El origen de la celebración de San Valentín
Otro año más las calles se llenan de flores, corazones, parejitas y… amargados que se quejan de que es una fiesta americana como la de Halloween.
Pues ni una ni otra lo son, ambas son europeas. El día de san Valentín es típicamente occidental, se remonta a la Europa germánica (incluido el actual Reino Unido) desde donde pasaría a los Estados Unidos y allí a gran parte del mundo.
Eso no quita para que fueran los norteamericanos los que la mercantilizaran (como a la otra) dándole el sentido que tiene en la actualidad. Concretamente Esther A. Howland quien, en 1842, comenzó a vender las primeras tarjetas postales san Valentín o «valentines», con símbolos como Cupido (dios romano del deseo amoroso, hijo de Venus y Marte), corazones, y parejas enamoradas.
La leyenda de San Valentín
La fiesta de San Valentín fue declarada por primera vez alrededor del año 498 por el papa Gelasio I. Según la Enciclopedia Católica, San Valentín fue posiblemente uno de los tres mártires ejecutados en el año 270 d. C. durante el reinado del emperador Claudio II. Cuenta la leyenda que Claudio II prohibió mediante decreto el matrimonio de los soldados al considerar que, de este modo,se entregarían mejor a las armas. Valentín, médico romano convertido al catolicismo, se rebeló contra esta prohibición, casando a los enamorados en secreto.
El emperador Claudio II tuvo noticias de ello, pero como San Valentín gozaba de un gran prestigio, lo llamó para intentar disuadirle. Valentín defendió el cristianismo con tal fervor que a punto estuvo el emperador de ser él el convertido. Azuzado por el gobernador de Roma, llamado Calpurnio, el emperador recuperó la cordura y ordenó que encarcelasen al santo.
El oficial Asterius, encargado de hacerlo, quiso ridiculizar y poner a prueba al preso, y le retó a que devolviese la vista a una hija suya, llamada Julia, que nació ciega. Valentín aceptó y, en nombre del Señor, le devolvió la vista. De nada sirvió este milagro, el emperador lo mantuvo preso y lo mandó ejecutar el 14 de febrero del año 270.
Asterius y su familia, sin embargo, se convirtieron al cristianismo; y Julia, agradecida por haber recuperado la vista, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba, símbolo desde entonces de la amistad y amor duraderos.
A pesar de que tiene toda la pinta de ser un hecho verídico, los historiadores consideran que es una leyenda creada en la Edad Media para darle una justificación religiosa a la celebración de la cercanía de la Primavera en algunos países nórdicos.
Éste es el motivo por el cual la Iglesia Católica decidió borrarla del calendario eclesiástico en el año 1969, al igual que a otros santos cuyo origen sea posiblemente legendario.
No obstante sigue siendo venerado por la Iglesia Ortodoxa y la Iglesia anglicana, y en 2014, el Papa Francisco decidió participar de su celebración en un intento por competir contra el Corte Inglés y devolverle el sentido religioso.
Pobre hombre.