
El punto Gräfenberg, a menudo también conocido como punto G, es una pequeña zona del área genital de las mujeres localizada a unos 2.5 a 7.6 cm desde la abertura vaginal y la uretra hasta la parte frontal (anterior) de la pared vaginal. Se denomina «punto G» desde 1981 en honor al alemán Ernst Gräfenberg, que lo descubrió en los años 40 por casualidad, mientras estudiaba la uretra femenina. El concepto alcanzó la cultura popular después de la publicación de The G spot and Other Recent Discoveries About Human Sexuality por Alice Kahn Ladas, Beverly Whipple, John Perry y colaboradores en 1982.
Desde ese momento se ha suscitado una fuerte polémica entre los estudiosos de diversas áreas científicas sobre su existencia real, localización, estructura y definición. La última polémica sobre la existencia del Punto G se ha originado tras la publicación de un artículo en Clinical Anatomy Review, dedicado íntegramente a revisar la terminología más utilizada por los sexólogos para referirse a la sexualidad femenina.
En este estudio Giulia y Vincenzo Puppo del Departamento de Biología de la Universidad italiana de Florencia, afirman que términos tan extendidos como “punto G” u orgasmo vaginal o clitoridiano, son incorrectos.
Según el artículo científico, el término correcto sería, sencillamente, “orgasmo femenino” y el clítoris debería ser rebautizado con el nombre de “pene femenino”.
¿Cuestión de terminología?
Según Giulia y Vincenzo Puppo “El clítoris interno no existe; todo el clítoris es un órgano externo. El clítoris no está formado por dos arcos, sino por glande, cuerpo y raíces. Los `bulbos del clítoris`es un término incorrecto tanto desde el punto de vista embriológico como anatómico: el término correcto es `bulbos vestibulares’ “.
Es más, según los investigadores, las mujeres no llegan al orgasmo vaginal, éste en realidad está causado por los órganos eréctiles que rodean la vagina. La clave para el orgasmo de las mujeres está en el “pene femenino”, los labios menores y el cuerpo esponjoso de la uretra.
“En todas las mujeres, el orgasmo es siempre posible si los órganos eréctiles femeninos son debidamente estimulados durante la masturbación, el cunnilingus, la masturbación por parte de la pareja o durante los coitos vaginal o anal, si el clítoris es estimulado al mismo tiempo con un simple dedo ya que con el pene es imposible porque el pene masculino no puede entrar en contacto con el clítoris durante un coito vaginal”.
Vincenzo y Giulia Puppo, argumentan que la mayoría de las mujeres no llegan al orgasmo durante el coito y que ésto es debido a que el orgasmo vaginal no existe. “Los expertos en medicina sexual y los sexólogos deben difundir certezas entre todas las mujeres, basadas en las bases biológicas del orgasmo femenino, y no hipótesis u opiniones personales”.
Según un estudio llevado a cabo en Reino Unido, una de cada cuatro mujeres siempre consigue el orgasmo con la penetración; una de cada dos, generalmente; una de cada ocho, rara vez; una de cada veinte, nunca. Subestimar a las que lo consiguen argumentando que son falacias puede resultar hiriente y subestimar a los investigadores afirmando que los estudios que éstos han realizado son hipótesis u opiniones personales y no investigaciones serias, es insultante.
Estudios que prueban la existencia del Punto G
Emmanuele Jannini, profesor de sexología médica de la Universidad de l’Aquila en Italia, creyó a las mujeres que afirmaban haber llegado al orgasmo durante el coito, por eso realizó una serie de experimentos con ultrasonidos y ecografías. El resultado, publicado en 2008 en la revista Journal of Sexual Medicine, demostró que era posible determinar el tamaño y la forma de la capa que está detrás del muro vaginal principal, la zona uretrovaginal en donde estaría localizado el punto G, mediante una exploración de ultrasonido o ecografía.
