Como os comentamos el otro día, dos estudios realizados por investigadores de la Universidad de Rochester (EEUU), por la Universidad de Trnava (Eslovaquia) y la Academia Eslovaca de Ciencias, publicado en la revista Personality and Social Psychology Bulletin reveló que las mujeres consideran a las que visten de rojo como rivales sexuales ya que parecen sexualmente más receptivas y más promiscuas.
En el estudio realizado en 2008 los psicólogos de la Universidad de Rochester también estudiaron a los hombres; éstos consideraron que las mujeres vestidas de color rojo les resultan sexualmente más atrayentes. Lo más interesante es que, según los autores, no es algo aprendido socialmente porque no solo les ocurre a los seres humanos. Los chimpancés y los babuinos hembra, por ejemplo, se ruborizan visiblemente cuando se acerca la ovulación para atraer a los machos. Según Andrew Elliot ésto confirma que hay una gran similitud en el modo en que los primates y los humanos responden al rojo.
Los jugosos labios rojos
Según cuenta Desmond Harris en su libro La mujer desnuda, cuando una mujer se excita sexualmente, los labios de su vulva se enrojecen y se ponen turgentes. Al mismo tiempo, los labios de su cara también se hinchan y se ponen más rojos y sensibles. Quizá por ello, de manera intuitiva las mujeres se pintan los labios de rojo desde hace miles de años como una manera de atraer sexualmente al hombre explotando esa asociación inconsciente entre la vulva y la boca.
En la ciudad de Ur, sur de Iraq actual, la reina Puabi que reinó hace 4.500 años fue enterrada con maquillaje suficiente para la vida eterna entre el que se encontraba un rojo brillante para los labios y en el 1150 a.C. las prostitutas egipcias utilizaban un ocre rojizo mezclado con grasa animal para realzar sus labios. Los cosméticos evolucionaron y ya en el Siglo II las mujeres palestinas habían conseguido innovar introduciendo los colores labiales frambuesa y púrpura.
En todas las culturas en las que se intentó suprimir la libertad sexual, la pintura de labios también fue condenada y prohibida. En Inglaterra, en el siglo XVIII, se prohibió a las muchachas pintarse los labios porque la pintura «atraía de tal modo a los hombres que acababan accediendo al matrimonio, engañados por la artimaña». Para esquivar la prohibición a las jovencitas no les quedó más remedio que recurrir a pellizcos fuertes en los labios y chupar palitos de granadina en los segundos previos a su entrada en las actos sociales.
Durante la hipócrita Era Victoriana, el color de labios rojo sólo se podía disfrutar en los burdeles hasta que en 1920 regresó con fuerza a todos los estratos sociales en un vivo color sangre. Durante la Segunda Guerra Mundial, los carteles de reclutamiento mostraban labios rojos femeninos que prometían apoyo de las mujeres a todo el que defendiera el país. Pasada la guerra y con el auge del feminismo, la pintura de labios fue considerada una concesión al deseo masculino aunque durante la guerra de Vietnam muchas mujeres manifestaron su repulsa pintándose los labios de color negro, azul o púrpura.
En 1980 el carmín rojo regresó para quedarse aunque actualmente parece ceder espacio a una artimaña publicista más agresiva: labios jugosos que brillan simulando humedad y lubricación: rosados, casi virginales.
Ya no quieren que sean labios, quieren que sean, en palabras de Desmond Harris «una supervulva».
2 comentarios
[…] os contamos en Una supervulva, dos estudios realizados por investigadores de la Universidad de Rochester (EEUU), por la […]
Seguramente la manzana que Eva le dio a Adán era de color rojo, y ahí empezó todo….