
Una fascinante exposición sobre sexualidad
The Institute of Sexology: Undress your mind
Amuletos fálicos romanos, estatuillas de marfil de amantes entregados, un cuadro gouache hindú del siglo XIX de la silueta de un camello compuesta por parejas copulando, fotografías de hombres enmascarados con bigote y tutú rosa, controvertidas obras de arte contemporáneas… forman parte de la exposición The Institute of Sexology: Undress your mind, que se exhibe en el museo londinense Wellcome Collection, hasta septiembre de 2015.
Puede que uno de los objetos más interesantes sea una réplica del famoso Orgone, una caja diseñada por Wilhelm Reich, médico, psiquiatra y psicoanalista austriaco-estadounidense de origen judío, para proporcionar orgasmos a cualquiera que entrara en ella ya que, según el, la cura para los problemas de la sociedad reside en que «la gente tenga orgasmos frecuentes».
Muchos de los objetos expuestos pertenecen a la colección privada de sir Henry Wellcome (1853-1936), farmacéutico, empresario, filántropo y coleccionista, fundador de esta institución consagrada a «las conexiones entre la medicina, la vida y el arte» para saciar a los «curiosos incurables».
Dos centenares de piezas que abarcan el arte, material de archivo poco común, el erotismo, el cine y la fotografía, lo que la convierten en la primera exposición del Reino Unido dedicada íntegramente a la sexualidad.
El Instituto de Sexología investiga cómo la práctica de la investigación sexual ha dado forma a nuestras actitudes en constante evolución hacia determinación de la identidad y conducta sexual. Moviéndose entre las patologías de la perversión e ideas controvertidas sobre lo que se considera “normal”, la exposición muestra cómo se ha observado, analizado y cuestionado la sexualidad desde el siglo XIX hasta nuestros días.
El título de la exposición es un homenaje a Magnus Hirschfeld, un famoso médico, sexólogo judío alemán. Activista defensor de los derechos de los homosexuales y los travestís, fundó en 1897 el Comité científico humanitario para defender los derechos de los homosexuales y en 1919 abrió en Berlin el Instituto para el estudio de la sexualidad; contenía una inmensa biblioteca sobre sexo, proveía servicios educativos y consultas médicas, y contenía un Museo del sexo, un servicio educacional para el público.
Desgraciadamente, los nazis destruyeron su biblioteca en mayo de 1933 forzándole al exilio.
La exposición en su conjunto es también un tributo a otros pioneros de la sexología, que con sus experimentos e investigaciones se enfrentaron a prejuicios y tabúes al convertir al sexo en un objeto más de discusión pública y de estudio: Sigmund Freud, Mortimer Granville, William Masters y Virginia Johnson, Alfred Kinsey, Mary Stopes son algunos de esos hombres y mujeres que abrieron camino al resto.
Los visitantes muestran incredulidad y estupefacción ante la imaginación mostrada por los antiguos, como si les costara entender que la búsqueda y satisfacción del placer es una necesidad intrínseca al ser humano. Puede que así sea, Honor Beddard, una de las comisarias de la muestra, sentencia «A cada generación le gusta pensar que ha inventado el sexo, pero queremos poner a prueba la idea de que somos más experimentales o sabios que nuestros antepasados. Quizá tengamos mucho que aprender de ellos…».