
La sexualidad masculina al igual que la femenina, también esta llena de tópicos que se repiten hasta la náusea y que se propagan en Internet como un virus con el copia y pega y en la realidad con el boca a boca. Es grave, ya que acabamos creyéndolos y actuamos en consecuencia, lastrando nuestras vidas con una carga que no debería estar ahí.
El hombre sufre en sus carnes estos topicazos, en especial porque muchas veces su referencia es, o bien la pornografía con su sexo irreal y distorsionado o bien el exceso de información sobre sexualidad con tantos manuales de instrucciones que el sexo parece una carrera universitaria.
Según el sexologo Santiago Frago, «el hombre sufre hoy una crisis erótica porque se ve obligado a cumplir unas expectativas muy altas. La mujer, más informada e interesada en el sexo que generaciones anteriores, tiene que sentir placer y eso genera mucha presión. En cierta forma, todavía existe la idea equivocada de que no hay mujeres frígidas sino hombres inexpertos. Además, seguimos teniendo un modelo de sexualidad muy centrado en la genitalidad, en donde la estrella sigue siendo la penetración, y por consiguiente, la buena disposición y funcionamiento del hombre es fundamental. En las consultas vemos que la mayor preocupación de ellos es conseguir que la mujer disfrute y que llegue al orgasmo, porque permanecemos centrados en este fin, cuando deberíamos estar más preocupados en obtener placer durante todo el encuentro sexual, no solo al final».
En este artículo intentaremos desterrar algunos de estos tópicos para que los hombres que nos leen vivan su sexualidad de una manera plena y satisfactoria.
Se masturba más veces y empieza antes
Al igual que a los hombres, a las mujeres no les afectó la leyenda urbana que auguraba que nos quedaríamos ciegas:el 87% de las mujeres se masturba a diario, con orgasmo incluido.
Tampoco es cierto que empiece antes: hay ecografías que muestran a fetos masturbándose en el seno materno, por lo que todo apunta a que empiezan a la misma temprana edad.
Se excita más rápido que la mujer
El estudio que publicaron en 1961 Masters and Johnson no es válido en la actualidad: el hombre no tarda menos en excitarse y tampoco llega antes al orgasmo. Así lo demuestra un estudio de la Universidad de McGill en Canadá: tanto el hombre como la mujer se excitan en 30 segundos, aunque los hombres alcanzan el pico máximo a los 11 segundos, un segundo antes que las mujeres. No obstante, un 42% de las mujeres se excitan más rápido que los hombres y con mayor intensidad.
En cuanto a la rapidez en alcanzar el orgasmo, ambos sexos pueden conseguirlo en un promedio que oscila entre los 2 y 4 minutos.
Erección es igual a excitación
La organización biológica del sexo está formada por la genética, el sistema endocrino, los genitales y el sistema nervioso, debe haber una armonía entre todas estas estructuras biológicas para que vivamos una vida sexual satisfactoria. La ruptura de ese equilibrio puede venir tanto de factores internos como externos. Un hombre no es una máquina que ve un buen par de tetas (estímulo) y responde sexualmente (se empalma); los estímulos deben pasar por el tamiz del cerebro que verifica, controla e interpreta, dando vía libre o no a la respuesta. Es por eso que el cerebro puede inhibir o reprimir la respuesta y aunque el hombre sienta que desea, no conseguir una erección.
Y a la inversa, el sistema medular responde de modo reflejo a los estímulos que se reciben en los genitales y hay determinados procesos independientes del cerebro, como la erección; por ello, hombres con la médula espinal dañada pueden tener una erección.
Resumiendo: un hombre puede estar empalmado al igual que los pezones de una mujer pueden estar enhiestos y no por ello sentir placer.
Los hombres siempre están pensando en sexo
Según un estudio del Journal of Sex Research , los hombres piensan en sexo 19 veces al día frente a las 10 de las mujeres; pero eso no quiere decir que estén obsesionados; en realidad es un reflejo de la presión social.