El estudio publicado en The Journal of Sexual Medicine en abril de 2012 documenta que esta estructura anatómica sí existe. Adán Ostrzenski, del Instituto de Ginecología en San Petersburgo, llevó a cabo estrato por estrato una disección de la pared vaginal en un cadáver de 83 años de edad. La disección establece la presencia del punto G, una bien delineada estructura situada en la zona dorsal (espalda) de la membrana perineal, 16,5 mm de la parte superior del meato uretral, formando un ángulo de 35 grados con el lateral (lado) la frontera de la uretra.
Recientemente, Barry Komisaruk sometió a once mujeres a un experimento consistente en observar sus reacciones ante determinados estímulos sexuales.
Una de las pruebas consistía en introducirse un vibrador cilíndrico de 15 cm. con el que tenían que estimularse varias zonas de su cuerpo para determinar la respuesta cerebral ante el placer que sentían si el punto era la vagina, el clítoris o el pecho. Los resultados fueron asombrosos: hasta casi 30 áreas del cerebro respondían a los estímulos.
De este modo, como declaró en una entrevista al periódico El Mundo “Hemos demostrado, por primera vez, que la estimulación de la vagina, el cuello del útero y el clítoris activa tres sitios distintos y separados en la corteza sensorial. Las tres representaciones se agrupan en la misma región de la corteza sensorial, al igual que la estimulación de los genitales de los hombres activa zonas de esta área. Para nosotros lo que sí fue una sorpresa es que la autoestimulación del pezón activa no sólo la región de la corteza sensorial que esperábamos, sino que también activa las mismas zonas que la región genital, lo que explicaría por qué algunas mujeres pueden tener orgasmos a través del tocamiento del área mamaria”.
No sólo eso, Barry Komisaruk demostró que las mujeres pueden tener orgasmos vaginales sin necesidad de estimulación directa o indirecta del clítoris, algo que ya se había planteado con el descubrimiento de puntos erógenos como el U que se encuentra justo encima y a cada lado de la abertura uretral, el A que está entre el cuello de la matriz y la vejiga y el K, justo en el cuello del útero.
Cómo estimular el Punto G
El punto G se encuentra a unos cinco centímetros de la entrada de la vagina y su piel es firme al tacto, ya que allí se nota un músculo largo y bastante fino que se une con el cuello del útero. Es un punto muy sensible a la presión, y se endurece bajo ésta, creando una ligera hinchazón, un pequeño monte redondeado.
Si se estimula con presiones rítmicas y con movimientos circulares,suele causarse una contracción espontánea de la vagina, sobre todo en la entrada. Para encontrarlo colócate con la espalda curvada, la mano sobre el pubis, introduce el dedo índice tieso (no doblado) hasta localizar un punto con las características antes descritas.
Si quieres que lo encuentre tu amante, hay dos maneras con las que le resultará más sencillo localizarlo:
Tumbada boca arriba con las piernas separadas, él arrodillado a la altura de tu costado, la palma de la mano sobre tu pubis; si introduce el dedo y lo dobla, su yema estará a la altura exacta.
Acostada con el culo sobre un cojín o un almohadón, el sentado o arrodillado enfrente tuyo; si introduce el dedo rígido hasta el fondo dará con él.
Posturas sexuales que estimulan el Punto G y el clítoris a la vez
Los investigadores Giulia y Vincenzo Puppo afirman que el pene masculino no puede entrar en contacto con el clítoris durante un coito vaginal.
Lamentamos contradecirles ya que hay posturas que permiten que el pene frote el clítoris durante el coito vaginal como prueba la experiencia personal de millones de mujeres, el Kamasutra y expertos en sexología como Régine Dumay quien en su libro El placer de las mujeres recomienda las siguientes posturas que permitirán que el pene frote el clítoris mientras penetra la vagina.
Ella se tumba de espaldas en el borde de la cama, eleva las piernas en alto formando una L y apoya las plantas de los pies en el pecho de él o en sus hombros. Él la penetra arrodillado.
