
Its only Rock and Sex but I like it
Cuando una ve en una entrega de premios a una jovencísima cantante pop creada por las compañías discográficas pasándose una mano de fieltro (de esas con las que se jalea en los estadios) por unas braguitas blancas que transparentan su depilación brasileña mientras saca la lengua en un intento estudiado de escandalizar y excitar a las masas, no puede menos que pensar en aquella mítica tarde de marzo de 1973 cuando el sello discográfico sueco Metronome Records entregó a Led Zepellin los discos de oro por su quinto álbum; Houses of Holy.
Allí estaban los cuatro miembros, con sus discos en la mano, posando ante la cámara de Bengt H. Malmqvist mientras, en primer plano, una pareja follaba en directo tumbada en una cama. Chúpate ésta y no un martillo, Miley.
Nadie discute que otros géneros musicales hayan sido la banda sonora de muchas noches de amor; pero si hablamos de sexo y sólo de sexo (sexo contemporáneo, por lo menos, a saber qué escuchaban los romanos en sus orgías) su banda sonora es Rock.
I love Rock and Roll
Heredero del soul, el jazz y el blues, nació en EEUU en la década de los 50 como un canto al amor, a la diversión y a un luminoso futuro tras la guerra mundial. Como todos los comienzos, a pesar de muchos excesos, los 50 fueron suaves en cuanto a tema de drogas ya que la sustancia con la que se divertían era el alcohol y, si acaso, algún opiáceo.
Fue en los 60 cuando la cosa comenzó a desmadrarse: la guerra de Vietnam impactó en la sociedad que se rebeló con el movimiento hippy: paz, amor libre y margaritas para una generación que flotaba bajo los efectos del hachís y volaba alto impulsada por el LSD y la música psicodélica.
Pero cuanto más alto es el vuelo más alta es la caída y todos los sueños de paz y amor se estamparon en los 70 contra el muro de la guerra fría y la crisis económica. La rebelión fue todo lo contrario que la anterior: agresiva y radical; y como ella, todo lo demás: la música expresaba la rabia y la decepción; el sexo era salvaje y las drogas autodestructivas.
Las cosas se dulcificaron en los 80, y la gente bailaba y ligaba al ritmo del New Wave y el Acid House, sacudiéndose energética bajo los efectos de todas las drogas posibles acabadas en ina que daban un efecto subidón, o se follaban por todos los lugares imaginables gracias al popper que tiene efecto vasodilatador.
En los 90, la última década antes del fin del mundo cuando colapsarían los ordenadores y los aviones caerían del cielo encima de las ciudades, la música era una experiencia colectiva y sus drogas, estimuladores sensoriales del placer como el Éxtasis, el GHB o la Oxitocina.
Y ya estamos aquí… ahora los adolescentes tienen todas las drogas anteriores, otras nuevas y combinaciones varias como el Candyflip. Y en cuanto a los referentes musicales… bueno, tenemos niñas que se revuelcan semidesnudas encima de perritos calientes y reguetoneros que te piden que chupes el chupa chupa. Menos mal que siguen vivos los viejos rockeros: algo es algo.
My generation
La canción de The Who habla de la generación de los 60, pero sirve perfectamente para toda la mitad del siglo XX y lo que llevamos de éste. Vivir rápido entregándose a la trinidad maléfica de la droga, la música y el sexo, pero ¿por qué? Quizá porque por sí mismas cada una de ellas te hace volar, abandonarte y perderte a ti mismo. El siguiente paso lógico era combinarlas para buscar el éxtasis, la pérdida absoluta de la conciencia, la “petite mort”.
Los que saben de drogas aseguran que hay algunas mejores que otras para vivir el sexo de una u otra manera. La cocaína aumenta la confianza en uno mismo y la vitalidad, aunque luego te deje vacío como un saco viejo. Ya lo decía Nirvana “Me hace perder el control, volverme loco”. Suele consumirse para noches de sexo salvaje ya que adormece la zona donde se coloca: pene duro al instante, aunque cueste mucho tener un orgasmo y te acerque peligrosamente al infarto.
El GHB es un potente afrodisíaco y potencia el orgasmo de la mujer, al igual que el MDMA, que encima te pone empático y amoroso. El Popper no es sólo un vasodilatador, con él se experimenta un rush instantáneo que hace explotar la mente si se inhala durante el orgasmo.
La Oxitocina suele consumirse para disfrutar con calma del sexo ya que produce una sensación similar al letargo post-orgasmo.