Los hombres occidentales han sido educados para hacer ostentación de su sexualidad; durante muchos años se ha asociado virilidad con ser un semental y eso les condiciona. Se pavonean ante los demás machos de la manada y ante las hembras como un mandril. No sé si los mandriles le cuentan a los otros machos los polvos que echan (no creo, ya les ven haciéndolo), pero los hombres sí los cuentan: es otro modo de ostentar su virilidad. Pero no tiene por qué ser verdad; el famoso chiste de «Se comen una y cuentan veinte» refleja la realidad. Mucho ruido y pocas nueces.
Esta aseveración admite matices; cuando un hombre está realmente enamorado no cuenta a sus amigos con pelos y detalles el sexo que ha practicado con su novia; a diferencia de las mujeres, más dadas a expresar nuestras emociones.
Tras decir ésto me siento obligada a revelar algo que puede sirva de consuelo a todos los hombres que nos leen: las mujeres les contamos a nuestras amigas con todo lujo de detalles la experiencia sexual, pero cuando estamos enamoradas siempre decimos que sois mejores en la cama y tenéis el pene más grande que en la realidad. De nada.
Siempre están dispuestos a practicarlo
Éste tópico está relacionado con el anterior de modo que son casi indisolubles. Otro modo de hacer ostentación de su sexualidad es el seducir, coquetear, flirtear con otro; por un lado, para demostrar que es muy macho/viril/semental por el tópico que mencioné antes; por otro, por el placer psicológico que siente al saberse deseado; y, finalmente, porque cuando un hombre fantasea segrega testosterona que le causa placer sexual.
Pero porque un hombre haga la danza del cortejo alrededor de la mujer no quiere decir que quiera acostarse realmente con ella como han/hemos podido comprobar muchas mujeres que hemos confundido las señales y hemos atacado al objetivo: huyen con el pene pegado al escroto porque sólo estaban jugando. Al parchís no, está claro.
No les gusta que la mujer tome la iniciativa
En el libro Secretos sexuales de una cortesana, Verónica Monte, afirma que la mayoría de los hombres están cansados de seducir y reclaman ser atacados. Según Monte, un hombre le confesó: «Solo deseo sentir que soy el objeto sexual de alguien, y que satisfago el apetito de mi amante permitiéndose hacer lo que quiera conmigo. Para mí, la mejor fantasía consiste en que una ardiente admiradora me haga una delación; pero no porque esté cumpliendo con un deseo mío, sino porque me ha atrapado y yo no puedo evitar entregarme. Es una cuestión de vulnerabilidad. La vulnerabilidad me excita muchísimo».
Según el sexólogo Iv Psalti, los hombres desean que las mujeres lleven la iniciativa en la cama: «el hombre suele estar contento con la naturaleza carnal de la mujer y su capacidad de deseo» por ello recomienda que la mujer tome la iniciativa y lleve las riendas.
Esta afirmación tiene, no obstante, su lado oscuro ya que hay muchos hombres a los que una mujer liberada sexualmente les asusta más que una tigresa a una zarigüeya. Como reveló un estudio realizado el equipo de la psicóloga Stephanie Brown, los hombres se sienten más cómodos con mujeres a las que consideran sus subordinadas o iguales a nivel intelectual o laboral. Es más, cuanto más alto sea el CI de una mujer, menos posibilidades de ligar tendrá, ya que les intimida. Vaya por dios. Luego dirán que somos complicadas.
Prefieren hacerlo con la luz encendida
Ésta es otra de las supuestas diferencias entre un hombre y una mujer: nosotras preferimos hacerlo en penumbra o a oscuras mientras que ellos prefieren hacerlo a plena luz.
Según el sexólogo francés Iv Psalti: «El varón es esencialmente voyeur, su excitación sexual se basa en la vista más que en el tacto», por eso necesitan mirar tanto para conseguir una erección, como para mantenerla. «El problema es que los complejos que muchas mujeres tienen con su propio cuerpo a veces les impide disfrutar, mientras que el hombre se regocija de placer. De ahí el desencuentro»
Es cierto que durante mucho tiempo la mujer se avergonzaba de su propia sexualidad ya que era algo sucio que sólo servía o para tener hijos o para satisfacer al hombre; décadas en las que no sólo se practicaba sexo con la luz apagada, sino que la mujer estaba medio desnuda o tapada con una sábana con un agujero para que él la penetrara a través de él.
