en concreto Chakras.
Por ahora, céntrate en ir despertando tu cuerpo adormecido y controlado por la mente, aprendiendo que no eres sólo tu sexo, sino que todo tu cuerpo puede dar y recibir placer.
Escucha música con el cuerpo
Para realizar este ejercicio es conveniente que pongas música apropiada para sentir tu cuerpo. Un álbum que recomienda Régine Dumay para la zona sexual y la zona de la coronilla es el primero del grupo Deep Forrest. Enigma es un grupo muy apropiado para la zona sexual y el corazón. Si no puedes hacerte con estos dos grupos, escoge música lenta, preferiblemente instrumental, que te inspire sensualidad, que te inspire belleza, que te conmueva. A mí, personalmente, me parecen perfectos Lisa Gerrard y Sigur Rós.
Escoge la música que te inspire emociones, ponla a un volumen medio y túmbate en tu rincón especial con el cuerpo relajado y los brazos por encima de la cabeza o sobre el plexo solar, con las manos ahuecadas si del otro modo te resulta muy incómodo.
Respira profundamente como te he indicado con anterioridad. Cuando te sientas relajada, céntrate en la música. Intenta no pensar, déjate llevar por ella, permite que tu cuerpo sienta las vibraciones de la melodía. Luego, de modo consciente, desplaza las sensaciones que te despierta la música a tu vientre. Siéntela en lo más profundo de éste. En su piel, en su carne, en sus células. Desplázala a otras partes de tu cuerpo: tus muslos, tus pies, tu corazón, tu cara. Siente cómo penetra en ti. Cómo baila. Cómo bailas tú con ella.
Después de un rato sintiendo la música con distintas partes de tu cuerpo, desplázala a tu sexo. Siente la vibración de las ondas sonoras que lo atraviesan, lo recorren, lo hacen vibrar con ellas. Cada parte de tu vulva: el vello, la piel y la carne de tu pubis, los labios, el clítoris, la vagina. Todas sus células sienten la música y tu sexo es un tambor que late con ella. Visualízala. Déjate llevar por las imágenes que te evoque. Para terminar, lleva esas sensaciones a todo tu cuerpo, que todo tu ser vibre con esa música. Cuando estés preparada, abre los ojos y céntrate poco a poco en la realidad.
Baila con la música
Túmbate en el suelo, pon las manos como te he indicado anteriormente y cierra los ojos. Visualiza que las ondas sonoras llegan a tu sexo. En él crean ondas esféricas que se van expandiendo, como las ondas en la superficie de un estanque en el que se arroja una piedra. Las ondas llegan a tu sexo y nuevas ondas se expanden por todo tu cuerpo que vibra erotizado.
Apoya bien los pies y la parte superior de la espalda en el suelo y eleva el culo. Mueve tu pelvis al ritmo de las ondas de la música, en círculos, de arriba a abajo, lento, fuerte. Déjate llevar por ella. Imagina que te penetra; que es un amante. Déjate llevar por las emociones.
Puede que te parezca extraña esta técnica pero la mente es muy poderosa. Sin ir más lejos, Barry Komisaruk demostró que las mujeres somos capaces de tener un orgasmo visualizando ondas que recorren nuestro cuerpo como os explicamos en el reportaje Excitación sexual de la mujer: no todo está en su sexo.
La danza del vientre
Uno de las prácticas más indicadas para despertar nuestro erotismo, es la danza del vientre. Aunque hay muchas variantes y movimientos más rápidos y secos, la esencia de esta danza son los movimientos suaves y fluidos. Las caderas se mueven sinuosas, el vientre sube y baja, los pechos se balancean, los brazos serpentean, todo el cuerpo es una onda.
Los movimientos de la danza del vientre fortalecen y aportan tono muscular a la zona pélvica, preparando para el parto y ayudando a la recuperación después de haber parido. Muchas mujeres recurren a este tipo de parto natural y dan a luz de pie, bailando y dejándose llevar por la música y el ritmo natural de sus contracciones, moviendo suavemente la cadera mientras su bebé nace.
Esta danza armoniza el cuerpo y el espíritu, coordina los músculos y los nervios con la mente. El cuerpo se fusiona con la música y se libera de negatividad, se desbloquea a nivel físico, psíquico y emocional. Esta danza nos ayuda a conectar con nuestra esencia como mujeres ya que es una danza de la feminidad.
Con ella aprendemos a abrazar nuestro erotismo, a dejar fluir la creatividad, a expresar nuestras emociones más primarias, a liberarnos de los prejuicios, de los lastres y ataduras con los que la sociedad ha sometido la sensualidad y sexualidad femenina, a aceptar nuestro cuerpo como hermoso aunque no lo sea para los cánones impuestos por la sociedad.
Espero que estas técnicas te ayuden a potenciar tu erotismo para que disfrutes de un modo más placentero de tu sexualidad.
«Orinoco Flow» – Enya
4 comentarios
Wuuaa q hermoso es nuestro curpo y mas cuando lo conocemos y aprendemos a explorar
analisalo
[…] Fuente: Sexológicos […]
Nunca había oído hablar de respirar con el vientre…tendré q probarlo