El hachís también es un potente afrodisíaco para disfrutar del sexo de manera calmada, aunque pilotando; como también se pilota (aunque de manera radical) con la Ketamina, el LSD, la Foxy-Methoxy o la Ibogaína, con los que se logran experiencias extracorporales, alucinaciones, aperturas de chakras y desprendimiento astral.
Y sólo menciono algunas. Preguntad mejor a los rockeros: ellos las han probado todas.
Rockstar
“Cause we all just wanna be big rockstars/And live in hilltop houses driving fifteen cars/The girls come easy and the drugs come cheap”. Nickelback lo resumió bastante bien en esta canción. Todos quieren ser un cantante de rock con dinero, sexo y drogas; pero, ¿por qué de Rock? Quizá porque este marcó un antes y un después en el sexo de las masas.
Elvis sacudió las caderas y los prejuicios en Overton Park Shell y Jerry Lee Lewis remató con “Whole Lotta Shaking Going On” en “The Steve Allen show”: las mujeres sintieron la “Gran bola de fuego” en su interior y obedecieron la llamada: gritaban histéricas sollozando al pie de los escenarios, escribían cartas prometiendo amor eterno, tiraban sujetadores y braguitas con más o menos puntería. Otras quisieron ir más lejos: no querían tirar ropa interior: querían tirárselos a ellos: habían nacido las groupies.
Y al igual que hay clases y categorías en otras cosas, también las hay, según Robert Plant, en las groupies: unas sólo quieren sexo, otras ser sus esclavas y satisfacer todos sus deseos. Las de Elvis eran de las primeras, como mucho se dejaban grabar con una cámara peleando entre ellas en ropa interior; las groupies del grupo GTO (Chicas Extravagantes Unidas) apadrinadas por Frank Zappa, de las segundas.
Pamela Des Barres, la líder de las GTO que inmortalizó en un cuadro la polla de Mick Jagger, cuenta de todo en su libro “Let’s spend the night together”. Lo de Jagger fue una nimiedad comparado con las orgías en el “Starship”, el Boing 720 de los Zeppelin, en los que participaban en camas redondas haciendo mamadas aprovechando las turbulencias.
Y es que a Robert Plant le encantaban, tanto como a Richard Cole orinar sobre ella mientras veía cómo las hacía. Era la favorita de Jimmy Page, pero eso no le impidió a Bebe Bluebell vivir sus momentos de gloria con él cuando se la tiraba enloquecido llenándole la boca de saliva como si, según ella, quisiera poseerla totalmente.
Nimiedades: para sexo oral el cunnilingus que le hizo el pez a Jackie, una groupie de apenas 17 años a la que John Bonham ató a una cama en el Hotel Edgewater. Les pareció muy divertido a él y a Cole masturbarla con un tiburón pequeño que acababan de pescar y metérselo por delante y por detrás mientras el teclista de Vanilla Fudge lo grababa con una super 8. Dicen que no paraba de llorar.
Tampoco fue para tanto, aseguró Cole años después, en realidad no la masturbaron con el tiburón sino con un pargo rojo que hacía juego con su pubis. Parecía gustarle, de hecho no se quejó cuando la azotó un poco con el tiburón. Me quedo sin palabras, sobre todo considerando que según Plant para salvaje lo que vivieron en su gira en Japón: hicieron cosas que nadie creería. Si son peores que ésta, sinceramente, no quiero saber.
Sweet Child O’ Mine
Las groupies han sido esenciales en la historia del rock, ya lo dijo un miembro de los Guns N´ Roses en su autobiografía. Lo que me deja de piedra es que los rockeros nunca tuvieran suficiente a pesar de que ellas se dejaran hacer de todo y que cada vez quisieran ir más lejos y escogieran niñas.
Elvis había conseguido a una Priscilla de 14; Jerry Lee Lewis a una jovencísima Myra Brown de 13; Chuck Berry fue encarcelado durante tres años por estar con una de 14, aunque el juró que tenía 19. Quizá sea una romántica, pero la diferencia radica en que demostraron sentir amor por ellas. Nada que ver con las groupies de usar y tirar de los años siguientes.
Jimmy Page usó durante dos años a una groupie de 14 llamada Lori Maddox hasta que la tiró para usar a otra de 18 llamada Bebe Bluebell. Si había límites, ellos no los conocían y las leyes se mostraron más permisivas. Robert Plant le confesó a Julián Ruiz en una entrevista que los excesos de aquellos años sólo fueron una locura juvenil y que le perdonaran por ellos.