Hoy en día casi no existen esos prejuicios en nuestra sociedad pero se han implantado otros. Por desgracia, muchas mujeres sufren los complejos de una sociedad frívola que impone ideales estéticos a golpe de Photoshop y prefieren la penumbra o la oscuridad. Afortunadamente, cada vez son más las mujeres que rompen esos prejuicios y disfrutan del placer de verse y ver al otro a plena luz conscientes de que en la excitación del momento el hombre no se fijará tanto en los hoyos de sus muslos sino en sus zonas sexuales.
¿Y los hombres? El ideal de perfección también les está afectando y muchos están acomplejados con su cuerpo y prefieren la oscuridad. Un error: muchas mujeres sienten un enorme placer mirando a su compañero mientras disfrutan del sexo.
El hombre es un pene
Nadie discute que el pene de un hombre es el órgano que más placer les produce, pero reducirlo todo a éste es limitar su sexualidad, al igual que considerar que sólo se excitan visualmente es un tremendo error. Un hombre tiene infinidad de puntos erógenos que pueden ser estimulados llevándole a la locura y otros cuatro sentidos aparte de la vista que le proporcionan un gran placer si se saben tocar las teclas: oído (gemidos), tacto (toda su piel está repleta de terminaciones nerviosas), gusto (jugar con la comida puede resultar muy erótico y también el sabor de tu sexo) y olfato.
Olfato, sí: los hombres también se excitan oliendo las feromonas de la mujer, algo que ya se sabía en la práctica pero sobre lo que se discutía en la comunidad científica hasta que recientemente en un estudio publicado en la revista Current Biology demuestra no sólo la existencia de feronomas, sino que éstas influyen en la conducta sexual del hombre.
El hombre da amor para recibir sexo
No discuto que muchos hombres mientan como bellacos para acostarse con una mujer, es una de las reglas más despreciables de la seducción que aplican sin pestañear; pero eso no implica que sean máquinas de sexo sin corazón.
Según Psalti: «Su necesidad de mimos y ternura es real, aunque le cueste expresar sus sentimientos y necesidades más profundos. Las razones de esta incapacidad son simples y se resumen en el temor de perder la virilidad, en sentido propio y figurado. Manifestar sus emociones le exige al hombre ser receptivo y tierno, pero a los ojos de la mujer su demanda se percibe como agresiva. Ahí radica el dilema masculino».
Lo que a su vez me recuerda el reverso de este tópico: «Las mujeres dan sexo para recibir amor». Una de las quejas frecuentes que escucho a mis amigas es que cuando atacan a un hombre una de las primeras cosas que ellos aclaran es «Oye, no quiero nada serio. No estoy preparado para una relación. Sólo será sexo». Lamento comunicar a los hombres que las mujeres no siempre estamos buscando hacerles padres de nuestros hijos, lo que ocurre es que tenemos más educación y no confesamos que se nos han acabado las pilas del vibrador y que ellos han ofrecido pagarnos una copa.
No son los únicos tópicos que existen en torno a la sexualidad masculina, en otro reportaje hablaré de otros. Hasta entonces, rompe todos estos moldes y disfruta plenamente de tu sexualidad: que nadie te ponga etiquetas.
The Rolling Stones – Web – Wikipedia
Temazo de los Rolling. Compuesta por Mick Jagger y Keith Richards en 1970
y publicada en su álbum Sticky Fingers. Wild Horses (Caballos Salvajes) es
perfecta para tomar una copa, bailar, follar, chupar .. o lo que os apetezca.
Wild Horses - The Rolling Stones
1 comentario
Estamos cargados de puñetas que nos impiden tener una sexualidad abierta, rompamos con los tópicos !!!