Sentados frente a frente sobre la cama con las piernas estiradas, ella se sienta sobre él, ambos se mueven girando la pelvis, cada uno en el sentido contrario al otro, impulsándose con los brazos que están apoyados en la cama a su espalda.
Posturas que estimulan el Punto G
La postura del andrómaco: él acostado boca arriba, ella encima, de cuclillas o arrodillada, el busto erguido. Una de las posturas favoritas de las mujeres ya que se controla todo el acto sexual y él puede masturbar el clítoris, el ano y apretar los pezones para intensificar el placer.
Una variante muy placentera: ella se echa para atrás todo lo que puede y se apoya en los codos. El único inconveniente: hay que tener cuidado con el ángulo ya que si la mujer arquea el cuerpo hacia atrás con demasiada fuerza puede lastimar el pene del hombre.
La Unión del antílope: los dos arrodillados en el suelo frente a una cama, ella apoya el pecho sobre ésta y él la penetra por detrás. Se estimulará el Punto y la pared vaginal.
La Unión del elefante: ella tumbada boca abajo con las piernas cerradas si desea apretar firmemente el pene o abiertas para facilitar la penetración, él tumbado encima de ella totalmente la penetra por detrás. Si se apoya en los brazos podrá penetrarla con más fuerza. Excelente para estimular el Punto G y las paredes vaginales frontales.
La Unión del Emú:los dos de pie, ella de espaldas a él, con el cuerpo ligeramente inclinado hacia adelante y las piernas separadas. Él la atrae hacia él cogiéndola de las caderas y la penetra. Cuanto mayor sea el ángulo de inclinación del cuerpo de la mujer, mayor será la profundidad de la penetración. Si ella se apoya en una mesa u otra superficie, él podrá penetrarla con más fuerza intensificando el placer (con cuidado, ya que puede lastimarla si golpea el cuello del útero). Con esta postura se estimulan las paredes frontales de la vagina y el Punto G. Además, el hombre puede acariciar el clítoris aumentando el placer.
La unión de la abeja:él sentado con las piernas estiradas hacia adelante, ella se sienta a horcajadas sobre él que la agarra por la cadera para facilitar el movimiento rítmico de penetración. Variante: ella se arrodilla arqueando el cuerpo para atrás. Ambas posturas facilitan la estimulación de las paredes delanteras vaginales y el Punto G.
Tumbada de espaldas con las piernas sobre los hombros de él: Todas las variantes de esta postura son muy intensas, ya mantenga las piernas en perfecta L, ya apoye los muslos contra su propio pecho. La más placentera es aquella en la que ella apoya sus pies en el pecho de él.
La Posición lavabo: ella sentada con el sexo más alto que la base del pene de él, él la penetra de frente.
Hasta que los entendidos en el tema se pongan de acuerdo, podéis ir practicando. Os aseguramos que el placer está garantizado: este punto es todo un puntazo.
“Heart of Gold” – Neil Young
7 comentarios
Ufff yo lo encuentro cada vez que estoy con mi pareja, sobre todo cuando introduzco mi lenguita en su vajinita jugosa que rico, que extasis indudablemente la satisfago mas que cualquier hombre de eso estoy completamente segura
Muy bueno e interesante el reportaje, aunque al final del mismo sigamos sin saber que pasa con el misterioso punto G
Pués nosotros no lo encontramos ni hartos de vino. Donde leches esta el punto ese? . Igual estas mal hecha Mary, jaajajaj
Pués mi señora no lo encuentra….ande andará.jajajajaj
El que busca encuentra, yo si que se lo encontré a mi chica,¡¡¡¡ y no veasssss !!
Me encanta esta técnica y desde luego merece la pena buscarlo para alcanzar el “sumum de la petit mort “
Esta técnica si que es un ….PUNTAZO, me encanta !!!