Era, según sus palabras, un paleto de pueblo al que se le echaron encima las groupies de GTO: unas criaturas angelicales con tetas de cielo: ¿Qué iba a hacer?. Quizá sea eso, quizá los rockeros sólo sean unos paletos de pueblo a los que la situación les viene grande y, si no andan con pies de plomo, descubren que la dulce niña los posee a ellos cuando es demasiado tarde.
Master Of Puppets
Porque todo tiene un precio y la droga acabó dominando sus vidas como el amo de las marionetas de Metallica. Ya no importaba la música, ni el sexo, sólo sentirla corriendo por las venas.
Algunos tuvieron suerte y la droga sólo les hizo pasar una temporadita entre rejas o en clínicas de desintoxicación.
Pero otros cayeron, al igual que sus seguidores, aunque no aparecieron en las noticias porque sólo importaban a sus familias.
Janis Joplin, que follaba con 25.000 personas en sus conciertos pero dormía sola, murió por sobredosis de heroína; la misma droga que se llevó a Hillel Slovak, guitarrista de los Red Hot Chili Peppers. The Who pagaron alto el precio de haber definido a toda una generación y perdieron a dos de los suyos: Keith Moon, por culpa de las pastillas que le habían recetado para superar su alcoholismo y John Alec Entwistle por un ataque al corazón debilitado por la cocaína.
Y sólo menciono a unos pocos: hay muchos más. A Bonham el karma del pez se lo llevó con 32 años ahogado en su propio vómito: le echarán de menos los tiburones.
Purple Haze
Jimi Hendrix fue uno de los que escapó por los pelos de la cárcel. Cuando le detuvieron por posesión en Canadá reconoció que estaba enganchado a la marihuana, la cocaína, el LSD y el hachís, pero el juez le absolvió como regalo de Navidad. Una pena, quizá una temporada en la cárcel le hubiera salvado, el juez debería haberse dado cuenta de que era un visionario ya que con su canción “Purple Haze” profetizó su muerte: murió ahogado en su propio vómito con una intoxicación de pastillas para dormir. Había tomado nueve cuando la dosis normal es de media.
Jim Morrison también escapó por los pelos aunque fue condenado por exhibicionismo, comportamiento lascivo, profanación y borrachera monumental. Ojalá hubiera cumplido su sueño de dejarlo todo atrás y dedicarse a la poesía totalmente: murió ahogado en su bañera; se había quedado dormido tras consumir alcohol, cocaína y heroína.
Ya había declarado su pasión por ésta en “Light my Fire”: quería que encendiera su fuego porque le hacía llegar alto: el agua apagó las llamas.
Seguramente Dios perdonó pecados y algunos rockeros subieron por la “Escalera al cielo” montados en un “Submarino amarillo”, pero estoy segura de que fueron más los que descendieron por la “Autopista hacia el infierno”. Espero que, al igual que tuvieron “Simpatía por el diablo”, el diablo muestre algo de simpatía por ellos.
Yo, por mi parte, no tengo ningunas ganas de vivir deprisa, morir joven y dejar un bonito cadáver, así que paso de las drogas sintéticas: prefiero dejarme arrastrar por el sexo y el Rock que son las mías.
Y es, que: IIIII KNOOOOOW, IT’S ONLY ROCK AND SEX BUT I LIKE IT (¿o era roll?).
Brenda B.Lennox
«Stairway to Heaven» – Led Zeppelin
7 comentarios
[…] eso que la he visto en vídeo, llego a oírla en directo y me corro viva. No, hombre, no por ser una groupie de Pavarotti, sino porque esta canción me provoca un orgasmo de piel. ¿Que no sabes lo que es? […]
Excelente artículo¡ enhorabuena!
Fantástico reportaje …. muy interesante.
Ya te digo. Esa era una buena época para el sexo y no los tiempos que corren…que está todo el mundo amuermado
En los años 60, 70 y 80, desde luego la sociedad estaba mucho más liberada que la actual. Creo que, como en casi todo, vamos copiando cosas de la sociedad americana, y por eso cada vez somos más hipócritas respecto al sexo. Una pena
Si no hubieran tomado drogas habrían escrito esos temazos ??
Q bueno el reportaje, parece que el tema rock and roll va unido al exceso !!