Y Todo a Media Luz …

Las velas son cómplices del sexo más romántico y sensual. Con su luz ayudan a crear un ambiente casi mágico, muy íntimo y agradable. Algunas incluso tienen diferentes aromas para que además de tintineante luz podamos disfrutar de un olor suave y agradable que ayuda a estimular los sentidos.

Hay que tomar ciertas precauciones cuándo encendemos velas decorativas, sobre todo no encender aquellas con un recubrimiento dorado o plateado porque pueden formar mucho humo. Es preferible escoger siempre velas naturales que creen un ambiente limpio y agradable.

Pero las velas pueden tener además una función muy diferente si escogemos velas para masajes, de esas que es posible comprar en muchas herboristerías y páginas de internet. Se trata de velas que en lugar de estar fabricadas con cera normal, están hechas de aceites de masaje que contienen algunos aceites esenciales de plantas aromáticas y medicinales con diferentes propiedades.

Prepara el ambiente

Si vas a dar un masaje sensual a tu pareja lo primero es preparar el ambiente. Apaga la luz y enciende unas cuantas velas, incluida una vela para masajes situada cerca de la cama. Las hay con diferentes olores y propósitos, desde las más relajantes hasta las sensuales o estimulantes.

Escoge según el propósito y eso sí, ten cuidado de que no se mezclen demasiados olores en el cuarto. El resto de las velas es preferible que no estén perfumadas para no sobrecargar el ambiente y crear rechazo en lugar de un ambiente agradable.

Una música de fondo, no demasiado alta y que os guste a los dos puede acabar de redondear un ambiente muy sensual y algo misterioso, sobre todo si es una sorpresa para tu pareja que llega a casa y se encuentra con que la habitación es toda una sala de masajes oriental. Puedes escoger algún disco de música japonesa instrumental para terminar de recrear ese ambiente.

Invita a la otra persona a que se dé una ducha y vuelva para disfrutar de tus manos por todo su cuerpo.

No caigas en la tentación de entrar en la ducha tu también, aunque también puedes tenerle preparado un baño y ayudarle a desnudarse y enjabonarse.

Cuidado con el calor

Las velas de masaje funcionan exactamente igual que el resto de las velas. Cuando la llama calienta el aceite se funde y si se apaga, se va solidificando nuevamente a medida que recupera el frío.

Hay que tener mucho cuidado al recoger el aceite para no quemarnos. Lo ideal es tener una especie de cuenquito y verterlo allí según se va fundiendo. Normalmente, al caer de un recipiente a otro ya se enfriaría, por lo que el segundo cuenco es preferible que esté algo caliente. Para esto es suficiente con tenerlo cerca de otra vela. Lo tomamos en la mano con cuidado y lo aplicamos en el cuerpo de la otra persona.

Es mejor que nos quedemos cortos a que nos pasemos y dejemos a nuestra pareja convertido en un resbaladizo y escurridizo pez. Poco a poco iremos viendo la cantidad de aceite apropiada y para que nuestras manos resbalen adecuadamente por su piel pero que esta pueda ir absorbiendo una parte sin quedar demasiado pringoso.

Juega a explorar todo su cuerpo con las manos. El masaje no tiene que limitarse a la espalda. La nuca, los brazos y las piernas también están incluidos. Y por supuesto el culo y el sexo también son zonas que agradecen especialmente un lubricado masaje juguetón y decidido aunque es preferible no usar estos aceites en el interior de la vagina.

Las manos y algo más

Pero si crees que tus manos son las únicas herramientas que puedes usar para dar un masaje entonces te estás perdiendo una amplia gama de posibilidades. Nadie pide que se alcancen las dotes de algunas especialistas capaces de caminar por la espalda de un hombre sin dañarlo. Esas cosas es preferible no probarlas so pena de acabar en urgencias teniendo que dar embarazosas explicaciones. Pero el pecho, tanto del hombre como las tetas de la mujer, es mucho más fácil de controlar y totalmente apetecible.

Sentir como nuestra pareja se frota contra nosotros y se restriega resbalando contra la espalda es algo tremendamente erótico además de físicamente muy agradable. Por supuesto, llegado el momento podemos darnos la vuelta y disfrutar del pecho contra pecho ya combinándolo con besos y caricias mutuas.

Como a esas alturas ambos tendréis suficiente aceite por encima como para estar ligeramente resbaladizos y poder jugar a enredaros y desenredaros con facilidad. Este tipo de aceites suelen limpiarse fácilmente de las sábanas, por lo que no pasa nada si se manchan, aunque es mejor quitar mantas y colchas.

Otros juegos con estas velas

Una forma divertida de usar estas velas y su aceite es derramándolo sobre el cuerpo de la otra persona directamente. ¿Quiere esto decir que volcaremos todo el aceite fundido sobre la piel así, sin más?.

Por supuesto que no, o conseguiremos una gran quemadura.

Para este tipo de juegos es mejor usar una vela que sea blanca ya que los colorantes por lo general, aumentan el calor del aceite fundido. Hay muchas maneras de jugar. Si nos sentamos al lado de la pareja debemos de sostener el vaso de la vela en alto, tanto como nos permita el brazo y dejar caer a gotitas.

Si vemos que es demasiada altura o queremos ir probando situaciones, se va bajando lentamente. No se trata de quemar, sino de producir un estremecimiento por el toque de calor al caer sobre la piel, aumentado por el hecho de que la otra persona no sabe en qué momento puede caer la siguiente gota.

Si lo que nos gustan son los contrastes, entonces se puede tener un vaso de agua helada o un poco de hielo. De este modo la persona nunca sabrá si lo que va a caer sobre su espalda es una gota helada de hielo fundido o un poco de aceite que casi queme.

Muchas personas encuentran especialmente sensual combinar ambas sensaciones o incluso pasar un poco de hielo tras dejar caer la gota de aceite.

Probad, descubrid lo que os gusta y sobre todo divertiros haciéndolo, esa es la clave de cualquier juego.

“A Media Luz” – Julio Iglesias